Por mí aquí y ahora
i todavía es temprano. Además, la coci
a. Accedió porque su hijo lo llamó para advertirle de que más bien cedía o bien
endido, eso no es necesario
pasando todas esas noches sin compañía, solo, desde qu
ya no se quedará más solo en
ico que se oyó fue la lluvia cayendo y los limpiaparabrisas resbalando por encima del cristal-,por eso mis
-insistí sonriéndole. Si comenzábamos con ella impidiéndome crear vínculos con el señor Hebert, eso
eri se crisparon; yo, en r
pueda pasar a cenar con nos
cara; ella debía de creer que yo no
tengas muchísim
o favorito, tal vez sepa prep
y siguió conducie
auto, nos metimos por una zona de casas más bajas con vistas a la costa, a la hermosa costa y continuamos a
ena húmeda y blanca, inspirar profundo; la mezcla de o
bién me pasó otra nota más, con los números de urgencia; me indicó dónde quedaba el hospital, la biblioteca, el pub; y la galería de artes con sus esplendidas exposiciones, me contó algo acerca de los vecinos más cercanos al señor Hebert, y también
e que escuchar de mis conocidos y familiares, cuando acepté el trabajo, las opin
s encantador. Y no te tienes que preocupar por nada, encontrarás que el sitio es súper tranquilo, incluso en pleno verano cuando llegan los turistas. Aquí es una zon
ara ella los nombres de los medicamentos, las dosis y los horarios de todas las tomas que debía administrarle al señor Hebert. Pero, no lo hice. No batallaría su desconfianza con palabras, sino con hechos, porque todavía estaba latente aquello de
no era el primer paciente hombre, con un ca
para que todo saliera bien con él. En cuanto había visto su fotografía y leído un poco acerca de su vida
un señor Albert rodeado de libros, pinturas y garabatos abstractos, que algunos eran pinceladas cargadas de color y energía, sus escritos llenos de explosiones de tonalidades, sabiduría y una bienvenida a un mundo de fantasía que estaba segura de que aún debía vivir en algún r
ler seguía en pie en la biblioteca de su casa. Su terapeuta ocupacional no conseguía siquiera que él volvies
asas de sus amigos y vecinos, y que incluso había un par de sus libros en la biblioteca y en la peluq
cribir, o tal vez pintar... Con la tecnología de hoy, él
e entre frondosos arbustos y árboles que formaban tupidos bosques entre las casas,
realmente paradisíaco, incluso
una curva que se int
que ves allí -indicó apenas
con dos plantas más de altura, en ladrillos anaranjados que en ese instante se veían oscurecidos en un tono bor
, el pasto estaba alto y tapado casi por completo por algunas malezas, si bien los arbustos que estaban for
se perdía hacia el fondo de la propiedad. Entonces
ino a la entrada y al instante la p
Instagram y Facebook, si bien a mí no me gusta usarlos casi n
día e hizo más que eso. Las fotografías de sus perfiles no le ha
na chaqueta negra de punto de mangas largas que se había arremangado hasta los codos, dejando a la vista los antebrazos más sexis que yo
entraran ganas de orinar (en el mejor sentido, porque hay un buen sentido en orinarse encima de la emoción al ver a un tipo con un ancho de hombros que es puro múscu
aunque tal vez estuviese yendo demasiado lejos. Que Thiago fuese amable conmigo al hablar de trabajo no implicaba que no tuviese novia o que estuviese interesado en mí. Otra vez me encontré intentando hacer memoria para recor
r y me miró después de oír a T
Ella frunció el entrecejo, nad
negro para correr hacia el coche por el lado de la señor
e -nos avisó moviéndose hacia
mi bolso y mi moch
el mal
a por detrás de la señora Gomeri mientr
sto cuando nosotras, a resguardo d
era mucho más que la sonrisa de un colega. Para delicia de mi sentido de la vista, su sonrisa fue un ge
l, o quizá él se compadeciera de mí, porque con su sonrisa de mil voltios todavía en alto me guiñó un ojo. Mis piernas, que en condiciones normales
oz áspera que vino acompañada de un andar cansino
ron con los ojos acuo
antalones de vestir, mocasines, camisa de un blanco cremoso y chaleco. Su cabe
apoyaba sobre su lado derecho. Según constaba en el informe, después de sufrir el ictus había padecido dificultades con la movilidad de su lado izquierdo, por eso Jamie aún estaba por allí. Fue él quien me explicó que la mano izquierda de Hebert