¿Mi exmujer es una magnate?
Autor: CARLITO SAN PEDRO
GéneroRomance
¿Mi exmujer es una magnate?
Marina se quedó boquiabierta cuando vio el acuerdo de divorcio.
Una vez que volvió en sí, preguntó: "Entonces, ¿Loraine realmente quiere el divorcio?".
De repente a la chica se le ocurrió algo y, con el rostro ensombrecido le preguntó a su hermano:
"Marco, ¿crees que esa mujer puede querer quedarse con la mitad de tus bienes? No puedes dejar que eso suceda. ¡No firmes esos documentos!".
Sentimientos encontrados se arremolinaron en la mente de Marco después de que leyera el acuerdo de divorcio.
"Al contrario. Loraine no quiere nada de mí", murmuró el hombre.
"¿Eh? ¡Eso es imposible!", contestó Marina al mismo tiempo que le arrebataba el documento a su hermano.
La chica no podía creer lo que estaba viendo... Una de las cláusulas estipulaba claramente que Loraine estaba dispuesta a renunciar cualquier patrimonio o compensación.
Además, el acuerdo ya había sido firmado por Loraine.
Una vez que Marina asimiló lo que había leído, la noticia le pareció fantástica.
"¡Eso es genial, Marco! Como no tienes que darle ni un centavo, debes divorciarte lo antes posible. ¡Así podrás casarte con Keely!".
La idea de deshacerse de Loraine alegró el corazón de Marina, y no podía esperar verla desolada y perdida tras el divorcio. La chica estaba tan inmersa en su ensueño que no notó que el rostro de su hermano se había tornado sombrío.
"¡Cállate! ¡Fuera de aquí!".
Al segundo siguiente, Marco le ordenó a Carl: "Sácala. Y dile al departamento de seguridad que no le pueden permitir la entrada a la empresa sin mi autorización".
Abriendo los ojos como platos, Marina espetó: "¡Marco! ¿Por qué haces esto? ¡Soy tu hermana!".
Para consternación de la chica, este no le prestó atención.
Después de que Marina fuera echada de la empresa, la oficina de Marco volvió a estar en silencio. Sin embargo, su cabeza estaba hecha un lío. Se sintió muy deprimido mientras pensaba en Loraine.
Unos minutos después, el hombre tomó su celular y marcó el número de su esposa.
Después de algunos tonos, por fin recibió respuesta.
"¿Por qué no contestaste a mis llamadas?", preguntó Marco molesto.
"Seguramente ya recibiste el acuerdo de divorcio, ¿verdad?", preguntó una voz femenina con indiferencia al otro lado de la línea.
"¿Es eso lo único que quieres decirme?", preguntó el hombre.
"Sí, eso es todo. Simplemente firma el documento, para que ambos podamos volver a ser libres".
La voz de Loraine no mostraba ninguna emoción, lo cual fue la gota que colmó el vaso. "¿Quién era ese tipo que vino a buscarte al hospital? ¿Es él la razón por la que quieres divorciarte de mí?", gritó Marco.
"No tienes ningún derecho a interrogarme. No deberías molestarte en preocuparte por lo que hago con otros hombres. Mejor ve a buscar a tu Keely", contestó Loraine en tono sarcástico.
Marco se quedó sin palabras, pues fue él quien primero dudó de la sinceridad de su esposa en el asunto relacionado con Keely.
"Loraine, ¿por qué estás haciendo todo esto? Te dije que te compensaría por lo que Keely hizo".
Después de soltar una risita burlona, la mujer contestó:
"Te lo diré por última vez; no quiero tu dinero. Solo dame el divorcio. ¡Firma los documentos ya!".
Marco estaba tan molesto por la terquedad de Loraine que apretó su celular con tanta fuerza que casi lo rompió.
Ninguna mujer se había atrevido a enfrentarse a él ni a rechazarlo. Loraine, por su parte, estaba tratándolo como si fuera un trapo del que se quería deshacer cuanto antes. ¡Vaya insolencia!
"Ya que tanto insistes, haré lo que me pediste. Solo espero que no te arrepientas después".
"No te preocupes, Marco. Te aseguro que no me arrepentiré. De hecho, lo que más lamento es haberme casado contigo", pronunció Loraine con sorna.
Acto seguido, colgó.
En un ataque de resentimiento, Marco firmó el acuerdo de divorcio.
A partir de entonces, el proceso de divorcio siguió su cauce.
Al principio, el hombre creyó que Loraine suspendería el proceso en algún momento. Pero, para su sorpresa, todo transcurrió sin problemas.
Una vez que el trámite concluyó, Marco no volvió a escuchar ninguna noticia de Loraine. Fue como si la tierra se la hubiera tragado.
Dadas las circunstancias, el hombre decidió seguir con su vida. Sin embargo, de vez en cuando pensaba en ella, lo cual le desagradaba mucho. Se recordó a sí mismo que no debía malgastar el tiempo en pensamientos relacionados con ella.