¿Mi exmujer es una magnate?
Autor: CARLITO SAN PEDRO
GéneroRomance
¿Mi exmujer es una magnate?
En el hospital.
"Señorita, la paciente aún no se ha despertado, ¡así que no puede pasar!".
"¡Fuera de mi camino! ¡Sé que está ahí dentro!".
Los ojos de Loraine se abrieron lentamente cuando escuchó la conmoción.
Mientras volvía la cabeza con mucho esfuerzo, vio a una enfadada Marina empujando a la enfermera a un lado, y caminando hacia su cama.
Esta miró a Loraine como si estuviera a punto de abalanzarse sobre ella y destrozarla, antes de decir: "¡Eres una desgraciada! ¿Cómo te atreviste a intentar matar a Keely? Su riñón resultó gravemente herido, y ahora su estado es crítico. ¡Te pudrirás en la cárcel!".
"¡Yo no traté de matarla!", contestó Loraine mientras se incorporaba débilmente.
"¡Por supuesto que sí! Ni siquiera intentes mentir. Si no fuiste tú quien la apuñaló, ¿entonces quién fue? Solo estaban ustedes dos en la cocina. ¿Estás tratando de decir que Keely se apuñaló a sí misma? Estás celosa de ella porque mi hermano la quiere mucho. Intentaste matarla por envidia".
Loraine estaba a punto de responderle a Marina, pero se detuvo cuando vio a Marco entrar en la habitación.
Su esposo era un hombre alto de cejas perfectamente delineadas y ojos oscuros.
Loraine miró a Marco como si fuera su salvador y dijo:
"Tienes que creerme. Yo no lastimé a Keely".
Dirigiéndole una mirada fría a su esposa, el hombre espetó:
"Ahórrate tus excusas, Loraine. No puedes engañarme. Ya que tuviste el valor de hacer algo tan descabellado, debes enfrentarte a las consecuencias. Tienes que disculparte con Keely".
"¡Una mera disculpa no será suficiente!", gritó Marina. "El riñón de Keely resultó gravemente herido. Como castigo, Loraine tendrá que donarle un riñón".
Sin esperar la aprobación de su hermano, Marina se volvió hacia los guardaespaldas que estaban detrás de Marco, y les ordenó: "¡Llévenla al quirófano de inmediato!".
Sin más preámbulo, los hombres hicieron lo que se les ordenó.
Loraine estaba demasiado débil para luchar. Lo único que pudo hacer fue mirar a su esposo y preguntarle: "Marco, ¿por qué no me crees? ¿Vas a permitir esto?".
Por alguna razón, la mujer todavía tenía la esperanza de que su esposo se pusiera de su parte. Sin embargo, él se quedó clavado en el sitio, mirándola con indiferencia. Era obvio que estaba de acuerdo con la decisión de su hermana, lo que provocó que el corazón de Loraine se estremeciera de dolor.
¿Cómo podía su esposo darle la espalda tan despiadadamente? En ese momento todo su amor por Marco desapareció.
Ya era hora de dejar de amar a alguien que no la correspondería en lo absoluto. Estaba más que claro que ella no era nada para él. Peor aún, le importaba más Keely que ella.
Entonces, una ira sin precedentes se apoderó de Loraine, y decidió que ya no quería permanecer más tiempo en ese ridículo matrimonio.
"Marco, divorciémonos", sugirió la mujer, sonriendo con amargura.
Al escuchar esas palabras, Marco frunció el ceño, y miró a Loraine como si esta estuviera loca.
"Idiota, no escaparás del castigo divorciándote", dijo Marina con la voz llena de desdén.
Los ojos de Loraine se volvieron fríos mientras decía: "¿Por qué tengo que ser castigada por algo que no hice? Es absurdo que quieran que le done mi riñón a Keely. ¡Me gustaría verificar lo mal que se encuentra!".
Debido a la furia que la embargaba, una fuerza inexplicable se apoderó de Loraine, por lo que después de liberarse del agarre de los guardaespaldas, salió corriendo de la habitación.
Poco después, encontró la habitación de Keely.
Pero antes de que Loraine pudiera hacer algo, Marco se interpuso entre ambas mujeres.
"¿Qué quieres hacer?".
Keely se acurrucó en la cama y agarró el borde de la camisa del hombre, y dijo: "Marco, tengo mucho miedo".
Entonces el rostro del hombre se ensombreció y, mirando a Loraine gritó: "No hagas ninguna estupidez. ¡Solo arrodíllate y discúlpate con Keely!".
Una expresión de remordimiento apareció en el rostro de Loraine, mientras bajaba la cabeza y caminaba hacia la cama.
Ante eso, los ojos de Keely brillaron con orgullo. Miró a Loraine con gran expectación con los brazos cruzados.
Pero, para su sorpresa, la mujer levantó una mano y la dejó caer sobre su mejilla.
El sonido de la bofetada resonó por toda la habitación, dejando a todos los presentes helados y sorprendidos. En una fracción de segundo, Loraine arrancó la gasa que estaba en el abdomen de Keely, revelando un pequeño corte que ya incluso había dejado de sangrar.
Al percatarse de eso, Marco frunció el ceño.
"¡Mira! Solo tiene un pequeño corte. El cuchillo ni siquiera penetró en su vientre, y con eso pretende quitarme un riñón. ¡Buena jugada, Keely Haywood!".
Desde el principio, Loraine sospechó que esa mujer podría estar mintiendo. Como Keely se había herido ella misma, la mujer sospechó que el corte que se hizo no sería muy profundo.
Al final, resultó estar en lo cierto. Un corte insignificante como ese no podría haber afectado su riñón.
Keely, por su parte, se cubrió el vientre a toda prisa.
"Dime la verdad, Keely. ¿Qué fue exactamente lo que sucedió?", preguntó Marco con frialdad.
El rostro de esta se puso pálido, mientras tartamudeando decía: "Esto... Yo... No lo sé. ¿Cómo podría saberlo? Caí inconsciente después de que Loraine me apuñalara, y acabo de despertar. Es posible que el médico se haya equivocado en el diagnóstico".
"No creo que se trate de un malentendido. ¡Si no hubiera descubierto tu mentira, me habrían extraído un riñón sin piedad!". Después de soltar una risa irónica, Loraine agregó: "Además, si querías hacer parecer que tu riñón estaba herido, debiste haberte apuñalado por la espalda. ¿Por qué te hiciste un corte en el vientre?".
"¡Patrañas!". Mirando al hombre con pánico, Keely dijo: "¡Marco, créeme! Fue Loraine quien me apuñaló".
Marco miró a Keely con los ojos entrecerrados. Luego miró a su esposa y dijo: "Dame algo de tiempo para investigar esto. Si resulta que eres inocente, te compensaré con lo que quieras".
Loraine miró al hombre inexpresivamente, pues el amor que solía sentir por él se había esfumado.
En todo el tiempo que habían estado casados, Marco nunca le había dado nada de lo que ella quería. La compensación era solo porque quería proteger a Keely, que la dejara en paz.
Poniendo los ojos en blanco, Loraine repitió: "¡Solo quiero el divorcio!".
Al escuchar las palabras de su esposa, Marco la miró con sorpresa.
En tres años, esa fue la primera vez que miraba a Loraine con detenimiento.
Pero eso a ella no le importó un carajo, por lo que se dio la vuelta y se marchó sin mirar atrás.
En el momento en el que esta salió del hospital, comenzó a sentirse extremadamente débil, pues había usado toda su fuerza para enfrentarse a su esposo y a Keely.
Entonces sacó su celular, y marcó un número.
Unos minutos después, un auto negro se detuvo frente a ella. A continuación, un hombre apuesto con un traje pulcro se bajó del auto.
En ese momento las piernas de Loraine se debilitaron y se derrumbó.
Por suerte, el hombre la atrapó justo a tiempo.
Mirando al hombre con la mirada desenfocada, Loraine murmuró: "Tío Rowan...". Un segundo después, se desmayó en sus brazos.