¿Mi exmujer es una magnate?
Autor: CARLITO SAN PEDRO
GéneroRomance
¿Mi exmujer es una magnate?
El ambiente de la habitación estaba bastante tenso. Incluso parecía como si el aire se hubiera congelado.
Debido a la mentira de Keely, Marco estaba furioso.
El médico que había atendido a Keely estaba temblando como una gelatina.
"¿No dijo que el riñón de Keely había resultado herido y que necesitaría un trasplante urgente? ¿Cómo explica esto?", le preguntó Marco al médico con una expresión seria.
Gotas de sudor frío perlaron la frente del galeno, quien estaba demasiado asustado para hablar.
"¿Qué tipo de médico es usted? Debería trabajar en otra cosa. ¡Yo personalmente me encargaré de eso!", agregó Marco.
Al escuchar las palabras del hombre, el médico tembló de miedo, porque sabía que no estaba bromeando. Si lo denunciaba a la asociación de médicos, nunca más podría volver a ejercer su profesión.
Sin quedarle otra opción, el galeno confesó:
"Por favor no haga eso, señor Bryant. La señorita Haywood me ordenó darles ese diagnóstico. Le prometo que no volveré a hacer algo así".
"¡Fuera de aquí!".
Como el médico no se movió, Marco miró a su guardaespaldas, quien inmediatamente echó al hombre.
Entonces, se giró para mirar a Keely, cuyo rostro lucía pálido. Había una pizca de decepción en los ojos del hombre cuando preguntó: "¿Es cierto lo que el médico dijo?".
Keely se echó a llorar mientras decía: "No fue mi intención engañarte. Hice eso porque Loraine no quería que estuviera a tu lado. Me enojé mucho, así que decidí darle una lección".
"¡Suficiente!", exclamó Marco porque ya estaba harto de las excusas de la chica. A continuación preguntó: "¿Querías darle una lección a Loraine quitándole un riñón? ¿Cómo puedes ser tan cruel? ¿Sabes qué? Todo esto es culpa mía. ¡No debí haberte consentido tanto!".
Al ver que el hombre estaba enojado con ella, Keely comenzó a llorar con mayor intensidad mientras suplicaba:
"¡Marco, lo siento! No debí haber hecho eso. Es solo que estaba demasiado asustada. Desde que Jorge murió, no tengo a nadie más en quien confiar. Como mi cuerpo no se ha recuperado del todo, me da miedo que te canses de mí y me abandones. ¿Puedes perdonarme esta vez? ¡Por favor!".
Jorge Riley era un amigo de Marco, quien había muerto mientras lo salvaba. Antes de fallecer, Jorge le confió a Marco su prometida, Keely, y le pidió que la cuidara.
La actitud de Marco mejoró al acordarse de su difunto amigo y dijo:
"Le prometí a Jorge que cuidaría de ti, y tengo la intención de cumplir mi promesa".
Justo cuando Keely exhaló un suspiro de alivio, Marco dijo algo que resultó muy desagradable a sus oídos...
"Sin embargo, Loraine es mi esposa, así que no vuelvas a meterte con ella. Que este incidente sea el primero y el último. ¿Entendido?".
De inmediato, una expresión de sorpresa apareció en el rostro de Keely, y dijo:
"Marco, ¿cómo puedes decirme eso? Loraine es solo una chica de origen humilde, así que no es digna de ser tu esposa. En los últimos tres años, lo único que ha hecho es hacer pasar vergüenza a tu familia. ¿Realmente tienes la intención de vivir con ella por el resto de tu vida? Además, ya te pidió el divorcio. ¿Por qué no accedes a su petición?".
"Keely, mantente al margen de este asunto. Mi matrimonio no es de tu incumbencia", contestó Marco mientras le dirigía a la chica una mirada fría, la cual la asustó tanto que hizo que guardara silencio.
A continuación, el hombre se marchó, visiblemente furioso. En ese momento no pudo evitar pensar en lo decidida que parecía Loraine cuando le pidió el divorcio.
Fue un duro golpe para él que su esposa se atreviera a hacer tal petición, ya que divorciarse nunca había pasado por su mente.
Aunque no la amaba, la quería tener como la anfitriona de su casa; de hecho, esa fue la razón por la que accedió a casarse con ella.
Como Loraine era una huérfana que creció en el campo, no tenía a nadie en quien confiar. Por eso, era muy fácil controlarla.
En el pasado, Loraine había atendido a Marco bastante bien, y era muy obediente, sin importar cómo él la tratara.
Por esa razón, el hombre pensaba que, después de todo, estar casado con ella no era una mala idea.
Simplemente, no quería dejarla ir. Como Loraine le pidió el divorcio debido al altercado con Keely, Marco decidió hablar con ella y compensarla.
Después de hacerle un gesto a su subordinado, Marco le ordenó: "Encuentra a Loraine y transfiere cinco millones a su cuenta bancaria".
Sin embargo, este no obedeció de inmediato. En respuesta, miró a su jefe con una expresión de preocupación.
Ante eso, Marco frunció el ceño, y preguntó: "¿Por qué sigues ahí parado? Si tienes algo que decir, solo dilo".
"Después de que la señora Bryant saliera del hospital, un hombre que llegó en un automóvil de lujo la recogió".
"¿Qué?".
Marco frunció el ceño mientras apretaba los puños.
Algo no andaba bien. Al parecer, las cosas estaban a punto de salirse de su control.
"¡Investiga quién es ese hombre, y trae a mi esposa de vuelta de inmediato!", ordenó Marco con enojo.
En ese mismo momento, Loraine recuperó la conciencia gradualmente.
En esa ocasión no se encontraba sola en la habitación de un hospital. Estaba en un dormitorio cálido y lujoso.
"¿Por fin recordaste que este es tu verdadero hogar? No entiendo por qué aguantas todo esto por un hombre. ¿Acaso te acuerdas que eres parte de la familia Torres? ¡Pues no actúas como tal!".
Cuando Loraine escuchó esa voz familiar, se giró para mirar en la dirección de la que venía. Un anciano de cabello cano con un aura imponente estaba sentado en el borde de la cama.
La mujer no pudo evitar estallar en llanto cuando vio a su abuelo.
"Lo siento mucho, abuelo. No debí haberlos dejado. Lamento haberte roto el corazón por esa escoria indigna".
Aldo Torres, quien era el CEO del grupo Universe, y una figura muy influyente en la ciudad, cambió su actitud cuando vio a su nieta llorar, por lo que la tomó de la mano, y comenzó a consolarla.
"Tranquila, princesa. No llores. Ese bastardo no te merece. Como heredera de nuestra familia, siempre debes mantener la frente en alto. El grupo Universe es tuyo. ¡Ya nadie podrá intimidarte!".