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El Misterio de Adeleine

Capítulo 3 Hunter, el gato.

Palabras:3801    |    Actualizado en: 28/12/2022

el

da. Aún tengo el susto de la madrugada en el pecho, puedo sentirlo latente. Todavía no se me ocurre una idea de quién podría ser aq

el lugar se me ocurrió de todo menos avisarle a alguien y solo me fui.

pero no me preocupo mucho, ya después las recogeré. Me levanto con una pesades en el cuerpo, pe

e “buenos días” de su parte. Toco su suave cuerpo y le acaricio las orejas, el mentón y por último el cuello donde cuelga un listón azul con un pequeño ped

bre y entra la enana de esta c

olo corre hacia otro lado y nos observa desde ahí. Recojo lo que tenía

la hace ver muy tierna. Sus ojos ayudan a captar las miradas, siempre he pensado que los ojos de mis hermanas atrapan la

stro fino y labios delgados, junto a una nariz pequeña. Supongo que heredar los genes de pap

se ve presentable. Bajo las pequeñas escaleras, detrás de mí me sigue Kamil quién carga a Hunter como un bebé. Ma

oy duerma hasta quién sabe cuándo. Me despido de mamá no sin antes

imer borracho sobre la acera durmiendo, veo vómitos, unos zapatos sin su dueño. Una dama

enen en alto e intactos. Las casas conservan ese ambiente y decoración festiva. Este festival

a que Kamil. Ella solo mira a todos lados, es poco agradable que sea este lado del festival el que ella vea, pero estoy s

s, incluso antes de que yo pisará el mundo, ya estaba en su apogeo, pasando de generación en generación s

cluyéndome pudimos estar en este lugar y a

olvide, ¿me oyes? —me apunta c

é por ti a esa hora. —acaricio

la vuelta y desaparece detrás de la puerta

no. Otro borracho utiliza una cera de arena como cama, se ve muy cómodo la verdad. Esta con la ropa medio puesta, no tiene

e mi ruta cambia hacia la casa de mi amiga, son unos cuantos minutos

ua, las casas adoptan un ambiente de frío, pero sin llegar al extremo del inverno, la neblina se apodera de los alrededores. O cuando hace mucho sol en

noche siguiente para disfrutar y emborracharse sin miedo al que dieran. Una festivida

n terreno amplio y muy grande, su familia es muy conocida, su padre es un importante comer

s y la mujer de servicio me a

ndo todavía.

ervezas que llevaba a

siendo unas niñas pequeñas en la escuela y de ahí en adelante fuimos y somos inseparables. Ya frente a su puerta entro sin tocar, su habitación como d

n ido destejiendo, las telas del vestido la arropan como mantas, su rostro este medio al aire, tiene los ojos semi abiertos, como si estuviera despierta, pero entre cerrando los

le da en la cara, pero eso no la va a despertar. Termino de abrir las cortinas de par en p

con ambas manos, pero ni siquiera se inmuta. Dios, que difícil es esto. — ¡Que te levantes, Nani! —grito en todo su oído. Va a o

edio de la cama y e

g! —se

ar a estos extremos, ch

uera a partir en dos. Seguramente así es. Se levanta y entra al baño, no se toma la molestia en

ráneo. —apunt

digo y se acuesta de nuevo en su cama. Jalo la única silla de la habitación, que pertenece a u

la mujer de servicios que llega rápido y hace lo

—sus ojos me buscan algún ind

s. —me encojo de hombros. En realidad, si lo

recuerdo nada, solo sé que empecé a beber como

este problema en su vida. Y lo peor de todo es que se miente así misma, el punto final es que ya no sé que h

solo hará que todo empeore, y sinceramente

cir el nombre del lugar donde fui. Todavía le tiene cierta punta de odio a esa casa. Digamos que de ahí es de donde salen y se dictan los futuros de

plotar en el miedo más espeluznante de toda mi vida. Y e

da un ataque al corazón. Un idiota estaba durmiendo,

ta como un gesto afligido, que se arrai

a de la cama y se acerc

n, tampoco es que haya sido tanto. Ella se

imal de Iris? —gesticula con sus m

o ahí, fue un desastre, no sabía

atisbo de sonrisa se le escapa, para lu

hija

uero. —la apunto con un dedo. —Y do

e más vergüenza que miedo, y sé que voy

ndo, ¿no? —empieza a mirarme de manera

or fa

importa, mujer? —empiezo a r

o no? —sigue con el mism

es decir, c

te no tenía ropa, porque de lo contrario su figura no hubiese sido tan definida, sino m

, ¿lo vis

no sé, era de madrugada, no s

tengo idea de si lo estaba o no. Pero si así fue,

que te asusto? ¿Po

risa muy nerviosa mía. No me considero una santa, pero

den para no dejar pasar ninguna reacción mía. Yo evito mirarle el rostro

nces sí. Seguramente ese tipo tenía lo suyo, pero no es

lastima se me escapa. Y ella no la pierde de vista.

e sienta nuevamente, pero

so, hace mucho que no pienso en esas

o en mente, así

iento de hombros acompañado

irio…— (…). —Tal vez solo

o como eso de nuevo, me gusta mi vida de soltera sin problemas. —uno ambas

son una pérdida de tiempo.

tro sea buscar un hombre rico con una tendencia a morir p

z eso sea lo que necesitamos. —dice par

Gran Ciudad sabes…—la observo, ella no

sé. —

a nosotras. La ama de llaves trae el desayuno para dos, con suficiente

era vez, ya estoy acostumbrada, pero un buen plato de comida no se le niega a

parte trasera como siempre y hago mi rutina, solo que esta vez no encuentro mis utensilios de limpieza, el

r mi trapeador, aunque seguro que la otra mujer de limpieza ya lo saco. Subo las escaleras y mi cuerpo se detiene en el ala izquierda, la puerta fin

lugar, la habitación de la hijita se abre, de dentro sa

gera, no sé si es mujer intentando verse linda, o si es un hombre intent

ienes a limpiar

siento. Ella se contonea hasta estar frente a mí. —Mi papi me dijo que Nidria te vio salir más temprano de lo n

ía no hacer nada e irme a la hora que me corresponde, y no pas

la última habitación tenía un vis

n en un ceño fruncido. Gira su cabez

ano a la última habitación. Ella sigue confundida y sin creerme. —Esta

ien. Extrañamente parece creerme. —Bueno, para la próxima entras y lo limpias igual. Ahora, ve a m

r eso. Yo soy feliz en cualqu

a la puerta, tomo la manija y la abro. Dentro solo veo una habitación muy limpia, perfectamente ordenada sin nada fuera

ción. En la cama, en la cabecera cuelga un pequeño colgante de oro brillante. Me acerco pa

os

quedándose aquí, de que, si es un visitante, aunq

que parece ser algo pesado, las manos me pican y sin pensarlo lo abro. Es ropa, ropa de algún tipo, del tipo ese de ayer.

, escucho como la puerta se abre,

ta del vestidor. Justo cuando llego ahí la cara de Nidria me asusta. Me mira de arriba aba

e la habitación, veo que afuera ya están mis cosas de la limpieza. Cierra la puerta, se limpia

elante te podrás ir mucho más temprano, no qui

. ¿Quién se v

gran enemiga de los

e ordene de lo demás ya me encargo yo. —resopla como

que limpiar menos, ya no tengo que quedarme hasta tarde. Au

a es la ama de llaves de aquí, es una mujer medio joven, quizás tiene la edad de mi

luso quién es, es: una mujer de carácter fuerte pero bien agraciada. Tiene el cabello de color l

abrir la puerta. Me percato de que, al mismo tiempo, mientras yo salgo

entro y me pondrían de patas a la calle. Lo cuál es lo último que quiero, ya falta poco para salir d

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