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El Misterio de Adeleine

Capítulo 7 Última noche del festival.

Palabras:3810    |    Actualizado en: 28/12/2022

lei

no me importa que me dijese, yo siempre he podido ignorar como duelen o cuanto me arden. Pero cr

lo que hago, más bien estoy lanzándolo sin piedad contra la pared. Recojo mi largo cabello en un mo

me hacen largos, la puerta trasera parece que me saluda alegremente. La abro y me despido del guardia con un gesto de mi mano. Desaparezco entre los arboles y paso la pequeña cerca. C

sentir

difuminadas se escuchan, pero sé que realmente no están. Esto solo es la huella de pesadillas que no puedo b

y unas ganas tremendas de levantar una rebelión. Pero siendo sincera, una sola contra cien

ando todos los pueblerinos me observaban desde adentro de la frontera del pueblo, lo guardias del Alcalde custodiaban que no int

días de haber recibido una paliza pública cuando me sacaron a la fuerza de mi hogar. No dejaron a mi madre interferir, mis

el torso, no podía mover la cabeza bien. Aún conservaba arena en la boca y dentro del ojo. Ojo que es

ntí remordimiento o arrepentimiento. No pensé en nada, solo quería terminar con todo de una vez por todas. Mientras me llevaban fuera del pueblo todos

yo. En esa misma calle donde me desate, aquellos que observaron el primer espectáculo me esperaban. Esos tres que me sostuvieron estaban parados a

baje el rostro, aún cuando los distintos fluidos transparent

sentir el cuerpo temblar de irá, desesperación. Justo en ese momento sentí que iba a morir, per

de desfallecer en cualquier parte del camino. Pensé en ir al bosque, pero fuera de los alrededores del bosque qu

, con hormigas en el cuerpo. Con el blusón semi seco de toda la saliva. Con el cabello pegado al cuello y la espalda. Con el ojo llorando sangre, la arena entro

loraba sin cesar, al inicio de la frontera estaba Quill. Supe después que fue a hablar con el Alcalde. Hizo que me

entí que toda la justicia del mundo era inservible, que los

veía más molesta cada vez que ella hacia acto de presencia, quizás porque desde niñas resalte más en la escuela. No lo sé. A veces me h

ue no debía hacerle nada, ella era intocable, mamá y papá si

so nun

el en cuerpo y alma. Como para soñar con su rostro, como para pronunciar su nombre a diario. El era el prospecto de mi amor, era el indicado. Papá estaría contento cuando

el dueño de mis emociones y yo era la dueña de las de él.

ción. Otro día vi una linda pulsera que tenía guardada en su saco mien

Ella fue a por mí y me humillo, Mirio dijo cosas que no eran ciertas, expuso mi amor, lo que yo era

J

os a escondidas, donde no podía ir a su casa o el a la mía. Donde la mayoría del tiempo

fianza. También el pudor, y estando al borde del dolor y desespero arremetí. La golpee por llamarm

ones de hacerlo. Gracias a esos incidentes, tengo una r

por eso que tengo prohibida la entrada a muchas tiendas, o a lugares públicos. Es po

por allí no es cierto, entonces no tiene porque ofenderme

sastre que me persigue desde hace años

dónd

entos y me desconcentra, agradezco a los Dioses por e

eva un conjunto de dos partes que se une y forma un lindo vestido sencillo de color durazno. Su rostro fino y piel blanca hacen que

cansar en

en un bote de basura no muy lejos. Salu

o sí eso fuese a indicarme donde está la casa realmente.

hagan daño, ni mucho menos que le pase lo mismo que a mí. Así que cualquiera de todos los que están detrás de su falda que ella elija para mi está b

mucho cuidado p

su destino. —¡Ten cuidado con las agujas!—añado alzando la voz par

la esquina y se pierde de mi vista. Los pueblerinos cierran el camino haci

ta a pensar. Y pensar me deprime, aunque sean cosas alegres y divertidas, al fi

mantas. La ventana del techo deja entrar la luz, esta se reflej

a casa a dormir tranquilo. Que afortunado es ser un animal de verdad. Hago un ruido brusco al mover mi pie

costarse entre mi pecho y cuello. Lo toco con mi mano y su pelaje en mi piel se si

uince lo encontré en un callejón, tenía una herida en la cabeza y estaba muriéndose, había hormigas a

o poco a poco fue dejando de temer, lo cuide hasta que pudo an

sido mi compañero más fiel, ha estado conmigo en los momentos más tristes de

ancos bigotes me hacen cosquillas cuando acaricio su cabecita. Sus orejitas de color blanco y gris siempre es

as. Debido a ese trabajo papá y mamá le dieron la bienvenida a la casa y

con cariño. Sobre todo, cuando sale y no vuelve por días enteros. Como aquella vez que se fue por casi una s

semanas enteras en poder ca

fo. El agua fría sale y empieza a llenar la tina. Veo mi reflejo en el espejo y puedo ver mi rostro sin una pizca de

me veo una vez más, como tan

gas y delgadas. Me voy la vuelta y hago el intento de verme la espalda. Observ

o con cansancio. Recuerdo que esas marcas quedaron por ese

medicina me ofrecía para curarme. Y pienso lo mismo, de todos modos, si queda marca o

mi mente ahora, no tengo plane

el agua me cubre todo el cuerpo, el cabello amarrado se mantiene en su lugar y permite que pueda bañarme sin

todo mi cuerpo, por mi pechos y por el valle que se hace en medio de los mismos, por mi abdomen y zona intima. Me encoj

algo de la tina no sin antes jalar el tapón y ver como el

do en cómo a pesar de me asee aun me siento sucia. Algunas partes de mi cuerpo s

o son largas así que no les hacen tanta sombra a mis ojos, eso es bueno porque no acentúan más m

por el fluido. Su color sonrosado resalta, un color cambiante, ya que a vece

r sigue durmiendo en mi cama. Voy hasta mi pequeño armario y saco un vestido cualqui

a el le debo más que mi vida. Le debo todo, al igual que

acomodo mi falda. Ato los lazos que lo mantienen fijo en mi cuerpo

en tomarlo. No tengo intención de peinarme hoy. Voy a donde se encuentra Hunter y le doy un beso en

bitación, bajo

a sa

libro fino. Tiene sus lentes de lectura puestos y

er una tiend

dice: —Mucho cuidado, hija.

ta mi y me da un abrazo. Su cabello negro me hace cosquil

amá. Tranqu

r por completo volteo a ver la. No se ha movido de su lu

io directo. Unas cuantas casas más rodean la nuestra, un pozo en medio de la calle es el centro de reunión d

e que esta la tienda nueva. Sé donde es porque anteriormente pasé

caminando sobre varios techos llego en treinta minutos. Mi travesía empieza. Amarro mi

Real, sería una tortura ir de aquí a allá caminando por las ca

lujo a diferencia de muchas familias. Quizás si Iris no le hubiese dicho a su pad

la existencia. Estoy segura de que ella recibe algún pago por hacer miserable

ar o dañar algo de su habitación. Y decir que yo no fui, q

s preciosa, es donde más hay locales y tiendas, a la gran mayoría tengo prohibido entrar, pero a pesar de que no puedo pisar dentro, eso no significa que no pueda

da ver lo que hay y llevarme algo. Cruzo la última esquina que me falta y la veo allí. Es mucho más grande que las ot

mpieza a extender en el cielo. Y mientras más cerca me encuentro veo como ba

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