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El Misterio de Adeleine

Capítulo 9 ¡Adelaida!

Palabras:3760    |    Actualizado en: 28/12/2022

lei

ía o no. Pero sé sin mirar que está ahí porque mi cuerpo se siente extraño y difer

gundos, pero luego me sigue dentro. La oscuridad me empapa y esta vez sí lo observo. Se queda ahí par

a entre mis piernas y hago un nudo fuerte, los pantalones cortos entran en a

es subir hazlo. Si no, el final del callejón está allá. Puedes

spero llego hasta el techo y me detengo. Lo veo ahí parado mirándome, desde aquí

u altura lo ayuda y sus manos aterrizan sobre el borde del techo justo donde están mis botas. Me alejo rápido y veo como sus brazos lo impulsan sobre su propio peso, sus músculos se marcan a travé

de

as separaciones de algunos y tomando impulso para saltar y alcanzar otros más separados del resto. El me

ctica

ntendido que muchos hombres se postulan al ejército real. Otros solo son fuertes y realizan cosas feas y macabras. Como esa vez que un mercenario vino a asesi

ico nada m

pal brilla con fulgor, en pleno apogeo de la última noche del festival. Justo en esta parte es donde las calles que se dividen alrededor de la

por varios pueblerinos. Una serpientes larga y verde hecha de lo que parece ser tela se agita y ond

to. No espero que me r

por mucho los mejores, pe

relucen de una manera en la que no puedo explicar. Deja de observar el festival y dirige su mirada hacia mí, me atrap

ores. — suelto mient

to con telas y mantas de colores blancos y rojos se agita entre

lebra un pequeño festival en conm

taba haciendo conmigo. —¿Son

tienen mucha calidad, es una celebración d

le mucha importancia a eso. Sus ojos no pier

la calle, y empieza la otra que conecta con la calle principal. Hago mi rutina y me doblo hasta alcanzar el borde, dejo c

omo un resorte y en cuestión de segundos estoy abajo. Rui hac

a más de lo que debería. El bullicio hace que ignore eso, los pueblerinos y visitantes saltan y cantan. Polvos de colores cubren el aire, luces de tonos extraños iluminan ro

empapa el aire y sé que automát

es muchas personas esparcen un polvo dulce que puede confundirse fácil con el aroma de algo r

ente terminaría peor que ellos. Veo a Rui y este sigue su camino normal

aqueta y se asombra, pero d

que lo haya escuchado por encima de toda la

l aire empieza a acabarse en mis pulmones. Pero afortunadamente llegamos a un callejón. Me adentro dentro de él y cu

pero más tr

a, un p

me interrumpe. Tiene razón, es un alucinógeno, per

lo único

a respiración. — hace una pequeña y

ente.—No hay

a que es primera vez que lo pronuncio en vos alt

de su bolsillo. Se acerca y toma mi mano, deja la moneda en mi

y la extiendo para devolvérsela. Pero él no hace ademán de tomarla. Bien, ahora vo

ra, guíame a donde sea que lleve este camino, es

vez la distancia que nos separa es corta. Unos cuantos minut

ejo ahí. El observa la fachada, p

ónde

es la definición de un hombre de alta cuna, y tiene

Real.— ap

mi entrada.— añado haciendo un gesto con

observo, la bulla de los alrededore

s pies actúan solos y empiezo mi caminata

cont

me a algún lugar en este punto de mi vida. Y antes, solo aquel crío de Mirio decía eso. Desc

nuevo e ingenuo. Una criatura inmunda que solo

presa al ver a Rui, pero no emite ningún sonido. Cruzamos la puerta

uí estás.—

catriz que lleva lo hace ver malo y fuerte, su grande cuerpo complementa su fachada. Que, pensán

icatriz jugando en los jardines infinitos de su casa. Probablem

ensarlo, pero no puedo darme el lujo de cometer esos errores. Él es alguien con un cargo, un lugar alto y arriba. Y aunqu

ntre el lado derecho de las escaleras que conduce a los dormitorios y salas. Entro a las

bitación llena de cosas que se usan en la casa, además de ten

ilidad. Subo las escaleras y empiezo a limpiar todo lo que veo, quito el polvo, sacudo cortina, tiendo camas. Recojo cosas sucias y bar

cuidado desde la entrada hasta el final, acumulo toda la suciedad que puedo. Barro el piso de la puerta de Rui, hago silencio a ver si

nte a la pala. Hago el mismo procedo dos veces más, ya que siempre se queda algo fuera. Cuando creo que es suficiente, me preparo para irme, pongo la escoba en la puerta sin mirar, para que se sostenga mientras me

lutamente nada adentro. La oscuridad p

asmada la oscuridad. ¿Cu

dos pasos hacia atrás y de entre la oscuridad la figura imponente de Rui aparece. Su cuerpo ocupa todo el marco de la puerta. Tiene

e aterrador, verdaderamente

?— mi voz sale como

de ver si hay algo distinguible, cuando de repente la habitación se ilumina por comple

n como esperando que entre. Su pregunta no suena como grose

pueda.— hago una mueca de tristeza. ¿Tristeza? ¿Po

oblema.— dice y me h

ice que estar en este lugar cerrado con él

egura de que me irá peor. Y sinceramente Señor, no quiero eso.— aprie

dice que será mejor que haga lo que me pide.

r eso, puedes entra

te eso y entro. Y adopta una expresión de alivio y suficiencia. Se cambia de l

n embargo, para complacerlo empiezo a darme la vuelta pa

. Si voy a limpiar, no se preocupe.—

ee que me

para mí, pero algo me dice que sí

n lejos de la entrada. Vuelvo al lugar, veo como su mirad

ado con la espalda recta. Empiezo por quitar el polvo de alguno

z se escucha calmada, pero

cumplir, no me pida que lo

ro no soy un

así, discúlpeme.— digo y esta vez

los míos, el contacto se me hace cómodo y tardo más

o mientras sigo mi camino espolvoreando todo. Las cosas de está habitación

nquila,

onunció aquello hizo que sintiera escalofríos por todos la

. Llego hasta donde él se encuentra, su escritorio está ordenado,

ción está ordenada pulcramente. Sacudo polvo inexistente de la cabec

mesa de noche. Giro y rebusco en todo el lugar esper

ble es que haya sido no hace mucho. No hay nada más que limpi

pero muy bien trabajada. Como si tuviera que hablar formalmente seguido, como si entrena

la habitación limpia? Recuerdo aquella vez cuando entre sin saber y

gracia? —

r lo que digo. —Es solo que…le pido una disculpa p

e detiene a una distancia prudente y me observ

e los dos. —Menos mal, estaba en empezando a cr

su rostro. El aire se me escapa del cuerpo y

ce. —No habrá ninguna reprimenda por eso, Adeleine. — su rostro v

mientras observo el techo como

limpiar mi habitaci

hacen que quede completamente de lado, y solo sea un tipo extrañamente agradable. La pregunta es: ¿por qu

raño pero agradable que hay hace que me sienta como si fuera liviana, es como si pe

no quieres está bien, le pediré a

ue entro aquí en la madrugada y eso puede interrumpir con su sueño. —hago un mue

cuello. —Mientras no me asustes o des

ire del lugar, y hasta eso se siente extraño. Ambos nos quedamos en silencio durante unos segundos eternos, hast

elai

inmediatamente sé que es Iris. Volteo hast

is, debo asistirla. — recojo la escoba rápi

ella. — dice, y veo como un pequeño bu

luego. — me despido y abro la puerta

ELAI

r qué me castigan de esta manera

en su rostro. Me contagio de ella y se la devuelvo, nuestros ojos conectan y por un segundo siento que las piernas se me

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