Podemos conocernos de nuevo
Autor: Alessa Cole
GéneroRomance
Podemos conocernos de nuevo
Hacía tres años, el padre de Adeline fracasó en los negocios y acabó teniendo demasiadas deudas. A raíz de ello, muchos acreedores fueron a exigir su dinero. Para poder pagar cuanto antes, la familia Dawson no tuvo más remedio que acudir a la familia Clemons en busca de ayuda, ya que habían hecho un trato años atrás para casar a sus hijos. Esperaban que Adeline se casara con Brendan y que la familia Clemons les diera una gran cantidad de dinero para ayudarlos a superar la crisis.
Los Clemons eran ricos y poderosos, pero Brendan Clemons era un notorio playboy.
Adeline no lo conocía, y había otro chico que le gustaba. Al principio, cuando su padre le pidió que se casara con Brendan, se negó. Pero entonces, este la amenazó con su madre mentalmente enferma. Al final, no tuvo más opción que aceptar.
Antes de la boda, las dos familias habían concertado un encuentro entre ambos.
La chica se mostró muy renuente a ir a la casa de los Clemons.
Ese día, el sol brillaba con intensidad. Cuando ella vio a Brendan por primera vez, los ojos del hombre se llenaron de impaciencia. Él se veía muy atractivo. Le hacía evocar a Romeo, el de aquella clásica historia de amor.
Cuando Brendan se le acercó, ella sintió que su corazón se aceleraba y las palmas de sus manos se humedecían por el sudor. No esperaba que su futuro marido fuera el mismo chico del que había estado enamorada por muchos años.
Todavía podía recordar su primera conversación aquella tranquila tarde. Con alegría, ella le dijo: "Hola. Me llamo Adeline Dawson, y soy tu futura esposa".
Como respuesta, él se burló. Sentado en el sofá con sus largas piernas cruzadas, le dijo fríamente: "¿Adeline Dawson? Como sea. La verdad es que mi abuelo está gravemente enfermo y postrado en cama. Pero quiere tener un bisnieto antes de morir. Si tuviera una salud excelente, no me casaría contigo. Mi familia le dará a la tuya una suma de dinero para que resuelva sus problemas. Pero luego de casarnos, solo seremos marido y mujer de nombre. No esperes que te quiera y te cuide. Tu tarea consistirá solo en dar un heredero a la familia Clemons. ¿Te quedó claro?".
Mirando sus ojos fríos y sin emoción, Adeline supo que no le gustó a él.
Pero seguía siendo Brendan Clemons, el hombre que ella quería.
Y esta era la única forma de acercarse a él.
Ella se casaría con él y guardaba esperanza.
Se esforzaría al máximo. Sería amable con él y lo amaría, y tal vez algún día él sintiera algo por ella.
No obstante, resultó que se había equivocado increíblemente.
En los últimos tres años, ella le había dado todo su corazón. Todas las mañanas se levantaba temprano a prepararle el desayuno, y hacía todo por él, pero a cambio, él la trataba como si fuera nada.
No recordaba su cumpleaños ni mucho menos su aniversario de bodas. Cuando los mayores celebraban sus cumpleaños y se suponía que debían aparecer juntos en las fiestas, pero él nunca iba. Hubo un momento en que tuvo un dolor de estómago tan fuerte que se estremecía y hacía gestos de dolor. Y cuando ella lo llamó, él le dijo: "Estoy muy ocupado ahora mismo. No me llames si no es urgente".
Entonces le colgó.
En ese momento, a ella le costó llegar al hospital por sí misma. Firmó sus propios papeles y contrató a una enfermera para que la cuidara. Tras recibir el alta, volvió a casa sola. Brendan nunca se molestó en preguntarle dónde había estado. Ni siquiera estaba segura de que él se hubiese dado cuenta de que no había estado en casa durante días.
Sin embargo, sí se preocupaba mucho por Tiffany Clemons.
Arreglaba cualquier asunto trivial para ella.
Cuando ella se casó con él, conoció a Tiffany, la cuñada de su esposo. Brendan, su hermano mayor, y Tiffany eran amigos de la infancia y crecieron juntos.
Tanto Brendan como su hermano se enamoraron de ella, pero esta eligió al mayor. Más tarde, su hermano tuvo un accidente y resultó gravemente herido. Desde entonces, su salud era precaria. Después de que su hermano y Tiffany se casaran, decidieron vivir en el extranjero.
Lamentablemente, el hermano de Brendan falleció, y él se fue al extranjero para traer sus cenizas. También se llevó a Tiffany con él y le dio uno de sus apartamentos para que viviera en él.
Cada vez que le pasaba algo a ella, Brendan iba a verla inmediatamente.
Siempre estaban juntos como si fueran una pareja de verdad, mientras que Adeline, la esposa legal de Brendan, era como una extraña para él.
Ella se consolaba diciéndose que Tiffany era solo la cuñada de su marido, y que él nunca tendría una aventura con ella.
Pero un día recibió una foto de Tiffany, y en ella, Brendan llevaba un delantal y estaba en la cocina preparando comida. Adeline llevaba tres años casada con él, y ni una sola vez le había preparado una comida.
La chica no quería creerlo, así que decidió hacerle una visita a Tiffany.
Y fue Brendan quien le abrió la puerta. Con una simple camisa blanca, él se quedó en la puerta, la miró y le preguntó con frialdad: "¿Y tú qué haces aquí?".
Por su tono, se notaba que estaba disgustado. Se dirigió a ella como si su mera presencia ya hubiera arruinado todo su día.
Tiffany estaba de pie detrás de él, y solo tenía una toalla de baño envuelta en su cuerpo. Y entonces le guiñó un ojo a Adeline con una sonrisa traviesa.
Esta se quedó mirando la escena que tenía delante. No lo podía creer.
Tiffany era la cuñada de Brendan. ¿Cómo podía estar en la misma habitación que él vestida de esa forma?
Adeline esperó a que salieran sus lágrimas enfurecidas, pero no sintió absolutamente nada. Pensó que se enfadaría al verlos en esa situación, pero estaba tranquila.
Tal vez porque Brendan la había decepcionado tantas veces que había perdido toda esperanza. Se había terminado. Se dio la vuelta y se marchó a casa.