Podemos conocernos de nuevo
Autor: Alessa Cole
GéneroRomance
Podemos conocernos de nuevo
Adeline cerró los ojos por un momento.
Brendan no tenía que preocuparse por su regreso porque ella no volvería, ella no se permitiría hacerlo, incluso si eso significara su propia muerte.
Al volver a abrir los ojos, apretó los dientes y se fue sin mirar atrás.
Ante la puerta cerrada, Brendan tensó la mandíbula y entrecerró los ojos.
En los últimos años, los Dawson habían dependido del apoyo de los Clemons para sobrevivir, y teniendo eso en consideración, él no creía que Adeline de veras se atrevería a divorciarse de él, por lo que no se tomó sus palabras en serio.
En ese momento, Tiffany lo llamó, y con voz suave y dulce, preguntó:
"Brendan, ¿estás en casa?".
"Sí", soltó él casi en un gruñido.
Pese a eso, ella se sintió atraída por esa voz sexi suya, y empezó a pensar que su esposo había muerto y ahora ella no tenía a nadie en quien apoyarse por el resto de su vida.
Ahora Brendan era el único heredero de los Clemons... Además, ella solía gustarle, de modo que todo lo que necesitaba hacer era ganarse su corazón de nuevo.
No obstante, debía ser paciente.
De pronto le dijo con voz tímida: "Vi que Addie se veía triste cuando se fue. Ella debe habernos malinterpretado. Tranquilo, yo le explicaré todo mañana. Tú trabajas duro todos los días y también me cuidas, así que debes estar muy cansado. No quiero que tú y tu esposa peleen por mi culpa".
Ella hizo todo lo posible por consolar a Brendan.
Dado que siempre había tenido muchos admiradores, había aprendido la forma en la que pensaban la mayoría de los hombres.
Ellos necesitaban el apoyo y la dulzura de las mujeres, y solo brindándoles esas cosas una se podría ganar poco a poco el corazón de uno.
Sin saber muy bien por qué, Brendan se molestó mucho cuando pensó en que Adeline lo había abandonado. Pasado un rato, le respondió a Tiffany: "No tienes que preocuparte por mi relación con Adeline, solo cuídate de ti misma".
Ella no esperaba que él le dijera esas cosas, y tras rechinar un tanto los dientes, le dijo: "No quiero malos entendidos, Brendan, y no puedo evitar preocuparme por ti. Eso es todo".
"Oye, estoy ocupado justo ahora; te llamo después". Y sin ninguna otra explicación, colgó.
Tiffany sostuvo el celular a la oreja hasta que oyó el tono, y la molestia que sintió se manifestó automáticamente en sus ojos. En el pasado, Brendan era obediente con ella cuando estaban juntos y nunca le había hablado así.
Ella había pasado unos pocos años viviendo en el extranjero, y cuando regresó esta vez, sintió claramente que había una brecha entre ellos.
Habían pasado tres años desde que Brendan y Adeline se casaron. ¿Podría ser que él realmente se hubiese enamorado de ella?
Tiffany estaba un poco confundida y molesta por sus propias especulaciones. Brendan era el mejor hombre que había conocido y a él le gustaba, por lo cual ella debía ganarse su corazón.
No bien Adeline salió de la casa, empezó a llover de nuevo, y caminó bajo la lluvia sin rumbo hasta que dejó de llover. Los hilos de agua de lluvia se deslizaban ahora de las hojas.
No fue hasta que Adeline salió de la propiedad de Brendan que se dio cuenta de que no tenía adónde ir.
¿Debería volver con los Dawson?
No. Ella ya no pertenecía allí. Esa ya no era su hogar.
De repente, se dio cuenta de lo patética que había sido durante años. Ella no tenía nada a su nombre, ni logros, ni bienes, ni nada. No era de extrañar que no le gustara a Brendan.
Una vez que logró calmarse, llamó a su mejor amiga, Myah Brooks.
Media hora más tarde, Adeline se encontraba de pie en la puerta de la casa de esta. En pijama, Myah abrió la puerta y metió a Adeline.
Como había llovido durante mucho tiempo, la chica sintió un poco de frío cuando abrió la puerta, y enseguida cuestionó sorprendida: "Addie, ¿qué haces arrastrando tus maletas bajo la lluvia? ¿Brendan te volvió a hacer algo malo?".
Ellas dos se conocían desde hacía muchos años, por lo que Myah sabía todo lo que estaba pasando entre Adeline y Brendan.
Ya que había caminado por mucho rato, Adeline estaba agotada. "Déjame descansar un poco primero. Te explicaré todo más tarde".
De hecho lucía fatigada y desanimada.