Solo me interesas tú
Autor: Gingersnap
GéneroRomance
Solo me interesas tú
"¿Qué hice ahora? ¿A quién llamas ladrona?".
Aunque Maria la cuestionó con sus cejas ligeramente fruncidas, en realidad no entró en pánico ante la acusación directa de Vivian.
"¡¿A quién más que a ti?!", soltó la otra, señalándola con un dedo directo a su cuello. Casi explotando, agregó ferozmente: "¡Sabes bien lo que hiciste! ¡Te robaste a Jadee!".
Un poco confundida, Maria miró en la dirección en la que ella la apuntaba, y descubrió que se estaba refiriendo a su colgante.
"¿Esta cosa?".
Como si no le importara lo que estaba pasando, Maria se quitó la pieza con indiferencia y se lo arrojó a Bill.
Dado que el hombre no esperaba que ella hiciera algo así, se sobresaltó ante su reacción.
Afortunadamente, estiró las manos a tiempo y logró atrapar la joya de inmediato. Vivian y Julie también se acercaron para mirar más de cerca y comprobar si realmente era Jadee.
De entre todos, Lily fue la más sorprendida.
Ella debía admitir que era bueno para ella que toda la familia Jenkins hubiera atrapado a Maria con las manos en la masa, pero ese no era el punto.
¿Cómo diablos esa chica tenía la misma pieza costosa de jade que Vivian?
Se suponía que esa era una obra de un maestro extremadamente famoso, y no había forma de que la pobretona de Maria pudiera poseer algo así.
Lo más importante aún era que era imposible que ella fuera quien lo hubiese robado ya que todo eso era solo una parte del plan de Lily para vengarse de esa recién llegada. Ella fue quien escondió a Jadee en un lugar seguro.
No obstante, su plan todavía iba bien. Lily quería que Vivian y los demás culparan a Maria, y eso era exactamente lo que estaba sucediendo. La pieza de jade de Maria no necesitaba ser la Jadee original ya que se veía exactamente igual.
"Maria, ¿quieres explicarte? ¿Por qué tienes esto?", preguntó Bill directamente, sosteniendo su adolorida cabeza.
Él solo había adoptado a esa chica porque planeaba hacer que se casara en lugar de Vivian con alguien de la familia Wilson, que no solo era una de las familias más poderosas de Sheffield, sino de todo el país, y ni siquiera con el estatus social de Bill podía obtener fácilmente la oportunidad de familiarizarse con ninguno de ellos.
Sin embargo, un día Michael Wilson, el cabeza de la familia, de repente se le acercó con una propuesta. Él quería que su nieto, Anthony, se comprometiera con su hija.
Obviamente Bill estaba encantado con esa buena noticia, puestos que de todas las otras familias prominentes en Sheffield, Michael había elegido a los comunes y corrientes Jenkins. ¿Cómo podría Bill rechazar una propuesta tan tentadora?
No obstante, algo inesperado sucedió justo después de que las dos familias hicieran el acuerdo oral.
Los Wilson estuvieron involucrados en un terrible incidente. Como eran poderosos e influyentes, también significaba que tenían muchos enemigos. Una noche, Anthony fue emboscado por sus enemigos, y lo dejaron incapacitado de las piernas.
Además, incluso Michael, su abuelo, sufrió daños por aquello y tuvo que ser hospitalizado.
El anciano estaba tan enojado que desheredó a Anthony por su incompetencia.
Coincidentemente, durante ese período, los altos ejecutivos de la empresa en la que trabajaba Vivian de repente consideraron que ella era apta para estar en un reality show y protagonizar un drama en streaming.
Entonces, mientras la carrera de la chica se disparaba, Anthony había quedado lisiado. Como cualquier padre, Bill naturalmente no quería que alguien así se casara con su hija si este no era lo mejor para ella.
Pero comprensiblemente él tenía miedo de ofender a los Wilson. Con eso en mente, se le ocurrió la brillante idea de buscar una novia sustituta.
Después de todo, basado en su acuerdo oral, él había prometido casar a su hija con Anthony, pero no mencionaron qué hija sería.
Por eso, adoptó a Maria. Ahora oficialmente tenía dos hijas.
Además, Maria era unos meses mayor que Vivian, y como era lo usual, la hija mayor debía casarse primero.
Técnicamente hablando, Maria terminó siendo la sustituta perfecta.
Sin embargo, Bill parecía estar bastante decepcionado ya que su nueva hija resultó ser alguien que robaba.
De todos modos, él todavía se mostraba reacio a entregarla a la policía pese a que tenían pruebas concluyentes justo frente a ellos.
En el fondo de su mente, él consideró que sería una oportunidad perfecta para darle una lección, pues deseaba purgar todas las características desagradables que ella había adquirido al crecer disciplinándola. Y es que todo su esfuerzo sería en vano si no lograba convertirla en una novia adecuada para que se casara con un Wilson.
Por su parte, Maria se había puesto un poco impaciente.
Ya que ellos todavía estaban ocupados mirando el colgante de jade, ella tomó la iniciativa y llamó su atención. "¿Cuánto tiempo van a mirar esa cosa? ¿Están seguros de que ese es el que están buscando?".
Al escuchar eso, todos giraron lentamente sus cabezas hacia ella con incredulidad. Ellos simplemente no podían comprender cómo esa descarada chica podía seguir actuando tan arrogante cuando acababan de confirmar que ella era culpable.
"Bueno, ¿no deberías saberlo bien? ¡Tú eres quien lo robó! ¿Cómo te atreves a robarme a Jadee? Ese es el trabajo del maestro Vincent Geoffrey. Puede que no lo conozcas, ¡pero permíteme decirte que esta pieza vale fácilmente más de un millón de dólares!", espetó Vivian fríamente en un tono muy condescendiente y burlón.
"Espera... ¿En serio? ¿Esto es obra de Vincent Geoffrey?", preguntó Maria tan sorprendida que soltó el nombre como si no pudiera creerlo.
"¿Qué? ¿Sabes quién es el maestro Vincent? Vaya, resulta que no eres tan ignorante como pensaba", comentó Vivian, volteando los ojos. Lo cierto era que no le creía.
¿Cómo podría una chica de campo saber un maestro de primer nivel en el talle de jade? Eso era simplemente imposible.
Vincent no era como los otros artistas o celebridades populares; él siempre había sido misterioso, y rara vez aparecía frente al público.
Sin embargo, a diferencia de Vivian, Julie sintió que, teniendo en consideración el tono de Maria, podría haber algo más sobre ese asunto.
"¿En serio conoces a Vincent Geoffrey?", consultó, y fue evidente por su tono que tenía genuina curiosidad.
Después de dudar un poco, Maria respondió: "Bueno, sí, lo conozco... Pero no muy bien".
De hecho, ellos no se conocían muy bien.
Además, ella creía que si dos personas no tenían una relación cercana ni una comunicación constante durante al menos unos años, no podían llamarse amigos en realidad.