Solo me interesas tú
Autor: Gingersnap
GéneroRomance
Solo me interesas tú
Nadie sabía que Maria tenía narcolepsia, y ella tampoco se molestó en decírselo a su nueva familia.
Debido a esa enfermedad, ella tenía la tendencia a dormir más de lo normal, y a veces incluso podía llegar hasta las veinticuatro horas de sueño.
Cuando ella tenía un ataque de narcolepsia, no podía evitar quedarse dormida en el acto. Lo malo era que podría sufrir accidentes o incluso asfixiarse.
En una palabra, las consecuencias de su condición podrían ser fatales.
Desafortunadamente ella tuvo una recaída poco después de mudarse con la familia Jenkins.
Se suponía que solo iba a tomar una siesta, pero cuando se despertó, ya eran las ocho de la noche.
Dado que nadie había ido a despertarla, ella no había podido cenar.
"Lily, ¿hay algo más para comer? Me quedé dormida y ahora tengo hambre", le preguntó al encontrarla en la sala de estar.
"Oh, por fin se levantó. ¡Pensé que no se despertaría ya!", exclamó Lily sarcásticamente.
"El señor Jenkins llevó a la señorita a un concierto, así que no estarán en casa hasta tarde en la noche. Yo, además de cocinar, también tengo que ocuparme de todas las demás tareas de la casa. Usted se perdió la cena, pero no es mi culpa, así que no espere que le prepare algo. Hay fideos, verduras y algo de carne en la nevera. Usted es del campo, ¿cierto? Debe saber hacer fideos al menos".
Como alguien que también provenía de una familia pobre, Lily pensó que una palurda como Maria debía saber cocinar lo básico.
Después de todo, ellos no tenían servidumbre.
Maria no pudo evitar quedarse mirándola, pues pese a alegar que tenía muchas otras cosas que hacer, en realidad estaba sentada en el sofá viendo una telenovela con un enorme tazón de palomitas de maíz en el regazo.
Al verla masticando, ella solo pudo voltear los ojos. Solo un tonto le creería a Lily.
"Está bien. Me haré algo".
Con eso, ella fue directamente a la cocina.
Mirándola alejarse, Lily sonrió con complacencia.
"¿Esa falsa hija del señor Jenkins cree que puede darme órdenes? ¡No lo creo!", murmuró burlona con frialdad.
Ella consideraba que solo los verdaderos Jenkins estaban calificados para tratarla como una ayudante en la casa. Además, ella y Maria provenían del mismo tipo de lugar.
Después de un rato, comenzó a escuchar algunos ruidos provenientes de la cocina.
Eran las verduras siendo cortadas rápida y hábilmente, y no pudo evitar fruncir el ceño. Aunque no podía verlo en persona, de alguna manera se preguntaba si Maria era más hábil para cocinar que ella.
"¡Ja! ¡Imposible!". Ella se enorgullecía de sus propias capacidades. Después de todo, esa era la razón principal por la que todavía estaba en esa casa.
Sin embargo, unos minutos después, un aroma espectacular salía de la cocina, y no bien Lily lo olió, no pudo evitar tragar grueso.
¿Qué estaba cocinando esa chica?
¿Cómo diablos podía un simple plato de fideos oler tan bien?
Los ojos de Lily se entrecerraron, asumiendo que Maria podría tener una receta única.
'Si puedo aprenderla, los Jenkins estarán más satisfechos con mis platos, ¡y tal vez decidan darme un aumento!'.
Al pensar en eso, casi babeó de emoción.
Ya no podía esperar para hacerlo realidad, de modo que fue al comedor y esperó pacientemente a que Maria saliera. Cuando escuchó los pasos que venían de la cocina, puso su más grande sonrisa.
"¿Ya terminó? ¿Qué hizo? A ver".
Esa era la primera vez que Lily actuaba con amabilidad hacia Maria, pero su sonrisa fue reemplazada por decepción y confusión cuando vio que la chica salía de la cocina sin nada en manos.
"Fideos", respondió la chica sin ningún indicio de interés en sus ojos.
"Sí, lo sé. ¿Pero dónde están?", preguntó Lily, ya un poco impaciente.
"Ya me los comí. Te dije que tenía hambre". El rostro de Lily se congeló al escuchar eso. Por su parte, Maria pasó junto a ella y se dirigió a la puerta principal. "Voy a salir a pasear y tomar un poco de aire fresco".
Lily no respondió, y solo recuperó el sentido cuando Maria cerró la puerta después de haber salido.
Ella tenía muchas ganas de saber la receta secreta de la chica, pero era demasiado orgullosa para preguntarle directamente. Entonces pensó en ir a la cocina para ver si había alguna pista.
Desafortunadamente Maria había lavado todo lo que usó, y la cocina estaba tan impecable como antes. Todo estaba igual, excepto por el persistente olor satisfactorio del bendito plato de fideos.
"¡Jum! Bueno, puedo preguntarle la próxima vez. ¡No creo que me lo oculte a propósito!", murmuró obviamente infeliz.
A pesar de que ya había pasado mucho tiempo, el exquisito aroma aún flotaba en la villa.
De pronto la puerta principal se abrió de nuevo, pero fue Vivian quien entró. Ella y su padre acababan de regresar del concierto.
"¡Vaya! ¿Qué es eso? ¡Huele muy bien!", exclamó Vivian con sus ojos abriéndose de alegría al mirar a Lily.
"¿Qué cocinaste? ¿Puedo comer un poco?".
Lily no sabía qué decir, y pensó que admitir que el sensacional aroma en realidad provenía de un plato de fideos cocinado por Maria la avergonzaría.
"Oh, ¿eso? Me dio un poco de hambre, así que me hice algunos fideos hace un rato. Pero me los terminé, y no quedó nada". Aunque no se notaba mucho, el rostro de Lily enrojeció de vergüenza.
"¡Entonces ve y haz un poco más para mí! ¡Puedo esperar!", ordenó de inmediato Vivian.
Lily quedó atónita al escucharla, y se dio cuenta de que no había pensado bien su respuesta.
Ahora estaba en un gran dilema, e iba a hacer el ridículo.
Ella obviamente podía prepararle a Vivian un plato de fideos. No obstante, no sería tan apetecible como el hecho por Maria, y la atraparían mintiendo.
Antes de que Lily pudiera responder de nuevo, una mujer digna y distante entró y le dio una palmada en el hombro a Vivian.
"Ya es muy tarde. No hay bocadillos de medianoche".
La chica solo pudo soltar un suspiro decepcionado, y luego respondió a regañadientes: "Está bien, mamá...".