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El Científico Oculto: La Venganza de la Esposa Traicionada

Capítulo 7 

Palabras:1669    |    Actualizado en: 22/12/2025

ntíficos que creían en mi visión, trabajó a mi lado, corrigiendo los datos saboteados, volviendo a ejecutar simulaciones y verificando meticulosamente

Navarro nunca había sido empleada, ni siquiera inscrita, en ninguno de los prestigiosos programas que afirmaba. Mi hermana, con su vasta red y equipo legal, ya había compilado un devastador dossier sobre el verdadero trasfondo de Kiara: u

te para la presentación pública se acerca. Los datos son estables, sí, pero todavía tenemos muchas preguntas sin respuesta. Y la co

perfecta. -Hice una pausa, luego continué-: Pero la prese

n par. -Elisa, ¿estás segura? Esto podría

de que Gerardo elija. O reconoce la verdad y usa los datos correct

ntación, hice dos llamadas

de emoción-. La presentación está a

una mezcla de molestia

gica-. Para esta noche. Después de la presentación. Y dile a la familia

arlos, su voz cargada de preocupac

a fija en los bulliciosos prepara

stante. Me vio en el escenario, una leve sorpresa en sus ojos. Se dirigió a la primera fila, con Kiara siguiéndolo, su brazo entrelazado pos

ela-. Nuestro regalo de aniversario. La mandé a hacer especialmente. Es una réplica

nriendo, un brillo triunfante en sus ojo

ceptado amablemente unirse a nuestra presentación esta noche. Va a compartir

tentando besar mi mejilla, pero sutilmente giré la cabeza, sus labios rozando solo el aire. N

scuchas, ¿no, mi pequeña científica? -Me apretó la mano, luego fue

Solo una resolución fría y clara. Las luces del escenario eran calientes, la audiencia

utir los últimos avances en la terapia génica para el Síndrome de Harvey. -Me lancé a una visión general concisa y profesional

pareció una nueva imagen: una comparación lado a lado de dos conjuntos de datos. Uno, meticulosamente anotado y ve

ardo, en la primera fila, se puso ríg

arían que la terapia génica fuera ineficaz, sino que también podrían tener consecuencias catastróficas para cualquier paciente que la reciba. -Mi mirada, fría y firme, se posó directamente e

ntó balbucear una negación: -No... yo... solo corregí a

deliberada para encubrir tu propia incompetencia? ¿Para r

señaló con un dedo tembloroso-. ¡Está tratando de sabote

ó con la mía. -Elisa -dijo, su voz baja, una súplica de explicación-. ¿Qué es

erardo -dije, mi voz resonando en la sala silenciosa-. ¿La verdad de qu

creo a Kiara -dijo, su voz firme, resuelta-. Es una científica brillante. Nunca haría nada para

na grieta final y agonizante. Mejor que yo. Todavía pensaba eso. No

vuelta, el micrófono haciendo clic mientras lo dejaba. Mi trabajo

asos firmes, mi cabeza en

omó del brazo, su agarre firme y tranquilizador. Salimos del salón de baile, dejando

de rosa en la cama. Revisó su teléfono por décima vez, un ceño fruncido profundizándose en su rostro. Ningu

a fueron un ajuste menor. Nada de qué preocuparse. Está

eloso. Está funcionando. Pero estás siendo r

r de esto. Tengo una noche especial planead

lices" juntos. Nuestra boda. Aniversarios. Vacaciones. Lo vio, un suspiro sentimental escapando de sus labios. Pensó en Elisa viéndolo, sus ojos llenándose de

ada por una ansiedad roedora. Intentó llamarla, pero su teléfono iba directamente al buzón de

gía bulliciosa que esperaba. Los laboratorios estaban vacíos. La oficina de Elisa estaba a oscuras. Sus efec

do algo de equipo. -¿Dónde está Elisa? -exigió Gerardo, su

llevó toda su investigación personal con ella. -Dudó, luego agregó-: Se ha convertido en la directora más joven de un nuevo instituto altament

a directora más joven? ¿En el extranjero? Las palabras lo golpearon co

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