El Científico Oculto: La Venganza de la Esposa Traicionada
traba a través de las pesadas cortinas, haciendo poco para disipar el frío que se había instalado en lo profundo de mis huesos. Gerardo es
n una sartén con un aire de domesticidad teatral. Llevaba un delantal con un estampado de chefs de dibujos animados, una imagen absurda
ías, bella durmiente! ¡Mira lo que tu increíble esposo te preparó! -Señaló con orgullo
Gerardo -dije, mi voz cuidadosamente neutral, una máscara de afecto practicada. La mentira
n mi sien. -¿Ves? Te dije que podía hacerlo cuando me lo proponía. Solo necesitas tener fe en mí, mi amor. -
echo. Se desplazaba por las redes sociales, una leve sonrisa jugando en sus labios, aj
areció en su estudio. Mi tenedor tintineó contra el plato, el sonido resonando fuertemente en el repentino
o, una habilidad que había perfeccionado para la precisión en laboratorios silenciosos. También significaba que a menudo podía captar fragmentos de
sintió como un puñetazo en el estómago. No era el casual "mi amor" que usaba
re se m
ntes, un sonido que me crispó los nervios-.
ajena. Un poco lenta, honestamente. Ella solo... hace lo que le digo. Está de
el alcance de mi "pequeño mundo de estudiante de posgrado". Y
n en su investigación fue una jugada inteligente. La mantiene ocupada, la ma
rativa. Eso es todo lo que yo e
reando su voz-. Elisa estará en el laboratorio todo el día. Te
tía en hielo. El departamento. Nuestro santuar
queña foto enmarcada en la mesa del pasillo, una foto del día de nuestra boda. Estábamos de pie baj
riendo el marco de la foto de la mesa. Se estrelló contra el suelo, el cristal
momento después, la puerta crujió al abrirse. Apareció, con lo
mí, sino hacia el cristal roto-. ¡Mi abue
esprovista de emoción. Señalé vaga
arlo. Era una pieza vintage, ya sabes. Muy valiosa. -Me miró,
n abrazo. Di un paso atrás, mis ojos fijos
apenas un susurro-. ¿
amente. -¿De qué estás hablando, Elisa? Nadie viene esta noche.
aba mintiendo. Directamen
ara va a pasar. Solo para una charla rápida so
¿En nuestra casa? El descaro, la falta de r
la tormenta que se gestaba dentro de mí-. Y sabe tanto sobre investigación gené
rodigio" que abandonó el posgrado y construyó una ide
cía cruelmente fuera de lugar. El rostro de Gerardo se iluminó. Prácticamente saltó haci
míos, brillaban con una diversión casi depredadora mientras me recorrían. Llevaba un vestido de seda, un carmesí vibrante que se aferraba a sus cu
a dulzura artificial que me hizo doler los dientes. Lo
hacia mí, su sonrisa fija. -Elisa, esta
sa. -Ah, sí. La encantadora señora Herrera. He oído mucho sobre ti. -Su sonrisa se tens
o. Descartó toda mi existe
podrías prepararnos un té, cariño. Toda e
pararles té? ¿En mi propia casa
grosamente tranquila-. No me siento p
ia Gerardo, su labio inferior temblando ligeramente. -Oh, Gerardo
mente grosero! Kiara es nuestra invitada. -Se volvió hacia Kiara, su voz suavizándose-. No
a. Siempre se ponía de su lado, incluso en mi contra. Mis hombros se hundieron. La ira fue r
-¿Sabes? -susurró, su voz apenas audible-. Gerardo solo se casó contigo porq
odo. La confirmación fue una herida f
ndose hacia mi teléfono, que yo había agarrado inconscientemente. -
trocediendo. -No es
puedes simplemente grabar cosas y salirte con la tuya? ¡Te destruiré! -Arañó mi mano, sus uñas
na bandeja con tazas de té en las manos. Se detuvo en seco, sus
. La porcelana se hizo añicos contra el suelo de mármol. Se apresuró hacia ade
no y haciendo un puchero dramático-. ¡Intentó pegarme! ¡Y
Atacando a nuestra invitada? ¿Has perdido completamente la cabeza? -Miró la mano de Kiar
lpitaba, un corte profundo sangraba libremente donde la uña de Kiara me
La traición era absoluta. Mi visión nadó, mi cabeza
te, como si perteneciera a otra persona. M
do, su voz aguda con autoridad-. ¡No vas a ni
itación sofocante, de esta mentira sofocante. Cuando llegué a la p
ículo! -exigió, su voz endureciéndose.
rillando. El dolor crudo estaba da
que estás molesta. Pero no hagamos una escena. Vamos, hablemos de esto más tarde. Ten,
e dulce, empalagosa. Una ola de mareo me invadió, desorientadora y repentina. La ha