icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

El Científico Oculto: La Venganza de la Esposa Traicionada

Capítulo 3 

Palabras:1647    |    Actualizado en: 22/12/2025

conciencia. Sentía la boca seca, mis extremidades pesadas y lentas. Un aroma extraño y dulzón impregnaba la habitació

ca. El murmullo grave de Gerardo, seguido de una

voz de Kiara, ligera y etérea, se escuchó clara

bía mostrado en meses-. No se moverá. Es lo suficientemente pesada como para dormir a t

rdían con lágrimas no derramadas. El dolor de su

Porque eres mío, Gerardo

. Eres mi único y verdadero amor, Kiara. Ella no sign

de la niebla. Mi última pizca de esperanza, de que quizás había algún malentendido, alguna exp

rogado, reconoció la familiar intimidad que comenzaba a desarrollarse a mi lado. Los sonidos, los movimientos, el aroma op

xtremidades se sentían menos pesadas. Podía sentir la textura áspera de las s

ntina ansiedad-. Esa grabación de antes... si consiguió algo, podría arruinarme. Nuestro contra

fono. Y es demasiado estúpida para hacer algo inteligente con él de todos modos. Es

había escondido antes de que él volviera a la habitación. Pero mi teléfono del trabajo... el que tenía todos los datos de l

lentas, pero mejorando. La voz de Kiara estaba más cerca ahor

tono agudo-. Su teléfono del tra

davía medio dormido-. Probablemente e

pánico-. ¿Y si grabó algo importante? ¡El instituto podr

Mi corazón saltó a mi garganta. Tenía que actuar. Con una oleada de ad

-dije, mi voz ronca, s

tando hacia atrás

s ojos muy abiertos por el shock. -¿

balanzó de nuevo, sus ojos salvajes, des

arre mortal. Kiara me agarró del brazo, sus uñas clavándose, tratando de abrir mis dedos. Tropezamo

a la barandilla del b

mente, incluso en su estado drogado, se movió instintivamente para proteger. Mi

r explotó en mi cuerpo, una agonía al rojo vivo que lo c

ia mí, sino hacia Kiara, que yacía gimiendo a unos metros de distanci

esperación, sangrando en el frío patio de piedra, y él me miró como si no exis

o se os

aba en una cama de hospital, las sábanas blancas y crujientes un marcado contraste con el

l rostro pálido y demacrado. Levantó la vista, sus ojos se encontraron con

a. Me diste un susto terrible. -Se levantó, acercándose a mi cama

mentira nauseabunda. -No lo hagas -g

antos moretones, una conmoción cerebral leve. Los médicos dijeron que te recuperarás por completo

ía. Y luego, lo destruiría. Protegería mis bienes, cada centavo del legado Montemayor que tan descuidadamente descar

aminó hacia la puerta, sacando su teléfono. -Neces

sa está bien. Solo está... siendo dramática. Quería algo, algún tip

tar la violencia, la traición, la pérdida. Apreté los dientes. P

erte ahora, cuando volvió a entra

, probablemente se dañó en la caída. No te pre

o del trabajo. Si algo le pasa a eso, Gerardo, te haré personalmente responsabl

ospecha. -¿De qué estás hablando? ¿Qué podría ser tan

desprovista de emoción-. Descub

ndose. -¿Me estás amenazando, Elisa? ¿

ntrando su mirada de frente-. Y si continú

Eres una cazafortunas, Elisa, fingiendo ser una académica in

vadió. -Quiero que me den de alta -dije, mi

s. -Bien. Pero no creas ni por un

mera, su rostro grave. Sostenía un portapapeles, su

... hicimos todo lo que pudimos. Pero la caída...

y devastadora. Mi bebé. Nuestro bebé. Se había ido. La vida que había protegido instintivamente,

sien. Pero no era un grito de desesperación. Era una lágrima de sombría res

l mensaje condenatorio de Carlos, el que confirmaba la identidad de Kiara. El que probaba la traic

nada que perder. Ninguna vida inocente que proteger en

Obtenga su bonus en la App

Abrir