La rosa y el asesino
haqueta de cuero del hombre que la había salvado, sintiendo el viento helado cort
tre la confusión y el miedo. ¿Por qué la habían ata
tió su pecho apretarse al darse cuenta de que no tenía control sobre lo que estaba ocurriendo. Siempre había sido
apartada, lejos del bullicio del centro. Estaban en un barrio antiguo, donde
nó él sin vol
ido y la sujetó del brazo, guiándola hacia una puerta de metal desgastada por el tiempo.
esa con algunos documentos y un par de armas descansaban sobre ella
ént
me hasta que me
ente hacia ella. Sus ojos, oscuros como la median
bre no
stió Valeria, cru
sta la mesa. Tomó una de las armas y la deslizó hacia el borde
amo Al
dvertencia. No sabía si era real, pero
emonios está pasando? ¿P
s en la mesa y la
algo que no
frunció
solo una periodista de inve
una breve risa,
escribir un artículo sobre la corrupción dentro del gobierno francés y l
gre se
a su vida en peligro. Lo había trabajado con cuidado, con pruebas, con fuent
iciente para que inten
ello
l sofá. Su mente intentaba encontrar una salida, una solución.
os? -preguntó en voz baja, levan
pondió de
xacta
por qué m
nto frente a ella,
ía la orden
desaparecer de
Qu
ar tus movimientos. Pero cuando vi
ió que todo
én te
erró los ojos an
re mantenerte con
o era un simple ataque. Era algo más gran
iar en el hombre que, hasta hace unas hora