La rosa y el asesino
la habitación. Valeria intentaba asimilar lo que acababa de esc
ente, cruzando los brazos-. Me estab
asintió
rre
es, ¿pa
ante, como si estuviera dec
gerte -resp
tó una risa
erme? ¿D
onas que intentaron
beza, sintiendo un
, lo habrían hecho antes. He estado e
a molestia. No tenían pruebas de que t
ahor
la miró co
cionar. O encontraste algo que aún
una red de corrupción que vinculaba a empresarios franceses con la mafia rusa, pero
rado -lo señaló con la barbilla-. Dijist
odos sobre sus rodill
do deci
en alguien que me
mo si ya esper
nes otr
ir a la calle como si nada. En ese instante, probablemente había personas
ficaba confiar en alguien que cla
sa si de
u cintura. La colocó sobre la mesa entre ellos, sin levantarla,
Pero te garantizo qu
a de Valer
tás ame
oy diciendo
otro. Finalmente, Valeria soltó el aire que no
-preguntó con
arma con un movimien
í esta noche. Ma
dó
ugar má
me dirás to
a media sonrisa
sea ne
licó. Estaba atrapada. Lo único que pod
omó una manta de un arma
tuyo. No int
el aire y lo mir
lo in
r sonrió
verás lo
na pequeña habitación contigu
venas. Estaba sola, en un departamento desconocido, con un hombre mister
adora era que, por ahora