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Una noche por contrato

Capítulo 3 Cita en la noche

Palabras:1100    |    Actualizado en: 07/11/2024

s más modernos. Sin embargo, había algún que otro lugar que se podía mostrar. Diego parecía ávi

ña había aprendido a darme mi lugar. Crecer sin papá me hizo tener que vivir todos los derrumbes de mi madre por su ausencia, sus infidelidades y el alcoholismo. No fui a la

el tono. Diego me miró aún co

acían un par de hoyuelos y entrecerraba los ojos

dedicas en realidad. Me dejaste un pañu

terrogante, aunque lo disim

é ti

aballeros

nunca más he visto a los otros chicos. La verdad, los extraño u

primavera muy agradable. La ciudad era famosa por uno

ía ir a Las

só curiosidad. P

n, sino que le llamamos así a los cu

ierra, y al siguiente de pocas entendederas. Era tierno de cierta forma, y no sabía si a

ven que yo. Nada memorable, nada despreciable. Justo lo necesario. Siempre había temido a las relaciones a largo plazo. A mis 27 años no tenía claro qué quería exactamente. Mi ex, Finn, era mucho mayor que yo y comenz

medio. Feliz, realizado y hablando del retiro, tres

amos a Las

ás cerca posible, pues hay una par

tro destino y se subió antes que yo. Lo de caballero ni siquiera lo intentaba, y me parecía gracioso encontrarme por pr

a se me subía, mostrando gran parte de mis muslos. Tomé una mano suya con disimulo y la coloqué suavemente sobre mi piel desnuda. Al tacto cálido s

ue acabas de hacer -mos

de charlar. Era un viejo conocido de mi madre y estaba contándome de su famil

rí lentamente para dejarlo llegar y con dos de sus dedos comenzó a acariciar mi pubis por e

a dejó quieta con el índice, mientras el dedo más largo buscaba mi clítoris. Llegó hasta él y comenzó a acariciarlo con suavidad. Hice un esfuerzo para que el taxista no lo notara, pero comenc

, y a la izquierda una especie de camino de tierra apisonada que conducía a Las Lavanderas. Mi acompañante había logrado sacar su mano de l

na vez que el conductor del taxi se había marchado y ape

s? -le dij

creo que tenemos co

iguiéndome, o yendo a mi casa a v

as mujeres tan d

ezco! -dije hacien

quí en medio de la carre

-le dije y tomé su mano. Para ser un

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