Una noche por contrato
os empleados, así como hablar de lo que sucedía dentro de la casa ni siquiera en el patio de la mansión. Tendría un día libre a la semana, en el que
a usar aguacate, por ejemplo. Estuve pensando mucho antes de firmarlo. Tenía una extensión de un año con renovac
ones. Había desaparecido gente, pero nunca se encontraron sus cadáveres o pista alguna de su paradero. El único fa
así que podríamos quedar para ir a alguna parte. Salimos de allí en dirección a un bar a tres calles. Se llamaba El Alfil Irlandés y era muy f
luego se hacía imposible caminar desde las mesas hasta allí para pedir lo que queríamos beber. Aunque mi i
el contrato de
corporarme si deseo. Será un nue
a. No todo el mundo puede compartir espacio c
ina todo el tiempo, resp
enfermedad, ¿q
Imagino que según pasen
ía poco y se le veía hablar poco. Era muy atractivo, aunque ya nos habían contado qu
a, I
hace un tiempo! ¿Y e
isamente porque no la había notado hasta ese momento. Le explicamos a Iván que ella
e es como se honra a los muertos
l estómago. Era como si me prendieran fuego en el
re misterioso en las fotos de
ndiendo lo de los chicos con los claveles
rgolla negra en una de las orejas. Saludó a Iván y me hizo un guiño. Pidió dos t
na de las esquinas del bar. Había otros dos chicos igual
que mi amiga o yo poco podemos pensar sobre este hecho particular. Si ahora me perdonas,
hablábamos de otro tema, pero
er esos pectorale
imagino -re
Lo acabas de destru
s hermosa, sino la más pícara. Ya ve
ás delgado, pero de pelo rubio y ojos negros. Tenía los labios finos y la na
y ahora está triste -me dijo. Sus ojos pene
endo en su
fijamente hasta qu
es nada que decir, adiós -dicho esto chasqueó los dedos. El
man-. Dime la verd
miró y dejó esca
do fotos de su paquete. D
cosas Iván -dije con una
e hacer algo -arg
que mi amiga, tu y yo que
ia -la
Iván-. Es el lugar donde podemo
por ahí. Victoria se puso en pie y caminó hasta los chicos. Le susurró algo al musculoso y se sonrojó. Luego le
según Iván el musculoso sí tenía bastante para ofrecer. Quizás con el que sentí una conexión menos artificial fue con el tercero de los chicos, el que no se había acerc
o baladas de los '70. Black Bunny era un viejo edificio que se encontraba a cinco calles del b
a mal. Estaba pulcramente organizado, con la decoración en dorado, rojo y negro. Quien estaba en el recinto no sentía qu
ensamente. Para ser un «curioso», tenía bastante hambre de la boca de otro hombre. Según se detuvo el elevador descendieron primero la pareja de chicos y luego Vicky con el rubio. En el penúltimo piso el apa
as no
y yo nos mira
uertas con insistencia, hasta que de la contigua salió un hombre sin sin ropa. Sus nalgas estaban descubiertas y eran sostenidas por un par de correas. Solo se tapaba su miembro con un trozo diminuto de