EXILIADO:La sangre del monarca
tas chocaron la polvorienta tierra y alargó su mano al
había dado un paso hacia delante para defender a su amigo. El choque de espadas retumbó en los oídos de los tres, y Taewon empujó al hombre con la espada para atacar al la
l arte de la espada, vería ofensivo su acto –aunque fuera para ayudarle a acabar más rápido con su oponente– si
os, con la espada baja, y l
las de su hijo. MinJoon sintió un apretón en el pecho, y se detu
sonrisa, y se reincorporo del suelo, aún polvoriento y adolorido por los fuertes tirones que había sufrido, lo
ecerle. - Le dijo dejándolo libre. MinJoon formó una m
de golpe y rodeó el cuerpo del señor para dar dos zancadas hacia el muchacho, y tomar su brazo para correrlo del camino. Todo fue muy rápido, el hombre no le atino
Murmuró el señor inc
negro no supo cómo reaccionar, sin embargo cuando vio los hombros temblando d
lia necesita el dinero
señor molestó, levanta
cio te dan dinero. - Tartamudeó y sorbió l
eger se habían convertidos en maleantes ambiciosos, dispuestos a pisar cualquier cabeza por tener más y más. De pronto un brillo en el polvo llamo su atención, se agachó y con los dedos descubrió u
cuerpos adoloridos de los hombres de Bae Jung ¿Qué hacia un
re con la hoja del arma en su cuello, dejándolo vulnerable e inmóvil. El rostro de Taewon no expresaba ni un aire de emoción o sentimiento, el solo defendía l
do de lo poco que tienen para ahogarlos en la desesperación. - Habló MinJoon. El h
de Taewon. MinJoon le asintió
uién cree
ientras el hombre extendía una sonrisa y se acercaba a él. -
risa s
, puedo matarte aquí mismo. - Lo señaló con su dedo lleno de anillos. - Es
. Dejando ver su rostro cubierto con la máscara, Bae Jung retrocedió de la sorpresa. Una sonr
sabes quién soy. - Dejo de sonreír y le mostró la insignia. Bae Jung tra
ué?- Ba
un hombre miserable, desesperado por borrar de dónde provenía y ser alguien grande. La realidad es que escorias como el, se escondían y huían de la gente realmente poderosa. En este caso; la ord
es su lugar, por eso simplemente en un arrebato co
hecho, habían librado de sus manos al señor y a su hijo. Habían hecho lo qu
nia esta
ás corrupto, y la orden de la ser
.
dedos o
la S. - ¿Cuál es su p
ba inmensas ganas de echarse a reír. Eran tantos los nervios que revolvían
gusta
ma en la que vestía esa noche. Un Hanbok de seda gris de elegantes mangas blancas, y botas negros bien lustradas. Había salido con hombres antes, y ninguno había sido tan recatado y distinguido como el hijo del primer ministro. Sus pasados
rido? - Preguntó el ho
mo, sin embargo he de admitir que una que otra ha l
son
la mirada de la muchacha nuevamente hacia él. - Mi padr
r primera vez se
ue los libros se categorizan de acuerdo a si eres hombre o mujer, ¿Por qué si eres hombre debes leer
icto régimen, y aunque no puedo decir lo que es correcto o no, creo q
es al señor Lee?- Bromeé. Bon Hwa abrió los labios c
Si un psicópata me escuchará
acompaño e
osas tan absurdas como ponerle géne
o con uste
sol posó sus manos sobre el barandal, y admiró el surco de las aguas que se movían como una serpiente por la ciu
ansmitía el paisaje. Bon Hwa observó su perfil detenidamente, y ensanchó una triste
ndo la madera roja, admirándola con los ojos y los dedos, como si t
vitar indagar en los rincones del rostro del hombre, intrigada
Bue
ada con la suya, y ale
os que aho