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EXILIADO:La sangre del monarca

Capítulo 3 CAPITULO 2

Palabras:1909    |    Actualizado en: 22/02/2021

provincia de

se

del re

años

ojo cereza que esperaba. Tomándolo con unas pinzas, lo dejo sobre el yunque, tomo de un

upado del jinete, su rostro se ensombreció de inquietud. El cabello se detuvo

l que la espada que forjaba sobre el bloque macizo de hierro. Inquieto y ansioso por saber

dió a su saludo con un asentimiento rápido y nervioso, sus ojos negros afilados como ojos de gato, lo miraron dese

perplejo unos segundo

a mu

te y el muchacho ante es

encuentra gravemente enfermo, los seis ministros le exigen qu

o jamás había evitado que sea proclamado rey de Joseon. Aun así, la enfermedad que desconcentraba su mente de los de

la vida de su propia sangre para conseguir lo que más anhelaba en la vida; el trono. Y él, era testigo en carne propia de ello, pues alguna vez también fue príncipe, y se le fue arrebatado y condenado a viv

é que te has arries

s mayor que él, lo había visto convertirse poco a poco en hombre, en un mundo del cuál el jamás estuvo acostumbrado - ni del cual tampoco debí

.

Gyeong

ongjeon, residen

n apuro. Cómo cada día y noche, se arrodilló frente a la

e puede oírme, le suplico que no c

la reina, estiró una corta sonrisa. Ella le res

ue no pue

pe Hyun, tu

egó con

iego el trono a mi propio hijo? ¿

el rey, sin embargo la inquietud en su corazón no la d

s ha costado. - Una lágrima corrió por su mejilla, gota que e

wang no tuvo la culpa. Sé que es demasiado frío para estar en el trono, su orgullo no lo

e... Por qué mi Joo

n el pecho para el rey. Abatido por la angu

si dijera un "lo siento" sin palabras. Y sin más se levantó. Al salir de sus aposentos junto con sus

ndonar la residencia del rey, se dio cuenta que por más que luche, la angustia al ver el rostro de tu

.

s labios callando una maldición. El hombre que trabajaba

le incumbe hasta averiguar lo que quiere. - Masculló el príncipe Kwang rodando los ojos por todo el lugar. Regr

su cabello negro largo hasta debajo de los hombros se movió, rebelando en la parte baja de

murmuró entre la

rrumpiendo mis planes. - Suspiró - Esperemos que la inteligenc

.

l, es la carta de presentación y la qu

caminaron como se les había enseñado. La primera, hija del primer ministro, Park Haneul, era la más apta para ser la esposa del futuro rey. De una belleza natura

ombros bajos, la cabeza inclinada y la espada encorvada, dio un paso al frente con pereza. Una cortesana, la superior que dirigía las damas de la corte en el pal

do los ojos con diversión. Así como había alguien con un puesto asegurado como reina, así también estaba la que "nunca" iba a casarse por lo desastrosa y desvergonzad

vergüenza, Ye-sol sol se levantó. La cortesana, se

etiendo el mism

No he dormido b

as. - La interrumpió con un gesto entre cansado y estricto. Poco a poc

Se disculpó con

ugares, practicar

revocó mirada en ella, más sin embargo su compañera al lado, la

to Ye-Sol, no puedes obligar

, y girando su cabeza para mir

ser honesta, que ser h

a más que una máscara, la hija del cuarto ministro ocultaba un ser despiadado y malhumorado que pocos sabían. A Ye-sol no le

nzas con tu presencia. Ni el más alto títu

solo un espejo para borrar lo desagradable que pueden llegar a ser las personas. - Se defendió Ye-sol. La hija del cuarto m

tratas

- Escupió sin delicadeza. Park Haneul, quien hasta entonces ha

otar su madurez ante las dos chicas que se asesinaban con la mir

inistro hervía como una oll

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