EXILIADO:La sangre del monarca
n la calle ancha. Un palanquín llevado por cuatro hombres en por sus extremos, esperaba a cada señor
egría la joven dama de tan s
sin más, dispuesta a dejar regre
rse. - Dijo inquietada la joven. Ye-Sol no le dio importancia –al m
ipal frente al mercado. Llega
ulsiva, podía esperar cualquier cosa viniendo de ella. Sin embargo ese día Ye-sol y sus padres tenían una importante reunión con el primer minis
cada estuve
dió su labio con inquietud y la siguió sin poder reprochar. Ye-Sol alzó el velo de tela blanca sobre su cabello
Gyeong
jeon
reunione
ang su sucesor!- Suplicó el primer ministr
tó un corto suspiro de fatiga. Su rostro detonaba las noches sin dormir y de su p
e aún inclinado, el resto de los ministros y
un ignorante a las súplicas de s
o se hará al cabo de siete días, hasta e
ron al unísono. El rey asintió si
incorporar su postura, alzó una comisura
.
Mi
polvo y afilando la mirada divisó a lo lejos una cabaña de madera inclinada sobre el relieve del suelo. De la pequeña puerta, salía una mujer de cabellos negros revoltosos, la piel sudada y la r
¡M
on la mano sobre la empuñadura de su espada - resguardada a lado de su cadera-. El suplicio de la muj
ro deje a mi hijo! ¡Le entre
a la de un cuervo, le propinó un pisotón que la hizo liberarse de sus brazos y en ese segundo de despiste, el jefe de la pequeña banda se distrajo con el alari
blando de pánico, y la mujer suplicaba con las mano
gan... - La mujer desvió la mirada del hombre y la dirigió a la entrada d
enle a
¡N
ero. El hombre cuervo lo alzó tirando de su cuero cabell
bota izquierda. Desde allí, y con una excelente puntería, lanzó la daga hacia el hombre de barba larga que sujetaba al niño. La sonrisa de
todos lados. El jefe de la banda gruñó exaltado y se
ta rata. - Espetó
–un ancho sombrero de bambú –, que dejaba a la imaginación su identidad. El cinturón de plata y la respla
éroe desconocido. Fuera lo que fuera, ninguno de los hombres se irían si
ada para atacarlo. El espadachín se corrió de un giro, y lo atacó por detrás, el h
perdiendo el equilibrio, mientras que el espadachín se movía con l
una risa socar
burrid
da, el hombre cuervo soltó a la mujer,
o con su espada, para luego empujar al delgado hacia su amigo, el jefe panzón.
ía mal "Pensó asquead
El espadachín, al ver que uno de sus oponentes marcaba una nueva maniobra que no había utilizado, actu
e titubeó al ver su semblante cubierto por una máscara de plata, que solo dejaba ver su mentón y sus labios. Sus ojos, fríos y opacos en una negrura
orizontal, dejando una larga herida en el abdomen del hombre delgado, que jadeo de dolor y se inclinó sobre su cuerpo. Ap
alzó su espada sobre su cabeza, el espadachín lo esquivó de un movimiento, y ata
o y vulnerable lo
cruel destino? - El hombre no evito lloriquear - Así se sienten ellos - El muchacho le dio una ojeada a
o qué lo mataría a los días, o lo dejaría sobrevivir si tan grande era su suerte. El espadachín prefería que la
ar, y al encontrarse con el cuerpo fallecido de un hombre, quien al parecer era esp
Suspiró, dividido entre dos bandos en debate. Dejarlo vivir... O no. Sus ojos chocaron repentinamente con el rostro de
do tal suceso. No quería sumarle algo más - por más jodido que ya estaba-. Guardó su
es tu
hombro en silenció. Ella, expectante lo esperó sintiendo su piel erizarse ante la im
mi nombre e
para siempre MinJoon, gr
ir, y con el hombre entre
.
ividiéndola- dos puertas de madera gruesa barnizada, se alzaban con un gravado dorado que se trazaba en toda su extensión. Una flor de cerezo dorada rodeada en una
habían sido parte de sus historias, habían renacido como la flor de cerezo tras una largo y cruel invierno. Pese a su belleza
abierta por la ama de llaves. L
ita Kim!
al porche de la casa, dónde su padre la esper
deseándole suerte, antes de que
trar asombró e hizo una torpe reverencia de respeto. El hombre le sonrió de lado y la saludo bajando sutilmente la cabeza
conocerla se
.- Musitó
debía asistir sin reproche. Ye-sol se sintió fuera de lugar al no v
opósito de esta
-Sol, lamento que hayamos i
nrió ne
su visita a nuestra estadía
nto a su lado y ella se sentó, para poste
ue su presencia en este encuentr
iro de reojo a su padre esperando una respuesta. Su padr
importante, al fin al cabo
sobre ella. Sus labios se entreabrieron d
Q-q
hablaban como si nadie más existiera, sin embargo, el jo
a bien?- Preguntó, con el c
r ministro dando su atención a la joven. - Queríamos que
, conteniendo su enojo apretando fuertemen
vil manipulación para excusarse y
e que caracterizaba la castaña mirada de la muchacha. No podía ser impr
supuesto. Me deja atónita el saber
jor del año
suavemente y con elegancia, la llevo a la taza del señor Park y sirvió un
Cómo sabrán... soy parte del proceso de selección de la futura es
el líquido caliente por su mano. Ye-Sol, ráp
a puesta. No queremos informar algo que aún no estamos seg
creo que eso disipe su molestia. - El padre de la muchacha se giró a mirarla con molestia. Ella lo ignoro y contin
padre. - Y por el honor de tu nombre, no podemo
romiso, cuando ella era parte de las jóvenes que podrían llegar a ser la futura reina de Joseon. No imagino que su des
al que el resto... Que
ión de esperar a la reina. Los jóvenes de las más altas posiciones ya estaban casándose, si el continuaba
sola? O peor aún ¿Qué termine casada co
legida, es la favorita de la reina, deberías olvidarte de ese
uera un objeto en venta. - Soltó Ye-Sol ya sin medir sus palabras. -
la oficina de su padre. Los tres hombres se qued
apta para ser la esposa del futuro Rey, y no le dolía, no quería ese puesto, tampoco quería rebajarse a ser alguien que no era. Pero no pensó que su padre tomaría tal acción. Creyó ciegamente qu
objeto de val
eñor
seco sus
. ¿Qué
pena. "Una pena que Ye-Sol odiaba" Dejo su mano
na mujer inteligente e independiente, conseguirá un bue
, y olvidando los formalismos y las posiciones, Ye-Sol la