EXILIADO:La sangre del monarca
tía J
s del s
de Gyeon
capital
del re
l cielo y el príncipe Min vio en
sin
satisfacción su trágico final. El príncipe Min, a sus recién cumplidos 14 años, yacía de rodillas frente al mayor con las ropas de dormir arrugadas y ras
ó una cínica sonrisa - ¿Ahora entiendes por qué no debes seg
a veloz mirada a su alrededor, noto cuatro hombres armados y enca
ído luego de intentar alarmar al resto de la guardia real que permanecía en sus puestos más lejanos, en las segundas puertas. Un gran frac
n con una maligna burla a su hermano mayor. Sabiendo bien las debilidades y heridas de su hermano, no temió en usarlas en su contra. -Eres el príncipe heredero, futuro rey
el, jamás lo había tenido, y pese a pensar que en ese extremo punto lo tendría, el príncipe Min seguía siendo el mismo
át
os, e ir al punto. Además de tentar al destino, quería ver qué tanto odio le tendría su hermano, no lo había visto titubear hasta ese ins
cialmente para esa noche, bajó hacia la cabeza del príncipe Min. Para con u
as que lo cubrían, dejando a sus compañeros perplejos. El príncipe Kwang tardó en reaccionar, viendo cómo el
una pequeña navaja, y el brillo de la piedra roja en el pomo, fue la señal para que del tej
lo emblema, la insigni
ió la falta de su espada, y sus ojos se abrieron aterrados al ver diez ho
eltos, y una gran intuición para saber tus planes. -El príncipe Min cortó con la hoja del cuchillo las sojas que ataban sus muñecas, y al hacer
ecir que te amé como un hermano. La familia
bía causado sus palabras. Disimulo su debilidad con un rostro inexpresivo, y
Kwang hizo lo mismo, y más soldados de su mando salieron de los tejados para luchar contra los hombres del príncipe Min.
de luchar contra un adolescente recién salido de su niñez. Pero allí estaba, con su
se adentró en su piel con fuerza, dejando salir un jadeo de dolor de los labios del príncipe heredero. El menor corrió hacia el lado contrario, en dirección a las puertas del pabellón. Esquivando la batalla de un mando y
etén
la izquierda. Se perdió entre los árboles del bosque con la clara intención de pasar desapercibido, sus piernas se llenaban de rasguños y cortes a m
pronto como había aparecido, y ahora solo quería ocultarse en un rincón y llorar pidiendo clemencia. Llegó a un camino de ti
cayó hacia delante, cerró los ojos por instinto, pero unas manos lo su
rimas corrieron por sus mejillas. El hombre lo sacudi
y yo Alteza, e
erpo al ver al jefe de la guardia real, Lee Ki-Young, frente a él
o sacaré
aferró al guardia Lee con fuerza, permitiéndos
.
abían quedado por parte del príncipe menor, habían salido de allí para detener al
erecha del heredero al trono, espera
ñor
na cachetada que hizo cruj
con vida. -Ordenó. -Y quema
se
que el príncipe Kwang estrujaba la espada entre sus dedos.
ncipe Kwang abandono el lugar con el resto de sus hombres, dejando la madera con