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EXILIADO:La sangre del monarca

Capítulo 6 CAPITULO 5

Palabras:3898    |    Actualizado en: 22/02/2021

Capital d

o m

on su padre esa noc

labios se extendían hacia arriba, creando pequeñas líneas alrededor de sus comisuras. Era joven y muy risueña, reía tanto que las arrugas sobre su boca habían surgido antes de ti

sonrisa con la que había partido hacia la puerta, decayó con fuerza, desapareciendo todas esas líneas. Él lo vio aún sentado en

corrió inmediatamente hacia e

lorar como nunca antes la había visto hacerlo. La abrazo, la beso y la llamo. Nada sirvió para calmar sus espasmos y solloz

ulpaba una y otra vez, consumida en un mar de lágrimas. Y el, aún entre los brazos de su madre, giró su cabeza como pudo su pecho

abía una cadena de plata brillante al resplandor del sol mañane

había comprado para su cu

cuello de su padre como siempre estaba, su cuerpo

e había

ontado. Su padre Lee Ki-Young, ex jefe de la guardia real, había sido encontrado muerto entre los escombros del palacio

urgido a mita

y era ridículo. Pero otras fuentes decían que fue una emboscada, y

as dudas, que

? Había posibilidad de huir, pero nadie lo hizo. El fuego no se extiende de repente, alguien tuvo

fuego en como todos lo decían, sino que habían atacado,

taba por al

uerte y la del príncipe Mi

apareció junto con unos ojos castaños dudosos de mirarlo a él o no hacerlo. Cerró su mano, y la arrastró so

te se volvería denso y agobiante. Empezarían los cuestionamientos, y ella nuevamente sería un mar i

los medios para sanar el vacío punzante que su misteriosa partida dejo. No iba a dormir en paz hasta que descubriera que p

bía podido dejar ir a su esposo y vivir felizmente con ello. Sonreía en las calles, pero Dong ju sabía que la madre risueña de arrugas alre

le gustaría, por eso no le decía nada, y le h

cena. Es t

su escritorio, a un lado de la pila de libros. La habitación s

cias

amente sobre una hoja amarillenta desplegada contra le mesa, notó la cali

avía l

miró desconcertado unos segundos, antes de segu

iota...

la mesa, cerrándola sin delicadeza. Molesto con ella por empezar una d

no. Dong ju parpadeó consternado. - El ya no está aquí. ¿Por q

se levantó de la acolchonada manta gris en el cual se sentaba, y se giró hacia la estantería de

icada y sensible palma de sus manos. Dong ju giró su cabez

es como si su recuerdo fuera una m

taba sobrepasando el límite de confianza que ella le había otorgado, la m

ad quiero

ve infelices. - Ella se acercó a su hijo, y puso su mano sobre su hombro, dánd

ogerse. - Aún queda está incertidumbre en mí que no me deja dormir. Quiero saberlo ¿Por qué parece que todos lo supieran, menos yo? Qu

ntió un escalofríos correrle por completo, bajo la mirada de su madre, se sentía desnudo y más vacío. Los efímeros segundos que parecieron

la carta

zo pe

e como una piedra, y se rompió

or, rodeándolo de pies a cabeza. Dong ju miró el suelo de madera consternado, con un sabor agrio en la

.

jo. Sin elevar la mirada y con la espada encorvada hacia d

monia de sucesión del príncipe

dentro del pequeño recipiente de tinta y alzó la mirad

día. - Volvió a tomar el pincel, y presionó ligeramente las cerdas contra el recipie

tad. Ya les h

más que decir, continú

preoc

ez más, y la sucesión al trono de su hijo, le qui

que ya no podría estar allí para detener el peligro que representaba su hijo al p

.

acumularse frente a l

cipal del palacio, permanecía vacía la mayoría del tiempo. Fue por eso que guiad

rey no parecía hacer presencia debido a su grave enfermedad, la gente suspiraba de alivió al tener un nuevo rey joven y fuerte. Las cosas estaban complicadas para

los pobres campesinos con sus altos impuestos, hacien

igirse a la entrada del palacio, pensó

rol de Eunhwa sal, todo

.

e incrustó

del príncipe Kwang

sol acariciaban las flores que flotaban en el estanque

iempo para él solo, disfrutando de un juego de "tiro al blanco", en el ja

mente, y ese era

uzando el estanque que rodeaba el pabellón de dos pisos, ha

puntar. Sus ojos negros afilados bajo unas prominentes cejas negras rectas, divis

oído. Eran voces suaves y agudas – Al instante se dio cuenta que

estaría desocupa

idea de que no se encontraba solo, si

con sus damas de compañía, su m

cipe Kw

eina son más silenc

Esas mujeres eran calladas, serías, y jamás hablarían más de lo necesari

fuertes. Detrás del gran árbol de cerezo que descansaba al borde del estanque, se vieron aparecer un gru

dornos, caminaban a la par todas iguales. Distinguió entre todas ellas un g

lección? - Inqu

s elegidas por la reina, una d

esposa"

requisito más. Una mujer la cual portaría el título de reina, sin ningún cargo ni responsabilidad más allá de darle un heredero. Por eso no se

sí él quer

uperior, girándose para mirarlas con molestia. Las cuatro mujeres asintieron apenadas con las manos juntas

ellas mismas que no se habían dado cuenta que una de ellas hab

dó atrá

Atr

resado en el grupo de jóvenes que pasaba en el jardín, interru

cabeza h

s, y el cabello suelto castaño rebotando sobre sus hombros. Ella llegó a reunirse con el

Ye-

de forma brusca y torpe, para volver a l

nde e

inclinó sobre la baranda de madera, queriendo escuchar mejor la conver

La dama Superior parecí

nció el ce

ero ninguna se detuvo a verlo - Soltó sin pensar. Abrió los ojos

con fuerza, tironeándola hacia arr

o una mujer muy paciente, tal así que parecía no inmutarse por nada. Pero ve

ía formado frente a sus ojos, se volvería roja de la v

piso del pabellón, y luego a la salida para cru

su mano sobre la de la mujer, e intento tirar

los dientes, y no apartó su mirada de los ojos de la dama Superior. - He tolerado

lo entre la dama Superior y la señorita Kim. Una de ellas, Park Haneul, fijó su mirada oscura en el homb

sto, con una cinta ro

da por un manggeon – una diadema que mantenía en peina

con bordados rojizos en sus mangas, hombros y en la cinta gris de

an con fuerza una en cada lado,

enas a los murmullos que se habían formado a sus

su atención. - ¿Se

joven, y alzó la mirada. Pronto, su rostro cayó al suelo del aso

buceó y enseguida se

quitar de un arranque la mano que la aprisionaba. La miró con el ent

ríncipe posando sus ojos negros en la joven, que

saron una breve sonrisa en la comisura

omportarse. - Le lanzó una fulminante mirada a la muchacha su la

dijo Ye-Sol sonrié

do. Y se detuvo en ella para mirar

recía ser la única con el poder de liberar

la aburrida trenza atrás, ella llevaba el cabello natural y rebelde acariciando sus hombros. Las cejas fr

omento que sintió un cosquilleo en su nuca, y se

iel se en

ansparentes ojos de la chica que al instante

sintió i

nsación en el pecho q

tinuar el recorrido. - Habló amablemente la Super

a del hombre sobre ella. La joven decidió afilar su mirada haciéndo

lla. La dama Superior alzó levemente su boca en una nerviosa sonrisa, sin sa

disculpó el príncipe enseñando sus dien

inó en despedida, y el r

ujer para todas. - No más distracciones s

ríncipe Kwang -quien se había ido en dirección contraria- se giró

Ye-Sol, sino

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