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La revancha del dragón

Capítulo 7 Seis

Palabras:3788    |    Actualizado en: 10/11/2023

años

hermosos, aulas de todo tipo, compañeros variados y laboratorios increíbles. Mi hermano fue quien me convenció de intentar entrar a una universidad,

ero no puedes escapar de tu realidad. Llora, recóbrate y pelea, tienes un mundo de oportunidade

también era consciente de que era muy probable que se refiriera a mí. Sin embargo, desconocía a nue

er a Siena—. La tía no debió ocultar información,

ría nombrada Montero Celestial, estaríamos preparadas, no habría decepciones ni disg

estudiar para el examen de admisión y, sobre todo, me

ía trabajando en una empresa o dando consulta o haciendo algo totalmente diferente. Mi prioridad era matar místicos mientras el resto del día lo vivía en modo zombie. Y cuando tuve la oportunidad de hacer una intro

andes laboratorios, en farmacéuticas o vería en qué

la destilación de un compuesto. Ya habíamos terminado todo el trabajo teórico y

er? —susurró Daniela en mi oído—. Todo seguro, un

lo que parecía no romper un solo plato y que al final resultaba ser lo más malévolo del mundo. Ajá, hablaba de los malditos duendes. Daniela n

ue suena

uando Karim vio el resultado del concurso de selección de la universidad y resultó que fui aceptada, prometí dar todo de mí e incluso más

en ubicado, pagaba a tiempo todos los gastos, siempre tenía comida en el refrigerador y además criaba de forma incr

l amor, pero era exitoso en su trabajo como contador en un despacho. Sus clientes estaban encantados con él y le agradecían llevar su s

aba con la ceremonia y en lugar de ver a Siena coronada y a muchos monteros jurándole lealt

los. Una parte de mí seguía resentida con Ariana, probablemente siempre lo haría, pero Josué era un caso diferente y a veces imaginaba que iba caminando por la calle y sin querer nos cruzábamos. Nos abr

de un montero, ellos dos

r adelante. Mi hermano y mis amigas me hacían ver la

ueños, su recuerdo me seguía doliendo, pero su imagen cada vez aparecía menos y solía distraerme de mil formas como las clases de crossfit o las

Llevamos un año siendo amigas

o bebo, y

da o cruda moral yo también he tenido. Se te pasa. Juras

e. De no haber sido por mi estupidez, Lucas no se habría enterado de mi ena

gusta… ¿Va

decir incluso que mi seguridad en mí misma rayaba en el egocentrismo. Se lo atribuía a mi época como montera,

osteniéndome de una tela y estudiando reacciones químicas increíbles que casi parecían magia. Y no tenía problema alguno con demostrarlo. Y e

a como éramos tan amigas si Daniela era tímida, yo e

o como si fuera obvio—. Ella

para el after. Estar con ella significaba que podríamos terminar en la playa sin recordar cómo llegamos hasta ahí. Una vez chocó

año que entra si solo

eres lo que sea que te ocurriera y

pero sí sabía que había pasado por algo triste y complicado que me negaba a relatar. Ella pensaba que se trataba de

siempre podía escapar si algo salía

—Daniela alzó un pu

también sabía que la hora de dejar t

bebidas de todos colores y sabores, con música tan fuerte que debía gritar para hacerme escuchar y un tumul

rada bobalicona y sus palabras arrastradas lo dec

Vivia, te juro

. La canción cambió y por los altavoces sonó una canción viral, cuyo máximo apogeo se había dado en el último

sería mi segunda bebida y me había dado un límite de tres. Dado que ya eran las diez de la noche, decidí dar

¿sabes? —Dani se sentó junto

ría verla en

nosotras, ella en

rpadeó varias veces y volteó la c

illó por encima de la música—.

habló primero a Dani, pero

trás mi timidez para hablarle a ese chico de ahí —señaló

, el alto o el bajo, el que conoció ayer o el que había conocido hace medio año. El problema es que nunca les hablaba, era tímida y no podía

necesario y se sentó con él a platicar. Y entonces alguien cayó a mi lado pesadamen

feroz y por mucho, era el hombre más caliente en el bar, vi algunas chicas mirarlo sin decoro y a algunas otras murmurar emocionadas. Pero él solo me veía a mí, sus ojos me analizaro

ible con la vida por mucho tiempo y un nudo apareció en mi garganta. Era él, lo tenía f

por si alguna vez necesitaba verme. <>. Fueron sus palabras y yo siempre le

stregándome en mi tristeza y que de pronto tocarían a la puerta, que él me diría que lo había pensado y que se había dado cuenta de que no podía simplemente

olver, lo segui

que existía la posibilidad de jamás verlo de nuevo, en mi

do yo sola. Estaba feliz de verlo, pero primero debía de saber qué quería. Aún así, mi sonrisa fue grande y gen

dije señalándome con actitud juguetona, pero

pleta —quise tomar su comentario como un cump

posicionó sob

estaba alegra

bierta, pensé que estaría bien tomar uno y más si debía soportar un discurso sobre la sensatez.

ía que

ar mucho en qué hacer a continuación. Inhalé profundamente y tragué el humo, sin

ue no l

s de antaño, el que era antes de que cometiera el error de c

Búrlate, pero mientras dime

asar el apodo—. Hoy

con poca frecuencia, tampoco es que fuera tan rara, pero sí podías vivir un rato sin preocup

e, debíamos

ocupadas a mis amigas esos días para evitar que les ocurriera algo, pero no me asustaba. Lo que me asustaba era que está

sin respiración—. Deberías estar

se me hacía raro que e

parte de mí se sentía soñada porque le importaba lo suficiente como para venir a avisarme antes de cumplir con s

enas un segundo, pero su mirada se dirigió hacia el exterior. En ese momento deseé no haber volteado porque el ver a Siena recar

staba voltean

l promedio para darme cuenta de que ellos dos tenían algo, n

definir, mi cabeza punzaba y mi pecho dolía. Se

a, no es lo

stás c

a, una pizca de cu

s lo que pi

qué co

Lucas se alejó un par de centímetros. Tenía tantas ganas de golpear

specífica, solo pasó —se enco

r se acomodó en mi interior y supe que se quedaría ahí para siempre, sería crónico. Verlo era como si me enterraran una daga una y o

hice desde la facet

chingada. Tú y yo no somos familia Lucas, tú y yo no somos una mierda. No me hables jamás, no me busques de nuevo —su expresión fue neutral, pero no podía no sentir nada,

desaparecer toda mi aflicción y liberarme. Solo quería dejar de sentir. Tiré la pulsera al suelo y de un solo pisotón la rompí,

desconocido se acercó a bailar conmigo y lo dejé, cuando intentó be

d con un imbécil desconocido a quien no recordarí

desahogar toda mi furia. Pero no fue así, ningún místico me atacó en todo el tiempo que es

que Lucas no me eligiera, él tenía todo el derecho a amar a quién fuera con la magnitud que él quisiera, pero que fuera Siena era un suplicio. No era su culpa, pero

abía renacido, una Viviana dispuesta a olvidar, a no

e la mejor decisión que había tomado desde que dejé a los monteros atrás. Me ayudaba a conc

o más tóxicas. Mi hermano se hartaba cada vez más de mí, sus regaños se hacían más frecuentes hasta que un día simplemente no pudo

stada, me sentí aliviada porque tal vez podría morir. No tenía el valor de matarme a mí misma, al m

perdición y que no podía controlar su propia vida. Y estaba bien, lo había aceptado, estar en el fondo er

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