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Un año para divorciarme

Un año para divorciarme

Morgan Mikaelson

5.0
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Capítulo

Sara es una joven estudiante universitaria que huyó de su casa, conoció al anciano Rafael Moretti y este le brindó su protección a cambio de que se casara con su nieto. Tres años después Sara seguía sin conocer a su esposo y una noche bajo los efectos de una droga terminó durmiendo con un desconocido que resultó ser su propio esposo. Hugo es un joven empresario que ama disfrutar de la vida y las mujeres, solo hay tres tipos con los que no se mete, menores edad, novias de sus amigos y mujeres casadas, Hugo odia a las mujeres infieles, la ironía de la situación es que él siempre que le es imposible es infiel a su esposa. Hasta que conoce por casualidad a una chica poco femenina y de carácter fuerte que termina siendo la mujer con la que lleva tres años de matrimonio. Ambos quieren divorciarse debido a malos entendidos pero el anciano Rafael Moretti no se lo permitirá hasta que pasen un año conociéndose y conviviendo juntos. ¿Qué les depara el destino? ¿Después de 1 año juntos sus planes aún serán los mismos?

Capítulo 1 Cena

Era una fría noche de invierno y en una salón privado del restaurante más exclusivo de la cuidad X un grupo de universitarios bebían y charlaban alegres celebrando el reencuentro luego del inicio de las clases.

— ¿Cómo te fue en el verano Jose? ¿Cuántas nuevas conquistes tuviste este año? - habló uno de jóvenes, usaba un atuendo elegante y evidentemente de marca, por lo que daba a entender que venía de una familia adinerada.

— Pues igual que siempre, nada interesante – respondió Jose sin querer dar detalles, no le gustaba presumir de sus conquistas, encontraba deshonroso hablar de las mujeres.

— Déjalo, Tobías, a Jose no le gusta hablar de las mujeres- intervino una chica del grupo- afortunadamente a un quedan hombres decentes en el mundo.

— Vamos Lydia deja las indirectas, hace dos años que terminamos, en ese entonces era joven e imprudente, siento mucho haberte hecho daño. – se Justifico el llamado Tobías.

— Ya que estamos hablando de conquistas – volvió a atacar Lydia – donde has dejado a tú perrita faldera.

— No sé a quién te refieres- fingió inocencia Tobías.

— Sabes que hablo de Sara. ¿Dónde está? Llevamos rato esperando por ella para cenar y aun no aparece.

— Debe venir en camino, no te preocupes ya debe estar al llegar.

— Ella no me preocupa, simplemente me indigna que tenga esos aires de grandeza, siempre llega tarde y tenemos que esperar por ella. No sé de donde saca esos aires de superioridad, todos nosotros somos hijos de personas importantes, políticos, empresarios, personas influyentes en este país y ella solo es una recién llegada que ni siquiera sabemos nada de ella, ni de su familia. Hace tres años que la conocemos y apenas sabemos nada de ella.

— Sabemos lo que ella nos quiere contar y a nosotros nos basta con eso, todos tenemos secretos y nos gusta que respeten nuestra privacidad, así que deja de inmiscuirte donde nadie te llama y si te molesta esperar puedes cenar tu sola nosotros la esperaremos. – la regaño Tobías cansado de los constantes ataques contra su amiga.

Justo en ese momento se abrió la puerta del salón privado y la figura de una delgada chica se hizo visible para los presentes, usaba ropa sencilla sin prendas y apenas maquillaje, pero aun así su belleza resaltaba entre el resto. Tenía un aspecto angelical, pero había algo en su aura que denotaba poder, algo atrayente y sexy. Todos los chicos se quedaron mirándola y babeando excepto Tobías que miró hacia la puerta cuando vío que se abrió y con indiferencia sin apenas mirarla dijo:

— Ya estás aquí, rápido ven siéntate vamos a comer que Lydia se muere de hambre.

— Siento mucho llegar tarde, estaba ocupada. Para compensarles hoy invito yo.

Todos agradecieron y saludaron a la recién llegada, mientras que Lydia ponía los ojos en blanco y se preguntaba porque todos la querían tanto, es verdad que era hermosa, pero su personalidad dejaba mucho para desear.

Llamaron a los camareros y todos pidieron sus platos, el ambiente volvió a tornarse alegre y animado. Luego de la cena comenzaron a beber, la mayoría de las chicas se habían marchado ya, solo quedaban en la habitación Lydia, su amiga Mónica, Sara y otros cinco chicos.

— Mírala que vulgar – le habló Lydia a su amiga refiriéndose a Sara que estaba jugando cartas y apostando con los chicos.

— La verdad es que su cara engaña, cualquiera que la ve piensa que es una inocente flor- la apoyo Mónica – pero en realidad se comporta como un varón, maldice, juega cartas, bebe como barril sin fondo. Creo que nunca la he visto usar un vestido. ¿Será Gay?

— No lo creo, en realidad lo que es, es una mosquita muerta. Quiere estar rodeada de hombres todo el tiempo, mira a Tobías como lo trae. Esta noche le voy a dar una buena lección para que aprenda a no meterse con los hombres ajenos.

Y así mientras los chicos perdían todo su dinero con Sara un plan se estaba creando a sus espaldas. En la habitación contigua se celebraba una cena de negocio, un importante empresario había viajado desde la cuidad Y para reunirse con el CEO de la empresa más importante de cuidad X, tenía como plan expandirse a esta ciudad, pero necesitaba de la ayuda y el permiso del CEO, le costó meses conseguir esta cita después de múltiples intentos así que tenía pensado recurrir a lo que fuera necesario para lograr su objetivo.

— Señor Moretti muchas gracias por aceptar esta reunión.

Frente a él, Moretti le dio un leve asentimiento de cabeza. Hugo Moretti era un despiadado empresario, que con tan solo 27 años había llevado la empresa familiar a ser la más importante. Se caracterizaba por no ser muy conversador, su intelecto y avidez para los negocios. Había vivido casi toda su vida en extranjero expandiendo por el mundo el negocio familiar. Solo se encontraba en cuidad X pocos días al mes o por negocios muy importantes.

Hacia solo unas horas que había aterrizado su avión y ya había tenido una reunión con la junta de la empresa, cerrado dos contratos importantes y ahora solo que quedaba esta última reunión, no le interesaba hacer negocios con Felipe Ramírez, pero era tanta la insistencia que decidió acabar de realizar la cita para que su secretaria pudiera tener un poco de tranquilidad.

Felipe le explico sus planes a Hugo y este escucho en silencio, fingiendo que prestaba atención.

— Señor Felipe podría darme cinco minutos, necesito ir al baño. – le interrumpió Hugo cuando creyó que estaba a punto de quedarse dormido.

— Claro, adelante.

Hugo se puso de pie y salió de la habitación seguido por su secretario Alejandro. Salieron hasta la terraza.

— Crees que seria demasiado grosero si lo interrumpo y le pido que no siga explicando porque no tengo ninguna intención de hacer negocios con él.

— Creo que eso sería extremadamente grosero señor, y dejaría una muy mala imagen del grupo Moretti y de usted. Así que déjelo hablar un rato más, ya debe estar al acabar y cuad

no termine le dice que no esta interesado en su propuesta.

— Sabía que dirías eso – Hugo prendió y cigarro y dio una larga bocanada.

Continuaron conversando y no notaron que uno de los trabajadores de Felipe los había seguido y escucho toda la conversación. Este inmediatamente corrió a contarle a su jefe.

— Pero quién se cree el niñato este que es, cuando el andaba en pañales yo ya estaba dirigiendo mi empresa. – gritó Felipe colérico dando un golpe en la mesa.

— Cálmese señor, que lo pueden escuchar.

— Continuemos con el otro plan – le dijo Felipe a la mujer que estaba a su lado esta sonrió con satisfacción, llevaba toda la noche desde que vio a Hugo esperando que la negociación saliera mal para poner en marcha el otro plan.

De inmediato se paro y hecho un liquido en toda la comida de Hugo, desde el vino, el agua y en todo lo que pudiera tocar para que no ocurriera ningún error.

— Bien – dijo Felipe y señalando al chico de antes le dijo – tu ocúpate del secretario de Hugo, aléjalo de aquí para poder realizar el plan.

El chico asintió y salió de la habitación.

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