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La revancha del dragón

Capítulo 3 Dos

Palabras:2604    |    Actualizado en: 10/11/2023

años

traía rebotando como si fuera un yoyo. La cabeza me daba vueltas, ver el mundo boca abajo no era para

que enfrentaríamos un estúpido gnomo, si acaso un travieso duende, no algo mucho más evolucionado. Solo esp

o, mi sangre habría caído y en apenas un pestañeo habría terminado siendo sirvienta de algún fey retorcido y perverso. Dentro de las ventajas, estaba

compañero apareció en mi visi

, alzó la cabeza y levantó el arma, al parecer algo se acercaba. Aproveché para tomar un cuchillo de mi vaina y me doblé sobre mí misma

ueso. Para cuando me incorporé, un hada sonriente y hermosa jugueteaba con mi compañero. Su risa melódica era desagradable, sus ojos un par de dagas brillantes. La maldit

, el árbol cobró vida y

especie de reto para ver si éramos mejores qu

ros. Tomé mi espada y corté cada rastro de la naturaleza que se iba contra mí, cada rebanada y cada estocada provocaba que la naturaleza

ra sangre a menos que fuera para someternos a su voluntad y quedar a su merced; eso sería peor que morir. Si nos mataba, sería solo

var en el tronco de un árbol. Me basé más que nada en mi instinto, no creí que funcionara. El alarido del hada resonó por el lugar, el at

ía un aroma floral. Al vernos, el hada se removió más agresivamente, sus gritos de dolor tan molestos como su estúpida risita. Punto para nosotros, todos aquellos que había sometido serían liberados

de puta mostró su

ío, su rostro fue el que me tumbó emocionalmente—.

y un asesino >>. Me dijo con esa sonrisa capaz de hacerme sentir que todo estaría bien. << No estaré de forma física, pero siempre estaré aquí y aquí >>. Tocó mi sien y después mi pecho en dónde estaba mi corazón. << Siempre que me necesites, estar

on hablar de él y con él. Dijeron que era una deshonra, un traidor y que había preferido irse a que quedars

je titubeante—.

an característica de él— ¿O qué? ¿Ha pasado tanto tiempo qu

cabello antes de irse, era mentira, él me pidió que lo abrazara después de decirme que si pudiera me llevar

naron en mis ojos, debí

dolido su ausencia. Di un par de pasos al frente cuando caí en la cuenta del error: Mi hermano me llamaba Vi, no Viv. Viv era el a

ento de profunda decepción por haberme hecho dudar y posteriorment

rtirme. El hada sostenía una rama afilada y gruesa con la punta dirigida hacia mi pecho, estaba a un par de centímetros de

usurré al oído—. Pero te gan

u grito fue música para mis oídos. Ya no había más brillo divertido en sus

mi mente, esta vez era el real. <>. Había dicho y él no quería que yo lo fuera, pero me convertí en una de las mejores, no de humanos ni de animales, claro, si no de seres perversos

El hada se deshizo en un líquido plateado que se evaporó antes de tocar el su

eran pesadas y duras, sentía las mejillas arder y tembla

mi compañero para distraer

sacudió las ho

mitadora —me miraba anonado—. Creí que estábamos perdidos. Yo una vez logré salvar a mi abuelo de una imitadora, pero él solo

enfrentamiento con el hada imitadora abrió una herida que n

mentarnos como si hubiésemos corrido un maratón. Siempre que volvíamos me sentía cansada y hambrienta,

frente a mí. Se veía cansado, por supuesto, generalmente él llegaba il

é te

mejores noches eran las que no tenían una sola muerte. Cada que salíamos la muerte acechaba, pero nos era algo tan ajeno que no nos despedíamo

cionales y eso es lo que nos hacía menos

que le restaba importancia—. Hirió a un

rme diciéndome que él no podía saber mis sentimientos, que sabía encubrirlos tan bien que solo alguien muy observador se daría cuenta. Pero no era así, más de dos comp

e si él sabía y no me había dicho nada al respecto, significaba que no le importaba

a que te

n unas ramas, no estab

ba de muy mal humor. Era porque se acercaba la fecha en que su familia fue asesinada, cada año era lo mismo, una

mos, vi como cargaban su cuerpo para llevarlo a la morgue del cuartel. Tenía una ventaja con él, pues al contrario que los demás, él

él sin pensarlo y que jamás permitiría que alguien le hiciera daño, que él sería más prioridad que incluso mis padres cuya relación padre-

tonces una montera que salió en su pr

a despeinada y se veía fatigad

fue muy agradable, deseaba olvidarla

ímica —dije con fastidio—.

n los gastos, ellos mismos estudiaron, mamá en modelo híbrido y mi papá en línea, pero a fin de cuentas tenían su licenciatura. Y, por ende, yo t

atemática, mis padres eran felices si yo aprobaba así fuera con un seis. Y dado que mi priori

estuviera al lado. Veía a las chicas hacer pijamadas, arreglarse para las fiestas, ir a plazas, coquetear con chicos y hacer deportes de manera extracu

y maquillajes, yo estaba destinada a proteger a la humanidad y

ana expongo y ni siquiera he hecho la presentación —tomó un

o. Al llegar, subí las escaleras detrás de él. Debía decirle, armarme de valor para confesa

é dormida casi al instante, arrepintiéndo

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