Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Destinada a mi gran cuñado
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Novia del Señor Millonario
Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón
Mi esposo millonario: Felices para siempre
Una esposa para mi hermano
No me dejes, mi pareja
Regreso de la heredera mafiosa: Es más de lo que crees
P R Ó L O G O
Dos gruesas lágrimas bajan por mis mejillas al recibir el fuerte impacto de la cachetada que me ha dado mi madre. El dolor y la decepción es tan claro en sus ojos por lo que acaba de ver. Yo no tuve culpa de enamorarme de mi mejor amiga, yo nunca quise que todo cambiara desde el primer beso que nos dimos y desde aquella vez donde…
—¡Otra vez no! —Betsy le grita a mamá, deteniendo el golpe que me dará—. ¡Está loca! Todo esto porque nos enamoramos.
—¡No me toques! —Mamá la empuja con fuerza haciéndola caer, y cuando estoy por levantarla me toma del brazo alejándome—. ¡No tienes que sentir lástima por esta tipa! ¡Por Dios, te pervirtió! Tienes que alejarte de ella, hija. No te hace bien tenerla cerca.
Paso la mirada por mi hermana, por mi papá que se mantiene callado y por último miro a Betsy. No podría dejarla sabiendo que me enamoré de ella. La amo y sería una locura dejarla ir en este punto donde siento que será la única que me cuidará.
—¿O ella o nosotros? —La fuerte voz de papá me hace levantar la mirada. Tiene sus ojos enrojecidos—. Decide. Si te vas con ella pierdes todo, no quiero una hija que nos ha llenado de vergüenza.
—¿Vergüenza por qué, papá? —Me acerco sin miedo a que me pegue—. ¿Por no formar una familia con el estúpido que querías para mi esposo, o por enamorarme de una chica?
—¡Por ser una puta lesbiana! —Me grita con enojo—. ¡Eras mi hija perfecta! ¡Pensé que tú no me fallarías!
—No, papá, la vida es así y yo me enamoré de Betsy. ¿Quieren que escoja con quién me quedo? Pues lo hago —tomo la mano de Betsy—. Esta chica ha hecho por mí lo que ustedes no, ella me apoyó en todo cuando ustedes se encargaban de buscarme un esposo perfecto, que a la final, terminó siendo una basura como todos.
—Te largas de la casa —mamá habla en un susurro—. Desde hoy quedas excluida de la familia, nadie aquí quiere tener a su lado un par de enfermas como ustedes.
—Te equivocas, mamá —mi hermana toma mi mano libre, dedicándome una sutil sonrisa—. Lía no me ha dejado sola, y yo no lo haré ahora. Su condición sexual no tiene nada porque sigue siendo lo más hermoso que hay en mi vida, y si ustedes quieren pueden sacarla de sus vidas, pero yo no. Es mi hermana.