Nicolás
Lleve mis manos una vez más a mi cabeza, quisiera decir que estoy feliz de volver, pero no, odio tener que volver, odio volver de esta manera.
Pensé que mi padre sería un hombre justo, quien apoyaría a mi madre en todo, vaya que no.
Saber que mi madre perdió la cordura completamente hace que sienta un enorme vacío en mi corazón.
Ella siempre ha sido mi razón de ser, mi polo tierra por ella daría todo, y ahora saber que mi padre decidió meterla en una maldita casa de reposo y todo por tener feliz a su nueva esposa, hace que la sangre me hierva.
Alce mi mirada, y no pude evitar sentir nostalgia, si tan solo ella no me hubiese traicionado, yo nunca me hubiera ido dejando a mi madre sola.
-¡Señor!, ¿Se siente bien?. -Moví mi cabeza y baje del auto, creo que pase horas solo mirando el lugar donde algún día fui tan feliz.
-¡Si!, gracias por traerme, ah, por favor no le diga a mi padre que volví, quiero darle una sorpresa -exclame, acomode mi camisa y caminé directo hasta la casa
Se supone que mi padre llega en una semana de su viaje de negocios, el tiempo suficiente para averiguar todo sobre dónde esta mi madre.
-¡Joven Nicolás! -Me giré al escuchar a mi nana, deje mis maletas aún lado sonreí, y corrí abrazarla.
-¡Nana!, ¡Definitivamente estás igual de hermosa que cuando me fui! -vociferé, estire mi manos para que ella girará sobre su eje, mientras ella dejaba salir una enorme carcajada.
-¡Que cosas dices mi niño!
-La verdad, solo la verdad. -Me giré-. Ahora hablamos nana, quiero ir a la habitación de mi madre, necesito algunas de sus cosas.
-Mi niño no! -No preste atención a sus palabras, tengo el tiempo justo para salir de nuevo, solo quiero tomar algo de ropa e ir a la casa de reposo en donde está internada mi madre.
Giré la perilla, quisiera decir que solo abrí la puerta, pero no, abrí mi boca de par en par al ver a una mujer completamente desnuda bailando. A la mitad de la habitación.
Tragué saliva, en verdad es hermosa, o al menos tiene el mejor trasero que haya visto en toda mi vida. La observé por unos segundos, y no lo niego, sentí como mi polla reaccionó de solo verla, aún así debo salir de mi trance.
-Em, buenas tardes -dije para llamar la atención de aquella mujer que estaba de espaldas.
-¡Mark! ¿por qué no avisaste que llegabas más temprano? -dijo ella girándose.