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De Reclusa a Amante: El Romance Prohibido con un Doctor

De Reclusa a Amante: El Romance Prohibido con un Doctor

Adamaris morelo

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Capítulo

"Lara es una joven que acaba de salir de la cárcel. Luego, pasa de ser reclusa a trabajar como sirvienta para un atractivo doctor, llamado Milton. Que tiene una novia a la que ama. Sin embargo, Lara se verá obligada a rechazar a Milton, ya que él la acosa durante horas de trabajo, llegando al punto de hacer que ella se enamore de él. Esto le traerá conflictos, ya que Milton no es quien dice ser."

Capítulo 1 Capitulo 1

La noche aquí es horrible el piso es húmedo y el frío ni se diga es letal, además de eso la comida es una porquería la mujer que me abofeteo horas antes de ingresar a la celda se me acercó y me susurro que gracias a no hablar iba a recibir una sola comida al día.

Me encuentro en esta celda luego de auto culparme, mi tío se encontraba golpeándome y mi madre en mi defensa, lo asesino a sangre fría, en cuanto vinieron los policías, decidí culparme ya que mamá es de edad avanzada.

Llegó la hora de la gran comida, la cual fue solo arroz blanco, además de eso no tenía ni pizca de sal, no lo comí solo lo aparte a un lado, pero luego la hambre se apoderó de mí estómago y este pedía comida como loco y finalmente me tocó comer ese arroz simple.

3 Días después.

En estos días todo ha sido de mal en peor, la misma policía jodiendo la vida, trayéndome arroz insípido mejor dicho, mientras estoy recostada en mi cama mirando para el techo, bueno esto es como un palo es muy dura tanto que hace doler mi espalda, un guardia se acerca y toca la celda con su bolillo.

—¡reclusa, tienes cita con tu abogado!.

—Pero, yo no tengo uno señor.

—Ándate y no me hagas perder la poca paciencia que tengo—Me mira molesto y abre el candado, luego me pone las esposas y me lleva hasta un pequeño cuarto, donde esta un hombre mas o menos de algunos 42 años quien sostiene unos papeles en sus manos.

—Tienes media hora—Dice el guardia cerrando la puerta.

—Lara padilla,18 años, Dime, ¿Realmente fuiste tu quien asesino a el señor padilla.?—Pregunta mirándome atentamente.

Solo guarde silencio mientras miraba sus manos, no podía hablar , no puedo decir que fue mi madre, no quiero que pase los últimos días de su vida tras las rejas, el me siguió haciendo varias preguntas pero yo seguía ignorándolo.

— Pasado mañana tendrás cita en el juicio, soy tu abogado se a bueno o malo lo que hayas hecho estoy para ayudarte.

Sus palabras en vez de animarme lo que causaron fue dos lágrimas paseando por mis mejillas, intente hablar pero mi voz se entrecorto y lo único que se me escapo de la boca fue; Yo lo asesine, el trago en seco mientras apuntaba en su libreta lo que yo le dije.

—Esta bien—Me pone la mano en el hombro y suspira —No pasa nada no eres la primera ni la última persona que asesina a alguien.

—El tiempo acabo—Dijo el guardia levantándome del brazo, mire a el abogado y este me sonrió amablemente.

Otra vez en esta maldita celda, me tire de golpe a el piso mientras me daba golpes en la pared con mi cabeza, no se como carajos esta pasando esto, ¡dios ayúdame!

—Cuidado te harás daño—Una voz masculina me hizo voltear de inmediato.

—¿Estas asustada?—Su voz es fría y serena tanto que transmite paz.

—No, no lo estoy—Le respondo chasqueando mis labios, ¿pero que hace sin camisa? el nota mi incomodidad y luego se coloca un suéter gris. Que chico más guapo.

—Es normal el primer día—Se sienta en el suelo y me clava la mirada.

sus ojos son celestes tanto que parece un ángel. ¿espera que carajos digo?, si esta preso es porque algo malo hizo.

—Y dime como te llamas—Me pregunta.

Lo ignoro y me recojo el cabello, el me sigue mirando y de la nada suelta una carcajada, lo miro y de inmediato deja de reír.

—Pareces un ''burrito''—Me dice y luego acomoda su lacio cabello rubio.

Ya esta loco y eso que no ha recibido su sentencia.

Ya es de noche, el chico que esta enfrente de mi, esta sentado mirando para el techo, bueno gracias a dios no me ha vuelto a hablar, el sueño se apodera de mi, intente dormir un poco pero luego escuche susurros y me levante rápido esos susurros provienen de la celda de aquel chico.

—¿Entonces, mañana salgo?—pregunta el.

—Si señor, su padre ya pago para que lo sacaran, solo falta poner su firma y listo—Dijo el guardia.

¿Qué es esto soborno? me pregunto con la intriga a mi misma.

Ya es de día y no dormí nada por estar pendiente a la salida del chico, por suerte ellos no se percataron de mi presencia anoche mientras escuchaba su conversación.

—Que ojos rojos tienes niña—Me dice el chico con su voz ronca—Lo ignoro.

—Ya se todo de ti, estas aquí porque mataste, quien te ve, eres una pequeña diabla—se ríe.

—Cuida tus palabras—Le respondo con rabia.

—Esta bien, leoncita—dice con voz burlona.

El guardia nos interrumpe entrando y saca sus llaves para abrir la celda del chico burlón y este sale estirando sus brazos mientras me mira y se acerca a mi celda.

—Nos vemos, como te llames, ya que no me quisiste dar tu nombre—Da media vuelta y camina sobre sus talones marchándose de esta maldita celda, donde solo hay oscuridad, soledad y tristeza.

Otra vez sola por lo menos el me hizo coger rabia y me acompaño todo un día además de eso es bastante lindo el malvado, sus ojos celestes, son perfectos para mi gusto, pero no, no y no ¿Qué hago? el debe ser un criminal o violador o quizás ladrón, retiro lo dicho de que es perfecto para mi gusto.

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