El helado viento de la mañana le acaricia el rostro como una amante furiosa, la chica alza la vista al cielo y observa el azul cielo de la mañana, mientras la caricia helada eriza cada bello de su cuerpo. Estira los brazos y aspira profundamente mientras dando unas largas zancadas se aleja del portón eléctrico que con un fuerte crac se cierra a su espalda.
Frente a ella un lujoso jeep abre su puerta trasera y un hombre sale de él, primero una larga pierna y luego la siguiente, usa un traje azul oscuro que parece hecho justo a su medida, los zapatos son de cuero e italianos, el cabello lo lleva peinado hacia atrás de ese estilo que aparenta ser despreocupado pero que claramente dedicó horas para darle ese aspecto, es de un color claro, castaño claro quizás, pero sin llegar al rubio, aunque las puntas parecen un poco más claras, rastro de alguna descoloración o antiguo tinte que fue dejado en el ayer. El hombre se acerca mientras se abrocha la chaqueta del traje y una sonrisa diplomática adorna su rostro.
Lo primero que la chica nota son sus ojos, son color miel, cálidos y a pesar de su sonrisa fingida la chica sabe en lo profundo de sí que es una buena persona, siempre se le dio bien juzgar a la gente; unos azules le vienen a la mente un segundo, unas llantas chirriando, la sangre, el olor alcohol, los gritos, el sonido de la sirena de la policía, la sangre, más gritos, el martillo del juzgado y luego su vida rompiéndose en pedazos; no, no siempre era buena juzgando a la gente, también se había equivocado antes. El hombre se acerca y extiende una mano ofreciéndole una tarjeta que saco del bolsillo interior de su traje.
- Hola, mi nombre es Owen Bach, soy agente de la discográfica VINS Récords, Irina me ordenó recogerla, llevarla a la sede central y ayudarla en su camino a la fama. – la chica aceptó la tarjeta y miró la elegante tipografía donde las letras se unían para dar forma al nombre antes mencionado por el hombre y el cargo que ostentaba, así como el logotipo de la empresa y nombre. La chica volvió a mirar al hombre y su elegante traje, así como el lujoso todoterreno y asientos cueros, luego se observó a sí misma, desde los desgastados jeans rotos en la rodilla y no porque vinieran así originalmente por moda, el top sucio y con manchas de sangre, hasta su cabello negro desaliñado y maltratado por la falta de tratamiento. Obviamente desentonaban completamente y aun mas con sus palabras de llevarla a la fama.