Una esposa para mi hermano
Yo soy tuya y tú eres mío
El camino a reparar tu corázon
Vuelve conmigo, amor mío
El regreso de la heredera adorada
La segunda oportunidad en el amor
Tener hijo con mi mejor amigo
Enamorarme de ella después del divorcio
El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
¿Quién se atreve a cortejar a mi reina encantadora?
Era la una de la madrugada cuando Rachel Shen salió del quirófano.
El hospital estaba muy tranquilo. El verano había provocado un intenso calor en toda la ciudad, no obstante, una particular frialdad invadió el lugar.
La chica echó un vistazo a la iluminada sala de emergencias, y una cara familiar llamó su atención.
Se trataba de un hombre alto que llevaba a una mujer en sus brazos, seguido de otro joven.
Ya había un par de enfermeras detrás de ellos, sin embargo, la mujer se apresuró para unirse al grupo.
El hombre obviamente la había visto, y aunque parecía tranquilo, sus ojos reflejaban un poco de ansiedad. "Rachel, por favor, ven a verla", le pidió en voz baja. "Se emborrachó y ahora tiene mucha fiebre", agregó.
Jack Fu rara vez hablaba así, pero Rachel, como médica, estaba acostumbrada a situaciones como esta y se mantuvo calmada. "Llévala a la habitación 108", le ordenó a una de las enfermeras, que inmediatamente los condujo a su izquierda.
Jack levantó la vista y la siguió.
En ese momento, el hombre, llamado Michael Du, caminaba detrás de Jack, se acercó a la doctora y dijo en tono de broma: "Bueno, bueno, esto es algo que no se ve todos los días".
Ante el comentario, Rachel no respondió nada y entró a la habitación.
Al sentirse ignorado, Michael solo suspiró y la siguió. 'Dios mío, otra mujer aburrida y pretenciosa, ¿cómo puede estar Jack con mujeres así?', pensó. Aun estando de espaldas, Rachel lucía hermosa y, a pesar de que llevaba una bata médica, su figura se contoneaba con inmenso atractivo.
No había duda de que era un encanto, ya que sus rasgos eran perfectos y sus ojos eran claros como el agua, sin embargo, su indiferencia hacía que la gente la sintiera aburrida. '¡Es realmente una pena!', reflexionó Michael.
Al entrar en la sala, Rachel vio a Jack poniendo a la mujer en la cama, mientras las enfermeras permanecían en silencio esperando a que ella se acercara.
La doctora sabía que él era intimidante para la gente, y este día no fue la excepción, sin importar que lucía un poco desaliñado en ese momento.
Cuando lo miró de cerca, Rachel notó que tres botones de su camisa estaban arrancados, además, tenía unos rasguños en el cuello.
Ella observó a la mujer que yacía en la cama inconsciente, quien gemía ligeramente. Era obvio que estaba muy mareada.