El Futuro No Escrito

El Futuro No Escrito

Gavin

5.0
calificaciones
Vistas
21
Capítulo

Miré la pantalla de mi computadora, las listas de admisión universitarias brillando, pero mis ojos se clavaron en dos nombres ausentes del lugar que siempre habíamos planeado. Carla y Mónica, mis prometidas, criadas en mi hogar como hijas, habían elegido una universidad completamente distinta, desechando años de planificación y la costosa matrícula que mis padres ya habían pagado. Justo cuando la ira me impulsaba a confrontarlas, una advertencia inquietante parpadeó en rojo chillante en mi pantalla: "Si intentas interferir, tu futuro será la ruina absoluta. Serás el villano cornudo patético de esta historia, un escalón para su verdadero amor." Ellas entraron riendo, anunciando su "sorpresa" y su matrícula en la Universidad del Norte, desechando nuestro acuerdo como si nada. La furia me consumía, enterarme de que habían tirado a la basura miles de pesos y años de futuro sin consultarme, era inaceptable. Incluso después de mi forzada aceptación, exigieron que mis padres pagaran más dinero por su nueva universidad y un departamento lujoso, revelando sus verdaderas intenciones. Mis "prometidas" ya no eran las dulces e inocentes chicas que mi familia creía, sino manipuladoras calculadoras dispuestas a exprimirnos hasta la última gota. La advertencia volvió a aparecer: "Serás recordado como el tonto que pagó el nido de amor de sus prometidas con otro hombre." La audacia, la ingratitud, la traición. La risa de Carla. La mirada cómplice de Mónica. Sus voces susurrando sobre "Zarco" , el matón del que todos hablaban. El juego cambió para siempre, la complacencia del "viejo Mateo" murió en ese instante. Tomé una decisión que lo cambiaría todo: cortar cada centavo que mi familia les había provisto. Ya no iba a ser su cajero automático.

Introducción

Miré la pantalla de mi computadora, las listas de admisión universitarias brillando, pero mis ojos se clavaron en dos nombres ausentes del lugar que siempre habíamos planeado.

Carla y Mónica, mis prometidas, criadas en mi hogar como hijas, habían elegido una universidad completamente distinta, desechando años de planificación y la costosa matrícula que mis padres ya habían pagado.

Justo cuando la ira me impulsaba a confrontarlas, una advertencia inquietante parpadeó en rojo chillante en mi pantalla: "Si intentas interferir, tu futuro será la ruina absoluta. Serás el villano cornudo patético de esta historia, un escalón para su verdadero amor."

Ellas entraron riendo, anunciando su "sorpresa" y su matrícula en la Universidad del Norte, desechando nuestro acuerdo como si nada.

La furia me consumía, enterarme de que habían tirado a la basura miles de pesos y años de futuro sin consultarme, era inaceptable.

Incluso después de mi forzada aceptación, exigieron que mis padres pagaran más dinero por su nueva universidad y un departamento lujoso, revelando sus verdaderas intenciones.

Mis "prometidas" ya no eran las dulces e inocentes chicas que mi familia creía, sino manipuladoras calculadoras dispuestas a exprimirnos hasta la última gota.

La advertencia volvió a aparecer: "Serás recordado como el tonto que pagó el nido de amor de sus prometidas con otro hombre."

La audacia, la ingratitud, la traición. La risa de Carla. La mirada cómplice de Mónica. Sus voces susurrando sobre "Zarco" , el matón del que todos hablaban.

El juego cambió para siempre, la complacencia del "viejo Mateo" murió en ese instante.

Tomé una decisión que lo cambiaría todo: cortar cada centavo que mi familia les había provisto.

Ya no iba a ser su cajero automático.

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
Entre Cenizas: Un Nuevo Pacto

Entre Cenizas: Un Nuevo Pacto

Cuentos

5.0

El aroma familiar del mole, promesa de un futuro brillante y una beca codiciada, llenaba la cocina de la escuela mientras Sofía Romero se preparaba para el examen final. Justo entonces, un empujón brutal de Daniela Vargas la lanzó contra la estufa, escaldándole el brazo y destrozando su plato. "¿Qué crees que haces, gata arrimada?", espetó Daniela, acusándola de ladrona y de robar la receta ancestral de su familia, la misma que había sido la tradición de los Romero por generaciones. Ignorando a Don Manuel, el viejo ayudante que conocía el pacto secreto, Daniela hundió el preciado cucharón familiar de Sofía en su mole, tirándolo al suelo con desprecio, mientras sus amigas se burlaban de Sofía por "coquetear" con Ricardo Vargas. La humillación culminó en una agresión salvaje: Daniela, con la ayuda de sus cómplices, la tiró al suelo, y con un crujido nauseabundo, le rompió la mano con el tacón. El dolor era insoportable, pero la traición de saber que Armando, el mayordomo que conocía la verdad del pacto que ligaba el destino de los Vargas a su familia, se puso de lado de Daniela, fue aún peor. La advertencia de Sofía, "Están acabando con su propia fortuna", se cernía sobre ellos, pero Daniela solo aumentó la humillación, cubriéndola de harina. En ese instante de abrumadora desesperación y abandono, un pensamiento le dio fuerza: Ricardo Vargas. Ricardo llegó, interponiéndose entre Sofía y su familia, llevándola al hospital y revelando que él conocía el pacto ancestral. "El pacto no está roto, Sofía", le dijo. "Solo está buscando un nuevo ancla. Un nuevo pacto. Entre tu familia y la mía. Mi rama de la familia." Con la decisión de Ricardo de protegerla y establecer un nuevo pacto, Sofía, la chica de origen humilde, se levantaría de las cenizas.

Adiós, Diego: Mi Nuevo Comienzo

Adiós, Diego: Mi Nuevo Comienzo

Cuentos

5.0

El sonido de mi guitarra, mi pasión, resonaba hueco en la hacienda que por diez años llamé hogar, un desafío silencioso a Diego, el hombre al que entregué mi alma y mi genio para construir su imperio de tequila. Pero su respuesta fue una traición helada: "Ximena, deja de hacer numeritos y sube a mi despacho. Ahora" . Y allí, sentado tras su imponente escritorio de caoba, me soltó la humillación más grande: "Quiero que tú y tu mariachi toquen en mi boda" . La boda que me había prometido a mí. No solo me descartaba por otra mujer, Sofía, sino que me exigía ponerle banda sonora a mi propia aniquilación, a mi propia traición. El golpe más cruel llegó en un susurro venenoso desde el pasillo, de boca de su lugarteniente, "El Chato", pero con las frías palabras de Diego resonando: "Ximena es buena para el negocio, para la guerra, para la calle. Pero para casarme, necesito algo… más puro. Una niña bien, educada, limpia. Ximena ya está muy corrida, muy vivida" . Cada palabra era un puñal que me desgarraba: "Sucia", "corrida", "vivida". Así me veía el hombre a quien le había dado todo, solo una herramienta para desechar cuando ya no le servía, valiendo menos que la inocencia fabricada de una desconocida. El dolor fue insoportable, pero en el fondo de ese abismo, algo se encendió: la rabia. La humillación se transformó en una determinación inquebrantable. Me levanté, la cabeza alta, y con una sonrisa forzada le dije: "Claro, Diego. Será un honor tocar en tu boda" . Pero esa no era Ximena, la víctima; era Ximena, la guerrera, a punto de desatar su venganza.

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro