No Necesito Novio que No Me Confia

No Necesito Novio que No Me Confia

Gavin

5.0
calificaciones
12
Vistas
11
Capítulo

Durante diez años, el sudor y el linimento fueron mi perfume, el aroma de mi sacrificio. Invertí cada gramo de mi energía y cada centavo para convertir a Mateo, mi novio, en un campeón de boxeo. Pero mientras él se preparaba para la pelea más importante de su vida, su "amiguita de la infancia", Carla, le ofreció un té de hierbas que contenía una sustancia ilegal, dispuesta a arruinar su carrera. Intenté advertirle, grité, supliqué. Pero ante mis ojos, Mateo me abofeteó, destrozando diez años de amor y dedicación. Esa noche, Mateo perdió el combate, y Carla, la víctima perfecta, orquestó una campaña de desprestigio contra mí. Me convertí en la villana de México, fui humillada públicamente, perdí mi negocio, a mis amigos, y mi vida, hasta que una fanática desquiciada me apuñaló en la calle. Mientras la oscuridad me envolvía, Carla se cernía sobre mí, sonriendo, y susurrando: "Gracias por todo, Sofía. Con tu muerte, todos creerán que te suicidaste por la culpa. Y yo podré consolar a Mateo y disfrutar de todo lo que construiste para él". Pero entonces, mis ojos se abrieron. Estaba de pie en el vestidor, y frente a mí, Carla ofrecía a Mateo la misma taza humeante. El tiempo había retrocedido. Esta vez, la historia sería diferente. Esta vez, solo habría justicia.

Introducción

Durante diez años, el sudor y el linimento fueron mi perfume, el aroma de mi sacrificio. Invertí cada gramo de mi energía y cada centavo para convertir a Mateo, mi novio, en un campeón de boxeo.

Pero mientras él se preparaba para la pelea más importante de su vida, su "amiguita de la infancia", Carla, le ofreció un té de hierbas que contenía una sustancia ilegal, dispuesta a arruinar su carrera.

Intenté advertirle, grité, supliqué. Pero ante mis ojos, Mateo me abofeteó, destrozando diez años de amor y dedicación.

Esa noche, Mateo perdió el combate, y Carla, la víctima perfecta, orquestó una campaña de desprestigio contra mí. Me convertí en la villana de México, fui humillada públicamente, perdí mi negocio, a mis amigos, y mi vida, hasta que una fanática desquiciada me apuñaló en la calle.

Mientras la oscuridad me envolvía, Carla se cernía sobre mí, sonriendo, y susurrando: "Gracias por todo, Sofía. Con tu muerte, todos creerán que te suicidaste por la culpa. Y yo podré consolar a Mateo y disfrutar de todo lo que construiste para él".

Pero entonces, mis ojos se abrieron. Estaba de pie en el vestidor, y frente a mí, Carla ofrecía a Mateo la misma taza humeante. El tiempo había retrocedido. Esta vez, la historia sería diferente. Esta vez, solo habría justicia.

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
Mi Venganza:No Más Ingenua

Mi Venganza:No Más Ingenua

Romance

5.0

Siempre creí que mi vida con Ricardo De la Vega era un idilio. Él, mi tutor tras la muerte de mis padres, era mi protector, mi confidente, mi primer y secreto amor. Yo, una muchacha ingenua, estaba ciega de agradecimiento y devoción hacia el hombre que me había acogido en su hacienda tequilera en Jalisco. Esa dulzura se convirtió en veneno el día que me pidió lo impensable: donar un riñón para Isabela Montenegro, el amor de su vida que reaparecía en nuestras vidas gravemente enferma. Mi negativa, impulsada por el miedo y la traición ante su frialdad hacia mí, desató mi propio infierno: él me culpó de la muerte de Isabela, filtró mis diarios y cartas íntimas a la prensa, convirtiéndome en el hazmerreír de la alta sociedad. Luego, me despojó de mi herencia, me acusó falsamente de robo. Pero lo peor fue el día de mi cumpleaños, cuando me drogó, permitió que unos matones me golpearan brutalmente y abusaran de mí ante sus propios ojos, antes de herirme gravemente con un machete. "Esto es por Isabela", susurró, mientras me dejaba morir. El dolor físico no era nada comparado con la humillación y el horror de su indiferencia. ¿Cómo pudo un hombre al que amé tanto, que juró cuidarme, convertirme en su monstruo particular, en la víctima de su más cruel venganza? La pregunta me quemaba el alma. Pero el destino me dio una segunda oportunidad. Desperté, confundida, de nuevo en el hospital. ¡Había regresado! Estaba en el día exacto en que Ricardo me suplicó el riñón. Ya no era la ingenua Sofía; el trauma vivido había forjado en mí una frialdad calculada. "Acepto", le dije, mi voz inquebrantable, mientras planeaba mi escape y mi nueva vida lejos de ese infierno.

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro