[En en Pasado...]
¡Hoy es un día precioso para una boda!
Escuché decir a mi suegra en la mañana, con lentitud observé el panorama de alegría que se extendía a mi alrededor, el día estaba perfectamente soleado, la familia y nuestros amigos están reunidos en éste momento tan especial para nosotros para apoyarnos a mi futura esposa y a mí.
Todos están felices por este matrimonio, todos, menos yo...
Si, soy el único qué se siente como cordero que va hacía el matadero. Y no, no me malinterpreten nadie me está obligando a casarme he sido yo mismo quién lo ha decidido.
Elegí el lugar, la fecha y la hora, hasta participé en las decisiones para la decoración y la celebración para efectuar la recepción.
«Toc, Toc, Toc.»
—Adelante. — Contesté mientras aseguraba el nudo en mi corbata.
La puerta de la habitación donde me encuentro finalmente se abre y por ella entra mi padre con un gesto de preocupación en su rostro.
—¡Hijo! Hasta que por fin te encuentro. —Dice pero yo permanecí en silencio.
—Ace, por favor, no ignores mi consejo hijo. Te prometo que solo te haré esta pregunta una sola vez. Pero te pido que seas honesto contigo mismo. — hizo una pausa silenciosa hasta que por fin habló. — ¿Estas seguro de lo que estás haciendo?
¿No crees que se te está pasando un poco la mano con este matrimonio?. —Entiendo la preocupación de mí padre, pero para mí es una decisión tomada, así que traté de no demostrar dudas o arrepentimiento.
—Estoy seguro papá, confía en mí. Esta es la mejor decisión que he podido tomar en mi vida. —Digo para tranquilizarlo pero aún no se veía convencido de todo. — Te pido que respetes el amor que siento por mi esposa. — Rodó sus ojos hasta ponerlos en blanco.
— Nadie te está obligando hijo, piénsalo bien.. unirse en matrimonio con la heredera Ford, es hacerlo para toda la vida, sus padres son personas muy correctas y sabes lo conservadores que son. —Me giré hasta el espejo para dar un último vistazo de mi apariencia.
—Lo sé, papá. Claro que lo pensé muy bien créeme, y no voy a cambiar de opinión. —Recalqué y mi padre hizo un gesto de resignación.
No le quedó de otra que aceptar mi decisión, terminó por irse para esperarme en el salón con los demás invitados.
Por supuesto que estoy seguro, casarse con Tamara Ford es tener el mundo a tus pies, no me importa que sea para toda la vida, me importa todo lo que voy a ganar con esta alianza.
Aúnque debo decir, que las cosas serían mucho más fáciles para mí, si la novia no fuese tan...
«FEA»
No, Fea no. ¡Es horrible! ¡Espantosa! Ni yo mismo puedo creer lo que estoy dispuesto hacer por dinero, sé que lo que le preocupa a mi padre es que algún día encuentre el amor de una buena mujer y sufra por estar al lado de la fea, para mí eso son tonterías, no soy hombre de enamorarse así que eso es lo que menos importancia tiene.
«Ahora debo encontrar el valor para besarla frente a todos»
Solo de pensar en ese beso una punzada dolorosa se instala en mi pecho, no debe ser difícil, sería como besar a un tierno y dulce ornitorrinco bebe...
Me quedé pensando un rato y recordé los bigotes de Tamara.