Claudia G
Libro de Claudia G(1)
El Secreto de Coraline
Urban romance «Luces, cámara, acción».
Repite en su mente Coraline Nowell cada fin de semana frente a una cámara, mientras se toma fotos en poses provocativas y transmite en vivo para sus clientes shows sexuales con maquillajes y pelucas extravagantes que la hacen irreconocible.
Coraline, se ve en la obligación de recurrir al mundo del modelaje webcam para poder pagar su fondo universitario y gastos personales -complaciendo a hombres por internet a cambio de dinero-, al ser su familia de bajos recursos económicos y no poder cubrir sus gastos estudiantiles.
Sus padres y amigos desconocen la manera en que obtiene dinero, pues al ser todavía el sexo y la desnudez un tema tabú en el siglo veintiuno, decide ocultarlo como un secreto de Estado a sus allegados por temor al rechazo y ser discriminada.
Por otro lado; Bastian Davies es todo lo que en su mayoría los estudiantes de la UCLA no son: comprensivos. Es el tipo de persona que no juzga a los demás con facilidad ni se deja llevar por rumores; pues desde que entró en la adolescencia se ha repetido como un mantra cada día, «No puedes juzgar a los demás, solo porque pecan de una forma distinta a la tuya», después del polémico escándalo que envolvió a su familia durante un año en su pueblo.
Sin embargo; Bastian se ve envuelto en una serie de situaciones descabelladas que lo llevan a irrumpir en la vida de Coraline y ser su mayor apoyo cuando alguien muy cercano a ella la traiciona al revelar su secreto.
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La Esposa Abandonada
Lyn. Un matrimonio arreglado nunca puede salir bien, menos cuando los que se casan ni se conocen.
Ninguno de los dos quería aquella boda, pero era una obligación de parte de ambos.
Cuando Alice supo que Robert no quería aquel matrimonio, sintió alivio, ya que ella tampoco deseaba casarse con él y amaba a otro hombre, por lo que recurrió a sus padres para la anulación del compromiso, pero estos se negaron, ya que si cedían ante la familia de Robert Graham, parecería que ellos eran más importantes y poderosos, por lo que los Taylor tenían que seguir adelante con aquel compromiso.
Todo siguió su curso hasta el día de la boda y una vez celebrada, Robert sacó su ira contra la joven Alice por obligarlo a casarse con ella y no negarse al igual como hizo él.
Pero Alice intentó explicarle que ella tampoco deseaba casarse con él e incluso le confiesa que ama a alguien más.
Más aquellas palabras solo enojan a Robert, creyendo en todo momento que Alice se siente superior a él y por esa razón exige que le diga quién es el hombre que ella ama, pero Alice no puede contarle eso, pues se trata del mejor amigo de Robert, Jared.
Aquella noche Robert, a pesar de que Alice se negó, decide tomar en la noche de bodas y luego se van de luna de miel, donde casa vez queda más claro que no, que no son compatibles y que el desprecio de él hacia ella sigue creciendo.
La dejó abandonada en una casa, sin poder salir a menos que fuera con él o con su permiso.
Robert pretendía vengarse de su esposa por amar a otro hombre. Juego de ambición
Katherine Petrova -¿Cuánto tiempo? -escupe Katherine, con los ojos llenos de odio.
-No importa -susurra Alexander, con el rostro tenso.
-Por supuesto que importa -Lya se pone de pie, con el labio partido temblando, el corazón desbocado, sin importarle que está desnuda-. Porque estoy embarazada.
El silencio cae como un trueno en la habitación, haciendo que el aire se vuelva más pesado.
Alexander la mira fijamente, frunciendo el ceño, incapaz de creerlo.
Katherine jadea, como si le hubieran arrancado el aire de los pulmones.
-¿Qué acabas de decir? -murmura él con un tono frío.
Lya coloca una mano temblorosa sobre su vientre. Era ahora o nunca.
-Voy a tener un hijo tuyo... y es un niño.
Katherine se queda inmóvil. Ella y Alexander nunca habían podido concebir. Y ahora, la otra mujer, la amante, le había dado lo único que siempre había deseado.
-No... eso no es posible -susurra Katherine, negando la realidad, relajándose visiblemente en los brazos de su esposo.
Pero la verdad está justo frente a ella, y el veneno en su mirada se vuelve letal.
-Si crees que te dejaré quedártelo... estás equivocada -la voz de Katherine es letal-. No tendrás nada.
Lya mira a Alexander, buscando algo... cualquier cosa... pero él solo aparta la mirada.
-Vístete y lárgate -fue lo único que dijo.