Karolain se mira al espejo, es hora de ir a la universidad, su ropa es algo extraña, para las personas es la chica invisible, pues jamás ha captado la atención de nadie, ella viste sudaderas y camisas de hombre, no le gusta que la gente vea su verdadera figura, el maquillaje no es una opción, no por ahora, pues siempre ha estado bajo las sombras, usa un gorro y deja su cabello suelto.
Se dispone a desayunar cuando escucha el llanto de su madre, está desesperada y grita como es de costumbre, ella se apresura para que no se causa ningún daño, pues la mujer que la cuida aún no llega.
-Madre cálmate, todo está bien –indica.
-Es tu culpa, es tu maldita culpa, lárgate no quiero verte, por tu culpa estoy sola, por tu culpa –le grita la madre, ella no puede evitar sentir dolor, la sostiene y le da sus calmantes.
Después de que la madre descubrió algo tan doloroso perdió la razón, no supo cómo afrontar eso, Karolain le ha tocado cuidar de ella y hacerse responsable de su familia, tiene un hermano de solo diez años, la historia de su padre después la descubriremos, pues ella no habla mucho del tema.
Ella deja a su hermano en la parada del auto bus que lo lleva a su colegio, va a su casa recoge sus maletas y sale en su auto a la universidad.
Escuchar a sus compañeros de clase hablar de ella ya no le afecta, todos se burlan de ella, ninguno de sus compañeros la mira con algo más que no sea lastima, piensan que es la mujer más fea y rara del lugar, pero están muy lejos de la realidad.
Está sentada en la parte de atrás del salón recibiendo la clase como lo hace todos los días, pero hay algo que ella no sabía que pasaría ese día y cambiaría su vida para siempre. Entra un chico nuevo, el profesor lo presenta, a él le llama de inmediato mucho la atención esa persona que está sola en un rincón al final del salón, pues lo puestos son compartidos, pero nadie se sienta con ella.
-Chicos él será su nuevo compañero Agustín Johnson, busca un lugar y siéntate –dice el maestro, todas las chicas del lugar quedan embobadas por el físico de Agustín, ya que es un hombre muy guapo, de ojos verdes y cabello cobrizo, tiene una figura muy atlética que resalta a la vista, su cara es de un modelo famoso, es todo un bombón.
Todos se quedan sorprendidos a donde se dirige, él se sienta al lado de Karolain.
-Hola, espero no te moleste que me haga a tu lado –le dice con una hermosa sonrisa.
Ella no sabe cómo actuar, pues no le gusta hablar con nadie, solo asiente con la cabeza y ya.
Las primeras horas de clases terminan, ella se levanta rápidamente para ir a la cafetería, sin mirar a su ahora compañero de puesto, a él le causa mucha curiosidad su forma de ser, le parece una persona muy misteriosa.
Lorena la chica más popular y linda de la universidad queda fascinada con él, piensa que debe hacer todo por conseguir su atención y lograr que él se fije en ella, pero él tiene claro que no quiere tener una relación cualquiera, ya ha tenido muchas decepciones amorosas y juro que su próxima relación debería de ser diferente a las demás.
Karolain come en silencio y sola como es de costumbre, mientras piensa en la forma de volver a ver a su padre, de cobrarle todo el mal que les hizo, pues solo hay una forma de dar con el gran jefe de la mafia y ella sabe muy bien cómo hacerlo, se ha esforzado mucho en tener un cuerpo perfecto, una belleza inigualable que ni sus compañeros del día a día conocen, pues ella viste ropa grande que no deje ver su figura y no usa nada de maquillaje en el día, pero en la noche es la estrella de un teivol dance, famoso en la ciudad y del cuál es la dueña, ella hace todo esto por llamar la atención de ese hombre.
Termina su comida y sale a toda prisa para su próxima clase, en su mente esta la cara de aquel chico que se acercó a ella sin conocerla, sin ver más allá de lo físico, pero ella siempre ha pensado que los hombres son lo peor, que son lo más detestable, ella no permite que ningún hombre se le acerque por miedo a ser débil y caer de nuevo en un dolor del que aún no se recupera.
corre pues le ha cogido una vez más la tarde y ya ha tenido varias veces problemas con ese profesor, se choca con un cuerpo grande y la sostienen unos brazos fuertes varoniles.
-Lo siento, no vi por donde iba –se excusa ella.
-Tranquila, creo que vamos muy tarde, ven te ayudo –dice Agustín y le ayuda a levantar sus libros.