Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Novia del Señor Millonario
No me dejes, mi pareja
Extraño, cásate con mi mamá
Diamante disfrazado: Ahora mírame brillar
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
El réquiem de un corazón roto
Destinada a mi gran cuñado
¿Cómo terminó tras las rejas Paola Montenegro Ruíz? Ni ella lograba darse una respuesta. Santa Paola de Calcuta, como la llamaba su tío Elián desde el más profundo cariño; la hija adorada y consentida de la prestigiosa diseñadora Aledis Belleti y Brais Montenegro el genio y socio de una de las empresas más importantes del país. ¿Cómo llegó a cambiar tanto la vida de una casi futura aspirante a misionera?
Acusada de secuestro, intento de violación con uso de violencia y daños psicológicos del demandante, que no era otro que su propio esposo Seung Jang. Paola no podía entender cómo una hermosa historia de amor podía acabar de esa forma, con ella entre rejas y arrastrando en su locura a todas sus amigas y a su tío Elián. Aunque la presencia de él no era un hecho extraño; lo cierto era que, su adorado tío, no necesitaba a nadie para meterse en problemas.
Le dolía el cuerpo, estaba cansada y sudorosa; la cabeza parecía un hervidero de explosiones a causa de cualquier sonido estridente, sentía la nariz despellejada de tanto llorar y limpiarse las secreciones con un trozo de tela rasposa. Sus padres iban a matarla en cuanto supieran dónde se encontraba, a pesar de tener veinticuatro años mantenía un profundo respeto por ellos.
Observó a sus acompañantes buscando en ellas un poco de consuelo, pero lo único que recibió fue miradas desafiantes y algunos gestos extraños que no lograba entender. Como el momento en que Alejandra paseó el dedo índice a través del cuello mientras murmuraba que la haría desangrarse poco a poco. Sintió un escalofrío al creer que podía tratarse de una amenaza de muerte, aunque lo más probable sería que le estuviera diciendo que se cubriera para no resfriarse.
No eran las mejores amigas, pero las situaciones extrañas terminaban por unir a las personas, y no había nada más inusual que planificar un viaje para engañar al hombre que se amaba; después drogarlo, secuestrarlo, hacer que se casara con ella de un modo inocente e intentar consumar el matrimonio para que se hiciera legal a ojos de Dios. Porque eso de casarse en una ceremonia oficiada por un Elvis falso en las Vegas, con su tío Elián de testigo vestido con una toga romana, y todas sus amigas de damas de honor manteniendo sujeto al novio, definitivamente no era lo que había soñado.