Novia del Señor Millonario
Cariño, déjalo y ven conmigo
El regreso de la esposa no deseada
Yo soy tuya y tú eres mío
Tesoro de CEO
Mimada por el despiadado jefe clandestino
La segunda oportunidad en el amor
La venganza de la heredera genio oculta bajo la máscara
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Mi encuentro con un misterioso magnate
El Crown Club estaba a tope esa medianoche. Las luces de las habitaciones parpadeaban débilmente.
"¿Ese cara de cerdo de Douglas Zhou fantaseaba con trabajar junto a mí? ¡Bah! ¿Y pide tanto dinero? ¿Quién se cree que es? ¡Si no fuera por acabar con la familia Xia, nunca firmaría el contrato con ese puerco!".
Se oyó un chasquido.
Alguien presionó el teléfono del escritorio, apagando la grabadora con su blanca, suave y delicada mano.
"Jefe Zhou, ¿escuchó esto?", preguntó, con una sonrisa, la persona que apagó la grabadora.
Al otro lado de la mesa, el rostro de Douglas Zhou había enrojecido, creando un divertido contraste con la parpadeante luz del fondo.
"Ah, todavía hay algo más". Linda Xia tomó el celular y abrió la galería. Delante de Douglas Zhou una imagen en alta definición mostraba a un hombre y una mujer besándose y acariciándose.
Súbitamente, el hombre estrelló la copa de vino contra el suelo.
"¡Mierda! ¡Jodiendo con mi esposa! ¡Cómo se atreve!", gritó Douglas.
Diez minutos después, Linda salió de la habitación con un reluciente contrato. Todo este asunto de aparentar ser camarera empezaba a dar resultado.
Besó las hojas del contrato antes de doblarlas y esconderlas alrededor de su cintura, debajo del vestido.
El uniforme del Crown Club dejaba poco a la imaginación, por lo que se subió la parte superior de la camisa tratando de cubrirse el pecho. Antes de que terminara, sintió que alguien le sujetaba el hombro.
"Oye tú, lleva esta botella de vino a la habitación 8069".
El ajetreado gerente tomó a Linda del brazo y colocó la bandeja en sus manos.
Ella se encogió de hombros. 'Ser camarera también significa seguir una ética de trabajo. Debería tenerlo en cuenta. Además, ya que el contrato está asegurado, estoy de buen humor, voy a servir la botella antes de escabullirme', pensó, '¿Qué dijo, 8096 o 8069?', se preguntó.
Linda comenzó a caminar a tientas y, mientras sostenía la bandeja, fijó su mirada en los números de las habitaciones.
Llamó a la recepcionista, pero la línea estaba ocupada y no pudo comunicarse, así que tuvo que decidir a qué habitación ir primero.
'Demonios, solo tengo que elegir una habitación y
si es la equivocada, puedo volver a salir'.
Con este pensamiento, Linda llamó a la puerta de la habitación 8069. Al no recibir respuesta, decidió entrar y, suavemente, abrió la puerta.
"¡Ah!", gritó ella sorprendida por la escena que había en la habitación. "Lo siento mucho jefe, le ruego que me disculpe...".
Aunque la luz no era particularmente brillante, Linda alcanzó a vislumbrar un sofá en el que un hombre estaba encima de una mujer provocativamente vestida.
Al darse cuenta de que la puerta estaba abierta, la pareja dirigió simultáneamente sus miradas en aquella dirección.
Linda también pudo apreciar el cabello despeinado y la cara borrosa de esa belleza, que además vestía un top escotado y revelador, lo cual hacía que la escena fuera aún más vergonzosa.
"¡Detente!", vociferó el hombre
cuando ella ya estaba a punto de cerrar la puerta y marcharse.
Charles Mu estiró una mano para desenredar las de la mujer alrededor de su cuello, y entornando los ojos, miró hacia Linda, con aspecto amenazador.
"Nunca hubiera pensado que me harían esto a mí", dijo él al tiempo que se sentaba derecho, lanzando a Linda Xia una mirada fría.
"Jefe, está equivocado. No sé de qué habla. No la conozco". Linda sabía muy bien que los clientes del Crown Club eran gente poderosa o ricos, por lo que no quería meterse en problemas en este momento. Después de asegurarse el contrato y entregar la botella de vino, estaba lista para seguir con su ruta.
"¿Hiciste fotos? Dámelas", exigió el hombre.
En ese momento Linda se dio cuenta de que llevaba el celular en
una mano.
'¡Mierda!
Probablemente piense que tomé fotos para chantajearlo, ¡y por eso desconfía!
Bastardo descarado. ¿Está engañando a su esposa, teniendo una aventura, y tiene miedo de ser fotografiado? Míralo, todo cortante y guapo. Una mierda al fin y al cabo', pensó Linda.
"Jefe, me temo que se equivoca. No tomé ninguna foto".
Asqueada como estaba, Linda siguió haciéndole la pelota al hombre. Ella sí que tenía fotos de la esposa de Douglas Zhou con otro hombre y no podía dejar que nadie viera eso.