icon 0
icon TOP UP
rightIcon
icon Reading History
rightIcon
icon Log out
rightIcon
icon Get the APP
rightIcon

El Comendador Mendoza Obras Completas Tomo VII

Chapter 10 No.10

Word Count: 1632    |    Released on: 06/12/2017

a Blanca Roldán eran ir

cumplimiento con

ca á visitar á Do?a Antonia y á felicitarla por la venida de su c

os siempre en el fondo del antiguo caserón en que vivían, y pretextando enfermedades, no recibían visitas, á

ra. Siempre que envió recado, le contestaron que Clara est

ban suavizadas por una extremada cortesía de parte de Do?a Blanca; aunque bien se dejaba conocer que si esta se?ora ponía de su parte cuantos medios

da, para ir á la iglesia, á misa y demás devociones. D. Valentín la acompa?aba casi siempre, como un

llegó á temer que Do?a Blanca hubiese averiguado los amores de Clara con D. Carlos de Atie

guarse, porque los de Do?a Blanca eran forasteros casi todos, y ó no tenían confianza

que entraba de visita en casa de D. Vale

, mostrándole las plantas y las flores que en arriates y en multitud de tiestos adornaban aquel patio, contiguo, como ya hemos dicho, al de la casa de D. Valentín. Salvando el muro divisorio, la voz de ambos interlocutores podía llegar al patio inmediato. La vo

Escribirme furtivamente! Calle V... tío... si parece imposible. ?Por mí, esa infeliz, que es una santa, ha faltado á su deber de obediencia filial! ?Y cómo, dónde, á qué hora habrá podido escribirme

e la china en que venía liado con un hilo

no vengan á interrumpirnos. En el despacho no hay nadie y ahora a

con acento conmovido, casi al oído

e contradicciones. ?Quieres creer que, si por un lado me desespero de haber dado ocasión para que D. Carlos haya venido persiguiéndome, por otro lado me lisonjea, me encanta que haya venido, y advierto que si no hubiera venido sería yo más desgraciada? En medio de todo... no lo dudes... yo soy muy mala. Estoy avergonzada de mi hipocresía. Estoy enga?ando á mi madre, que es tan perspicaz. Mi madre me juzga demasiado buena... y vela por mí, como el avaro por su tesoro, cuando el tesoro está ya perdido. No acierto á decírtelo para que no te enojes, y, no obstante, quiero decírtelo. No cumpliría con un deber de conciencia si no te lo dijese. La causa de que mi madre me aparte de tí es tu tío. á mí me pareció un caballero muy fino, y bueno; pero mi madre asegura ?qué horror! que no cree en Dios. ?Es posible ?hija mía! que hiera el demonio con tan abominable ceguedad los ojos de algunas almas? ?Se comprende que la copia, la imagen, la semejanza, renieguen del original divino, que les presta el único valor y noble ser que tienen? Si ello es cierto, si el Comendador está obcecado en sus impiedades, ármate de prudencia y pide al cielo que te salve. Procura también traer á tu tío al buen camino. Tú tienes extraordinario despejo y don de expresarte con primor y entusiasmo. El Altísimo, además, se vale á menudo de los débiles para sus grandes victorias. Acuérdate de David, mancebo, que era un pastorcillo sin fuerzas, y venció y derribó al gigante en el valle del Terebinto. ?Cuántas hermanas, hijas,

Claim Your Bonus at the APP

Open