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Agua de Nieve

Chapter 2 No.2

Word Count: 3408    |    Released on: 06/12/2017

ien y del mal-eugenia barquín.-la vue

semblante infantil, quedó pronto confuso en el voluble corazón de la ni?a y llegó á ser, más tarde, par

y audacias varoniles, dióse á vivir sin ley ni freno, por campos y playas, criándose á su sabor en el regazo amigo de la madre naturaleza. Merced á este régimen de libertad é indisciplina, se acentuaron los rasgos de aquel carácter indómito, adquiriendo á la par la altiva huérfana un desarrollo físico admirable. Intrusa en el mar, c

ratos quedarse como suspensa y triste, contemplando el mar y el cielo y la profunda soledad de las campi?as, escuchando en el silencio de los crepúsculos la sorda respiración de las aguas, las pulsaciones inefables del corazón de la

timiento femenino, la voz íntima y dulce del sexo, á punto ya de florecer. Apartóse Regina por instinto de sus joviales camaradas, cultivó con

las fuerzas todas del espíritu: el agudo entendimiento, la fértil imaginación, la mal educada voluntad, el deseo imperioso de vivir y de saber. Encendiósele en el alma una sed abrasadora de emociones y novedades, una curiosidad violenta de cuanto

iones, sobre todos los misterios de lo humano y lo divino, asaltaron como ladrones rapazuelos las viejas ramas del árbol de la ciencia. Gustaron primero los sabrosos frutos de la poesía, lindos como racimos de cerezas; luego las novelas de amor, agri

cionarios y pergaminos; hurgó, avara, en viejos códices y en bibliotecas novísimas, royendo como un ratoncillo goloso, cuanto ofrecía pasto accesible á su creciente curiosidad. Pasó ?las noches en claro y los días

en fugaces horas de fatiga ó de antojo. En dos a?os de frenéticas lecturas agitó aquella ni?a su entendimiento y su corazón, sin otro fruto que una tristeza estéril. Los libros destilaban melancolía. ?Es la vida, acaso, tal como la describen los poetas y filósofos?... Entonces n

rmedad sutil y aristocrática. Pero en medio de sus hondas melancolías, mezcla de tristeza, de pedantería y de or

ay secretos..

gran fondo de bondad en el corazón. Tal vez la esposa que le destinaron no le convenía. Era una mujercita infantil, débil de cuerpo, inocente y cari?osa, que todo se lo toleró á su marido con la sonrisa en los labios, como si con sus tolerancias solicitase el perdón de alguna culpa grave. Torpemente le buscaron á Jaime de Alcántara esta

cen y le huyen; son criaturas ariscas que parecen haber dejado en los labios maternales toda la dulzura de la infancia; la casa es con exceso modesta; Torremar un pueblo chismoso y agresivo, donde oye Jaime reticencias s

eso? Dos a?os tenía Daniel, desazonado fruto concebido por una madre ya consunta, cuando Alcántara llegó á Torremar apercib

rgico y esquivo de la ni?a viese una acusación severa. El nene, asustadizo y llorón, huía llamando á mamá por los rincones, y á las voces lamentables de la cria

os hombres con una indiferente frialdad de mujer casta, que ninguna tentadora conveniencia lograra vencer. Su vida tenia algo de máquina fuerte y diestra, cuyo poderoso motor fuese la lealtad. Era esta doncella hija de una falta, que perdonaron los suegros de Jaime. Tan buenos fueron aquellos se?ores que consolaron, compasivos, á una pobre mujer enga?ada en la propia casa de ellos y apadrinaron á la criatura nacida al abrigo de tan noble misericordia. De

rviéndola con solicitud algo protectora, vino á ser la segunda madre de Regina y de Daniel. La dama doliente le contagió á la robusta doncella su blanda sonrisa y su apacible con

iciones, Eugenia iba diciendo á todo que sí, con el alma y con los labios.-Cuidaría á los nenes igual que si fueran sus hijos; viviría para ellos; el se?orito se podía marcha

para besarlos ligeramente, con ruborosa caricia, temiendo hallar de nuevo en los ojos profundos de la nena aquel acerado fulgor que se le clavaba en l

ecía Daniel; y, durante seis a?os, dos recuerdos contrarios y punzantes le alejaron de Torremar. Era el uno la heredada sonrisa de Eugenia, diciéndole con apresuramiento humilde:-Sí...

efinible, la proceridad inculta de la n

vacilar, fué Jaime á ver á sus hijos. Aquella buena corazonada t

oble de su alma. Los grandes ojos fulgurantes de su hija se le abrieron con una clara luz de alegría prometedora, y roto el

s-dijo, mirándole devo

e en ausencia, siempre en fuga. Su corazoncito de catorce a?os se le había subido á la boca, para murmurar, en son de paces:-?Eres un p

aplomo y gravedad, con tan escogido y docto lenguaje, que el frívolo Alcántara, poco ducho en achaques de erudición, tratóla en

melancolía y de orgullo de su mirada; el contraste de viveza y languidez entre sus dichos y sus maneras; el conjunto armonioso de la figura, delicada y y fuerte, risue?a y altiva, dulce y varonil al propio tiempo. Hasta el desequilibrio de la imaginación en perp

noso vagabundo los peligros y tristezas que amenazaban á la joven, educada por sí misma en lecturas capri

nene en las rodillas del papá y alzaba el peque?uelo sus atristados ojos, cobardes para vivir, sentíase Jaime poseído de vehementísimas ternuras. Con la

omo una pluma por los vientos de las pasiones. Quería, al fin, á todo trance, pagar á sus hijos las caricias y los desv

ca devoción. Era en el fondo piadosa y dulce; pero el sentimiento, como una fuente prisionera en el duro cristal de la nieve, corría perezoso bajo la costra pegadiza de ideas falsas y abigarrados sue?os con que llenó su cabecita rubia. A la par escéptica y ansiosa, mezclaba las burlas y la

nial que produjera asombro y maravilla. Largo tiempo estuvo con la pluma en la mano sobre las sat

us ideas precoces. ?Oh; el arte exige paciencia y esfuerzo doloroso; aprendizaje largo y difícil! ?Jamás podría la so?adora someterse á tan duro ensayo! Escribir libros y ta?er el piano y el

las de nieve, concluyó riendo como una lo

ar del trabajo ajeno y echar á volar la fa

s propósitos paternales, preguntó á Regin

los cuentos de color de rosa, que interrogan á las princes

muchas veces se la había dado, en sue?os, a

aburre... Quiero ver cosas nuevas, atrav

el ímpetu brioso de una juventud enérgica y temeraria una ardiente sed de comprobar en el libro

repente, con un grito que hizo

zos á la ni?a, repitiendo alegre como un colegial en vacac

ant, ma

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se puso en pie aquella singular caravana. Fuéronse con grande sorpresa de los vecin

la mujer de Jaime; quedó el hogar abandonado, la huerta en barbecho, y abierta

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1 Chapter 1 No.12 Chapter 2 No.23 Chapter 3 No.34 Chapter 4 No.45 Chapter 5 No.56 Chapter 6 No.67 Chapter 7 No.78 Chapter 8 No.89 Chapter 9 No.910 Chapter 10 No.1011 Chapter 11 No.1112 Chapter 12 No.1213 Chapter 13 No.1314 Chapter 14 No.1415 Chapter 15 No.1516 Chapter 16 No.1617 Chapter 17 No.1718 Chapter 18 No.1819 Chapter 19 No.1920 Chapter 20 No.2021 Chapter 21 No.2122 Chapter 22 No.2223 Chapter 23 -En el lazareto de San Simón.-Regina de Alcántara.-El espejo turbio.-Los misterios de una noche de Mayo.-La felicidad descalza. 924 Chapter 24 -La infancia de Regina.-El árbol del bien y del mal.-Eugenia Barquín.-La vuelta del padre pródigo.- Viva la bohemia! 2525 Chapter 25 -París.-La musa del boulevard.-Del Sena al Tíber.-Las pulseras de fuego.-El castillo de Rolando.-Las fresas del Rhin. 3926 Chapter 26 -El ni o enfermo.-Oriente.-Spa.-La mujer cabeza.-La media luna.-Vámonos á América.-El mar. 5127 Chapter 27 -Tres a os después.-El último soneto.-La Segadora.-Los sue os de una noche de calentura.-En las alas de un cóndor. 6328 Chapter 28 -Ensenada.-Tristes anatomías.-Jacinto Ibarrola.-Placeres del gran mundo.-Los amoríos de Regina.-La ca a y el heno. 7529 Chapter 29 -Nuestras vidas son los ríos.-La cruz de los Andes.-El loco de amor.-Regreso á la patria.-La costa de la muerte. 8730 Chapter 30 -Torremar, cinco minutos.-Memorias y mudanzas.-Los ojos entornados. 11331 Chapter 31 -La cajita blanca.-Lumbres de hogar.-Remos y flores. 12132 Chapter 32 - Un alma nueva!-Historia de la Bella durmiente .-El paladín de Regina. 12733 Chapter 33 -Las alegres comadres de Torremar.- Estraduca .- La novia de Gabriel .-Idilio del boticario y la jamona.-La ni a del Robledo .-Ráfagas de piedad. 14934 Chapter 34 -El ensue o del balandro.-Corte de amor y galantería.-Caballero en brioso alazán. 16335 Chapter 35 - Adiós, luto!- Petit Trianón .-Prosigue la historia de la Bella durmiente .-La moral de Regina.-Tragedias y ternuras.-Las flores que no sirven para nada. 17136 Chapter 36 -El balandro de Velasquín.-Tempestad en un vaso de agua.-Nuevos apuntes para la moral de Regina. 19537 Chapter 37 -Revelaciones de una hora sentimental. 22338 Chapter 38 -Historias retrospectivas.-La infancia de la Bella durmiente .-La atracción del abismo.-El fauno.-La mujer y la madre.-Un idilio y un juramento.-Aromas de caridad. 23339 Chapter 39 -El maleficio de unas bodas.- La soledad de dos en compa ía .- Para siempre!-Imágenes en la niebla.-La flor del romero.-Retratos, versos, risas y sollozos. 25340 Chapter 40 -Luces de ocaso.-Los achaques de Regina.-Tinieblas de un naufragio moral.-La isla de las rosas pálidas. 26941 Chapter 41 -Amor con amor se cura.-El profeta del almirez.-Mentideros torremarinos.-Un corazón por blanco. 28942 Chapter 42 -Fin de la historia de la Bella durmiente . 29943 Chapter 43 -Entre el cielo y el mar.-El placer del peligro.-La mujer y la ola.-Espejo de nautas y desenga o de galanes. 31744 Chapter 44 -La lámpara vigilante.-Rescoldos de la tragedia.-Los dos médicos.-No puede ser...-Epílogo á la historia de la Bella durmiente . 32745 Chapter 45 -El ventalle del ábrego.-La ronda de los sue os.-Un corazón que nace.-La sinfonía de la nieve.- Amor! 341