La Bruja de Oaxaca y Su Maldición

La Bruja de Oaxaca y Su Maldición

Gavin

5.0
calificaciones
23
Vistas
11
Capítulo

Mi abuela, curandera de Oaxaca, decía que la sangre no corre, danza. Yo, Xochitl Rivera, heredera de ese don, me casé con Mateo Vargas, un magnate de la Ciudad de México, para sanarlo de su silla de ruedas, usando mi "danza de la unión" que creaba "huevos" de energía vital. Seis meses después, el milagro ocurrió: Mateo caminó, pero con su fuerza, una frialdad y posesión desconocida regresaron, y a su lado, su hermana adoptiva, Sofía, una víbora de piedad calculadora que envenenaba su corazón. De pronto, me encontré en la calle, desheredada, expulsada de la vida que había creado con mi propio ser, con mis hijos convertidos en un espectáculo grotesco en la cena de gala de los Vargas. Mateo, con una sonrisa torcida, me exigió identificar a mis "hijos" entre cien "huevos" falsos, prometiendo cocinar el equivocado, una trampa cruel, un juego sádico que reducía mi sacrificio a un espectáculo vulgar. El Abuelo Vargas, quien selló nuestro pacto, me veía con impasibilidad mientras mi primer hijo se extinguía en la sartén, su luz vital desapareciendo con un siseo doloroso; la humillación era total, pero la rabia, pura y ardiente, me impulsó a intentarlo de nuevo. A pesar de mi conexión, el segundo huevo también fue falso, una réplica exacta de mis creaciones, y la vida de mi segundo hijo se quemó ante mis ojos; el dolor se volvió insoportable, pero quedaba uno, un último hijo por salvar en un mar de engaños. Para protegerlo, tuve que admitir la "mentira" ante una multitud que se burlaba, aceptando ser la estafadora, la bruja, mientras Mateo me obligaba a tragar el omelet hecho con la vida de mi primogénito, y fue entonces que el dolor se transformó en una furia helada. Con la boca llena del sabor ceniciento de mi hijo, lo maldije con la fuerza de mis ancestros, y en ese instante, una conexión sobrenatural nos unió a Mateo y al último huevo, desatando el caos y el colapso mental de Mateo, mientras la gente huía despavorida. Ahora, Mateo, sumergido en un arrepentimiento sin fin, se aferra al último huevo, su mente rota incapaz de aceptar la verdad, mientras mi hija, Itzel, crece a salvo en nuestra tierra ancestral, libre de la crueldad y la locura que casi nos consumen.

Introducción

Mi abuela, curandera de Oaxaca, decía que la sangre no corre, danza.

Yo, Xochitl Rivera, heredera de ese don, me casé con Mateo Vargas, un magnate de la Ciudad de México, para sanarlo de su silla de ruedas, usando mi "danza de la unión" que creaba "huevos" de energía vital.

Seis meses después, el milagro ocurrió: Mateo caminó, pero con su fuerza, una frialdad y posesión desconocida regresaron, y a su lado, su hermana adoptiva, Sofía, una víbora de piedad calculadora que envenenaba su corazón.

De pronto, me encontré en la calle, desheredada, expulsada de la vida que había creado con mi propio ser, con mis hijos convertidos en un espectáculo grotesco en la cena de gala de los Vargas.

Mateo, con una sonrisa torcida, me exigió identificar a mis "hijos" entre cien "huevos" falsos, prometiendo cocinar el equivocado, una trampa cruel, un juego sádico que reducía mi sacrificio a un espectáculo vulgar.

El Abuelo Vargas, quien selló nuestro pacto, me veía con impasibilidad mientras mi primer hijo se extinguía en la sartén, su luz vital desapareciendo con un siseo doloroso; la humillación era total, pero la rabia, pura y ardiente, me impulsó a intentarlo de nuevo.

A pesar de mi conexión, el segundo huevo también fue falso, una réplica exacta de mis creaciones, y la vida de mi segundo hijo se quemó ante mis ojos; el dolor se volvió insoportable, pero quedaba uno, un último hijo por salvar en un mar de engaños.

Para protegerlo, tuve que admitir la "mentira" ante una multitud que se burlaba, aceptando ser la estafadora, la bruja, mientras Mateo me obligaba a tragar el omelet hecho con la vida de mi primogénito, y fue entonces que el dolor se transformó en una furia helada.

Con la boca llena del sabor ceniciento de mi hijo, lo maldije con la fuerza de mis ancestros, y en ese instante, una conexión sobrenatural nos unió a Mateo y al último huevo, desatando el caos y el colapso mental de Mateo, mientras la gente huía despavorida.

Ahora, Mateo, sumergido en un arrepentimiento sin fin, se aferra al último huevo, su mente rota incapaz de aceptar la verdad, mientras mi hija, Itzel, crece a salvo en nuestra tierra ancestral, libre de la crueldad y la locura que casi nos consumen.

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
La Farsa de un Amor Perfecto

La Farsa de un Amor Perfecto

Romance

5.0

Isabella "Isa" Montes, una talentosa cocinera de origen humilde en Medellín, creyó haber encontrado el amor perfecto junto a Mateo Velarde, el apuesto heredero de una de las familias más influyentes de Bogotá. Tras un noviazgo intenso que superó barreras sociales, se casaron y se sumergieron en una vida de ensueño y comodidades, donde cada detalle parecía confirmar un amor idílico. Pero la burbuja se reventó brutalmente: Isa descubrió que Mateo mantenía una doble vida con su exnovia, Carolina Sáenz, con quien tenía dos hijos gemelos. Peor aún, él financiaba secretamente a esta otra familia, transformando su supuesta historia de amor en una farsa calculada. La devastadora revelación no solo le causó un aborto espontáneo sino que desató una campaña de humillación sin fin por parte de Carolina, quien la acosaba con videos íntimos de Mateo, mostrando impúdicamente su doblez. Cada regalo, cada promesa de amor, cada lugar especial compartido con Mateo, era profanado, replicado cínicamente con su "otra" familia. Las frías miradas de la alta sociedad y el silencio cómplice de la familia Velarde solo acrecentaban el tormento, mientras Mateo seguía actuando como si nada ocurriera. ¿Cómo podía alguien, a quien amó tan profundamente, ser capaz de una traición tan vil y sistemática? La mezcla de dolor, asco y una desesperación helada se instaló en su pecho, ahogando su respiración. Un vacío insuperable la consumía, dejando solo la cruda certeza de una mentira insostenible. En el abismo de esta traición, y con la inminente llegada de un hijo que la ataría aún más a la mentira, Isa vislumbró su única salida: fingir su muerte. Un trágico accidente aéreo en el Caribe sería su billete de escape, la única forma de recuperar su vida y romper para siempre con la asfixiante obsesión de Mateo. "El plan sigue en pie, necesito salir de aquí", sentenció con voz firme.

Mi Venganza, Su Prisión

Mi Venganza, Su Prisión

Cuentos

5.0

El rugido del avión de rescate sonaba como la salvación, pero para mí, Sofía, solo aumentaba la ansiedad en aquel sofocante aeropuerto improvisado. De repente, mi esposo, Miguel, me tomó del brazo con una fuerza inusual, su rostro contraído por la frustración mientras gritaba: "¡Sofía, no podemos irnos! ¡No puedo dejar a Carlos aquí!". Alegaba que Carlos era su primo, su responsabilidad, alguien que debía regresar a salvo. Escuché sus palabras, las mismas palabras que retumbaron en otra vida, y un escalofrío me recorrió: no era un sueño, había renacido. El recuerdo de mi vida anterior me golpeó como un maremoto: la epidemia, el avión gubernamental, y Carlos, supuestamente su primo, pero en realidad su amante, la misma que nos retrasó maquillándose para su "triunfal" regreso. En esa vida pasada, yo rogué, los otros voluntarios me acusaron de egoísta, y Miguel, con su falsa rectitud, me obligó a esperar con mentiras, llamándome egoísta. Esperamos. Carlos llegó, perfecto, y el avión partió, directo a mi perdición. Al aterrizar, Miguel me señaló y, con una falsa preocupación, dijo: "Ella tiene fiebre. Estuvo en contacto cercano con un paciente infectado ayer." ¡Era una mentira cruel y calculada! Fui aislada, interrogada, torturada psicológicamente por un sistema que creyó a mi "heroico" esposo. Morí sola, no por la enfermedad, sino por una infección hospitalaria, con mi cuerpo debilitado y mi espíritu roto. Mis padres, rotos de pena, fallecieron poco después, y Miguel, el "viudo afligido", heredó todo. Se casó con Carlos, y vivieron felices sobre mis cenizas y las de mis padres. Pero ahora estoy aquí, de nuevo en este infierno, con el mismo avión rugiendo y el mismo manipulador repitiendo sus mentiras. La rabia pura me invadió, mis puños se cerraron, y al mirar a Miguel, ya no vi al hombre que amaba, sino a mi asesino. "No," dije, mi voz tranquila pero firme, interrumpiéndolo. Miguel parpadeó, sorprendido. "¿No qué?" "No vamos a esperar, Miguel." Me sacudí su mano. Me giré hacia los atónitos voluntarios y proclamé, con mi voz resonando: "Carlos no es tu primo. Es tu amante. Y no voy a arriesgar la vida de dieciocho personas por la vanidad de una mujer que necesita una hora para ponerse rímel en medio de una evacuación de emergencia." El silencio fue absoluto, roto solo por el avión. Miguel palideció, su máscara se hizo añicos. Esta vida, pensé, no será una repetición. Será una venganza.

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro