La tan esperada boda. La boda que se hizo rogar. Al fin llegó -suspiro dramático-. La boda de Alex y Lina.
Los nervios podían más que cualquier otro sentimiento. Todo desapareció, solo quedó el temor dando un paso al frente y haciendo que sus manos suden, sus cuerpos tuvieran un ligero temblor y sus corazones palpiten más rápido de lo normal. Ambos, cada uno en sus posiciones, tenían el mismo sentimiento, estaban a punto de estallar. Eran una bomba de relojería y cada minuto que pasaba, se volvían más susceptibles a lo que pudiera pasar. Pero ninguno iba a dar marcha atrás. Ambos se aman, ambos han esperado tanto ese momento y no lo iban a dejar pasar por nada en el mundo. Ni siquiera el miedo los iba a hacer retroceder.
Por un lado, estaba Alex, caminando de un lado a otro como un animal enjaulado, preguntándose si todo lo que preparó para su futura mujer, iba a ser de su agrado. Quería que todo saliera perfecto, sabe muy bien que su Ángel es difícil de sorprender, pero él lo tenía que lograr, tenía que darle una boda inolvidable, algo que en definitiva le haga sentirse única y amada. Y, obvio que una boda a su altura. Desde que Alex le pidió matrimonio en una avioneta yendo en picada al Perito Moreno, cada vez que piensa en altura, le hace pensar en su pasión "los aviones" pero a no exaltarnos, esta vez eligió otro medio de trasporte para la gran boda. Un crucero.
Esta boda está llena de sorpresas, en verdad es una boda muy distinta a las demás, no es una boda común y ni hablar con ser normal. Son Alex y Lina, no hay nada normal en su relación, por lo tanto, no va a ver una boda normal para ellos, obviamente que no va a ser así. Alex se esmeró al punto de enloquecer para darle un giro diferente a esa unión para su amada. Y el crucero es nuestra primera sorpresa. O mejor dicho la de ella.
Lina por otro lado, está muerta de curiosidad y tratando de averiguar que se trae Alex entre manos, pero no va a conseguir nada de nadie. Nadie le va a dar una pista de lo que se trata todo. No sabe a dónde va a ir, en que va a ir, ni siquiera vio su vestido (vestido elegido y mandado hacer por Alex) ella lo va a ver una vez que lo tenga puesto, ya que mandó a dos mujeres para que la vistiesen y la prepararen para el gran momento.
Así que está rodeada por dos mujeres que son por completo desconocidas, por sus damas de honor, Sole y Sofi y, también por Tony, que se va a encargar de maquillarla. La tienen en la habitación de un hotel que reservaron en Mar del Plata (ella piensa que van a casarse en esa ciudad, tal vez en un casino, pensó en algún momento, pero a medida que pasaba el tiempo, no sabía qué pensar y dejó de hacerlo) tratándola como a una muñeca de trapo, vistiéndola y maquillándola, sin darle lugar a dar un vistazo a lo que le están haciendo. Las sorpresas recién comienzan y Lina no sabe todo lo que tiene por delante.
-¿Cómo es posible que el novio vea el vestido y la novia no? -se queja Lina con los ojos cerrados mientras la están vistiendo dos mujeres desconocidas, contratadas por Alex, el novio.
-Lina, no te muevas que las mujeres no pueden hacer su trabajo -la reprende Tony, mientras arregla su tocado.
-¿No es de mala suerte que el novio vea el vestido antes de la boda? -pregunta con socarronería la novia.
-No lo vas a ver hasta que lo tengas puesto -advierte Sole vigilando que Lina no abra los ojos.
-Esto es absurdo -resopla-. Y me siento como una dama del siglo XV cuando ellas no se vestían solas. Es incomodo -masculla.
-Has hecho cosas más incomodas -Le recuerda su amiga.
-¿Y por qué no están vestidas ustedes? -cuestiona ofuscada.
-Porque si no te darías cuenta de que se trata todo -interviene Sofi con una gran sonrisa al ver a su amiga a punto de ir al altar.
-Están todos en mi contra -farfulla Lina y ellos se carcajean.
-Quieta -regaña Tony de nuevo.
Ella vuelve a resoplar para demostrarles que no le gusta nada que la mantengan en incógnita.
-Listo -dice una de las mujeres desconocidas juntando las palmas de las manos y la admira con adoración.
-Esta hermosa -chilla la otra mujer.
Ella está por abrir los ojos y Sole la detiene.
-Espera -La lleva al enorme espejo que tiene en el vestidor, la enfrenta a este y la suelta-. Ya puedes ver -murmura.
Lina abre los ojos y pestañea un par de veces para acostumbrarse a la luz por el tiempo que llevaba a oscuras. Una vez que los pudo abrir y verse, su mandíbula cayó al suelo y sus ojos se salieron de órbita. No daba crédito a lo que veía, ni mucho menos, jamás se imaginó embutida en un vestido de novia. El vestido de un blanco impoluto, largo hasta los muslos con un tajo en el izquierdo, un escote corazón adornado con perlas de color azul eléctrico en los bordes y por el medio de los pechos, hasta la cintura, imitando una corbata. La cintura era rodeada por un lazo también azul tirando a turquesa, de ese lazo caía un tul transparente, que prácticamente tapaba sus zapatos, solo dejaba ver las puntas de estos y su lado izquierdo estaba bordeado por perlas blancas. Sus zapatos eran de cristal, diez centímetros de alto y con tiras que se enredaban en sus piernas hasta llegar una mano por debajo de sus rodillas. Al darse la vuelta su sorpresa fue mayor, su espalda estaba al descubierto, el vestido solo se enganchaba con dos botones en la parte alta y toda la demás espalda que quedaba a la vista parecía un enorme corazón por la forma en que dejaba expuesta su piel ese maravilloso vestido. El velo caía a lo largo como una cortina de seda y refinada, sostenido desde su cabeza por un shapó blanco. La cola del tul se arrastraba unos cincuenta centímetros por el suelo.
Sus ojos ardían por las lágrimas, pero no quería dejarlas salir, no quería estropear el trabajo que hizo Tony con el maquillaje. Sus ojos tenían los colores de la tierra, un suave marrón, casi beige la sombreaba, delineador negro rasgando sus ojos, dándole una forma de ojos de gatos, haciéndolos ver realmente exóticos. Su rostro en un tenue rubor y sus labios rojos fuego, haciéndolos ver más voluptuosos y llenos. Lina estaba paralizada frente al espejo. La imagen que este le devolvía no era la de ella, era la de una mujer totalmente diferente. Pero no diferente para mal, si no, diferente para bien, para mucho mejor que bien.
-¿Te gusta? -quiere saber Sofi.
Lina quiere contestarle, pero de sus labios, no sale absolutamente nada.
-Habla, Lina, ¿te gusta? -insta Sole sin tener respuesta alguna.
-Por todos los trajes de Armani, di algo -estalla Tony.
-Me... gusta... -Carraspea-. Me gusta, me encanta; es el vestido más hermoso que he visto en mi vida -chilla eufórica.
Al verla así todos suspiran.
-Y todavía falta más -entona la pelirroja.
-¿Más? -pregunta Lina extrañada.
-No me hagas caso, ya verás.
-Tenemos que irnos, que se nos hace tarde -anuncia Sofi.
-Sí, ya nos están esperando -concuerda Tony. Se gira y mira a las mujeres que ayudaron con el vestido de Lina-. Muchas gracias, la dejaron fantástica.
-Sí, muchas gracias, no lo pasé tan mal mientras me vestían y yo no hacía nada -suelta divertida haciendo que las mujeres se rían y sus amigos revoleen los ojos.
-De nada, querida. Que sea una maravillosa boda y que tengan una hermosa vida de casados -le desea una de las mujeres.
Le hace señas a la otra mujer y ambas salen de la habitación.
-Bien -aplaude Tony-. A moverse.
Todos salen de la habitación para salir del hotel e ir de una buena vez a su boda.
Al salir del hotel se encuentra con una enorme limusina blanca de los años 60. Todavía no salía de su asombro con el vestido y le habían puesto un ciempiés para ir a su celebración. Sole la empuja para que camine y de a uno van subiendo a la limusina acomodándose en ésta.
-Esto es una pasada -murmura Tony recorriendo con la mirada todo el interior.
-Hay que reconocer que Alex sabe cómo hacer las cosas -azuza Sole.
-Alex está loco -masculla Lina.
-Alex te ama -interviene Sofi.
-Eso ya lo sé -suelta ella-. Por eso está loco -Todos se ríen, pero por más que ella haga bromas, sus nervios no se calmaban para nada.
A los diez minutos la limusina se detiene y Lina de manera automática, gira la vista hacia la calle, pero no logra ver nada, Sole se interpone en su visión ocular y la hace bajar con rapidez. Una vez abajo, luego de acomodarse el vestido y de haber tirado su velo hacia atrás, levanta la mirada para ver lo que tiene frente a ella... Y casi cae de culo... Si no fuera por Tony, su vestido iba a dejar de ser bonito.
-Ni loca -murmura.
Sole había comenzado a caminar y al escucharla se detiene en seco.
-¿De qué hablas? -curiosea la pelirroja.
-Ni loca me subo a esa cosa -señala el enorme crucero esperando por ella en el muelle.
-¿Le tienes miedo a un simple barquito? -aguijonea Tony.
-No es un simple barquito, es una réplica del titanic. Y yo no tengo miedo -refuta ella.
-No es la réplica del titanic, no seas exagerada que este crucero es mucho más moderno -suelta Sole-. Y no puedo creer que tengas miedo.
-No tengo miedo -escupe Lina.
-Ah, ¿no? -azuza Sole elevando una ceja.
-No. Es que tengo el estómago blandito y no me gustaría vomitar antes de decir "sí, acepto" -retruca la novia.
-Eso no va a pasar -dice Sofi riendo.
-¿Y cómo sabes? No me pienso arriesgar, que Alex baje y nos casamos aquí en tierra firme -entona cruzándose de brazos.
-Lina, se razonable, por favor. No vas a vomitar y el crucero no se parece al titanic ni en la sombra -razona Tony con ella.
-Vamos, Li, has llegado muy lejos como para echarte atrás ahora -interviene Sofi.
-Bien -acepta soltando el aire.
-Genial -Sole aplaude-. ¡¡Vamos!! -La toma del brazo, comienza a caminar con ella y suben las escaleras para adentrarse al crucero. Todos estaban emocionados y Lina también, pero su corazón estaba por salirse de la boca y no era solo porque estaba a punto de casarse, si no también era vértigo por subirse a ese enorme barco-. Ya vas a ver que ni cuenta te vas a dar que estas arriba de un barco -le hace saber como si leyera sus pensamientos.
Lina solo asiente y trata de buscar en el fondo de ella todo el valor para sonreír, y reza en silencio para no vomitar al cura cuando los esté bendiciendo.
Ya arriba, unos señores de traje blanco los guían hasta donde va a ser su habitación, hasta que se efectúe la boda. Cuando llegan le indican que ella se quedaba allí y que los demás deberían seguir a otra habitación para cambiarse. Refunfuñando la joven se queda sola en la habitación y ve como los demás siguen su camino.
-¿No se supone que las damas de honor deben quedarse con la novia? -habla sola en la habitación mientras da vuelta en ella inspeccionándola-. Se supone que las damas de honor están para apoyar a la novia y calmar sus nervios pre-boda. ¿Por qué carajo me dejan sola? -mascullando llega a un barcito, toma una botellita de licor de frutilla y se la empina sin pensarlo dos veces. Cuando está terminando la segunda botellita de licor, tocan a la puerta, ella aliviada pensando que es Sole, sale corriendo a abrir, pero para su sorpresa, no era ella, sino su padre.
-¡¡Papá!! -chilla antes de abrazarlo.
-¿Cómo estas, mi niña? -pregunta acariciándole la espalda suavemente, la verdad es que, el veterano de guerra, no tiene mucha práctica en esas cosas, pero se las apaña.
-Nerviosa -Se separa un poco para mirarlo- Un barco, papá, un tremendo barco -Esto hace carcajear al padre.
-Ya vas a ver que ni cuenta te vas a dar que es un barco.
Ella se separa y rueda los ojos.
-Eso ya me lo dijo Sole -suspira.
-Estas hermosa -le indica él sonriendo.
-Gracias -se mira el vestido y luego vuelve a mirar a su padre-. Tú tampoco estas nada mal.
Su padre lleva un traje de tres piezas de color petróleo, una camisa blanca y la corbata también del mismo color del traje, se veía como un hombre rudo y refinado.
-Gracias -asiente él.
-¿Sabias que me vistieron dos mujeres como si fuese una duquesa? -le cuenta divertida.
-Sí; algo me contaron -asiente el padre riendo.