Domingo 24 de febrero año 2002; Lago Mar Beach Resort & Club, 1:00 a.m.
—¿Dime corazón, te gusta la vista?
—Sí, es realmente hermosa. Jamás había estado en un lugar así
—Bueno, prepárate, porque hoy será una noche inolvidable
Y ahí estaban Becca Baker y Josh Scott, celebrando su aniversario número tres; ellos se conocieron en el primer año de secundaria, solo bastaron unos minutos, para que el corazón, la inocente joven, cayera rendida ante los deslumbrantes ojos verdes, del arrogante joven, quien nunca había tuvo límites, para él, todo cuanto quisiera debía serle cumplido. Y debido a eso, él tenía un macabro plan entre manos.
—Ves, te lo dije. Nuestro aniversario sería de lo mejor, y ya que estamos de doble celebración por tu dieciocho, que tal si… —el rodeo su cintura, la beso sutilmente, e intento hacer un movimiento, pero fue detenido
—Discúlpame, sigo sin estar lista. Espero que no te enfades conmigo —aunque ella lo amaba con toda su alma. Seguía creyendo que su primera vez, debía ser memorable
—Por supuesto que no. Seguiré esperando. Ahora vayamos con mi primo y sus amigos —en sus adentros él era como un volcán a punto de erupcionar.
Ambos llegaron hasta la parte más alejada de la playa, y es que todo debía salir perfecto, no debía quedar rastro alguno de la desgracia que arroparía a Becca.
—Sean bienvenidos. Estábamos esperando por ustedes, Becca estás tan hermosa como siempre —Aldo Scoot, también estaba acostumbrado a salirse con la suya, por eso cuando su primo le pido ayuda, para tomar a posesión de su novia, este no se negó y fraguo el más asqueroso de los planes—. Tengan, estos cocteles no tienen alcohol, ya sé que tú, belleza no tomas
—Gracias —Becca, aceptó la copa gustosa. Después de todo, que podría pasar, si estaba en compañía de quien decía apreciarla.
Conforme pasaron las horas, ella comenzó a sentirse algo mareada. Y viendo que todo marchaba a su favor, Josh se acercó a ella
—¿Corazón, que tienes?
—No… Sé, yo… —Becca, perdió el conocimiento. Oportunidad perfecta, para su verdugo, quien la carga y la llevo a dos metros, de donde se encontraban
—Ha llegado tu momento, niña estúpida, hasta ahora ninguna de las que se han atravesado en mi camino, me han rechazado —Josh alzo el vestido de la vulnerable chica, ajo sus pantalones, y sin más, entro en ella. Solo se detuvo, al sentirse satisfecho—Bien, por hoy te dejaré descansar—. Él organizó su ropa, dejó a Becca, sola y regreso con los demás
—¿Y bien? ¿qué tal resultó? —preguntó Aldo, con una mirada maliciosa
—Fue más que sublime, por fin me la estrene —contestó él, sintiéndose poderoso
—Sabes primo, mis amigos y yo. Creemos, que al igual que tú, merecemos un poco del premio. Digo, fuimos los que ideamos el plan
—Porque no lo habían dicho antes. Vamos, los llevaré con ella, ¿y Asher no viene?
—No, ese está muy drogado, solo míralo
—Bien, entonces, vengan ustedes.
El primero en tomar ventaja, fue Aldo, de ahí siguió Baltazar Franklin y por último Lucian Collins. En ese momento, ninguno de los tres, mostró rastro alguno de bondad o piedad
—Vaya primo, tu novia sí que es una delicia, ¿Cuándo me las vuelves a prestar?
—Cuando lo desees. Total, sabes muy bien, que solo me atraen, cuando me dan lo que deseo. Y aunque creo, que la tomaré, un par de veces más, y luego la despacharé
Aquellos monstruos estaban regodeados. Sin embargo, hubo algo que los alarmo, Becca, intentaba despertar y de ser así, un gran problema resultaría, por esa razón, Aldo se lanzó sobre ella para asfixiarla
—¡Ey, detente! —exclamó Baltazar—Ya estuvo suficiente, no somos unos asesinos, ¡déjala en paz!
—¡Cállate, imbécil, no eres nadie! —Aldo, le propinó un puñetazo—Todos los que estamos aquí presentes, somos culpables, así que no vengan con arrepentimientos estúpidos, harán, lo que yo les diga. Ahora, si quieren ir presos, pues adelante, pero eso sí, me encargaré de hundirlos.
Nadie dijo una sola palabra, solo se miraron entre sí, y asintieron, para la siguiente jugada.
—Haremos lo siguiente, Asher, será nuestro chivo expiatorio
—No podemos hacerle eso. Es nuestro amigo —Refutó, Lucian Williams
—¿Entonces, te ofreces tú, como tributo?
—Yo…
—Eso creí, ya dejen de hacerme perder el tiempo y escúchenme, iremos por él, lo desnudaremos, y lo podremos al lado de ella, ¿entendieron? Bien, por su silencio, veo que sí. Vamos.
Los cuatro hombres desnudaron a Asher lo desnudaron, luego lo acercaron a Becca, acto seguido, colocaron su mano derecha en el seno izquierdo de esta, la escena debía recrear que Asher, era el único culpable.
—Bien, por favor, ya larguémonos de aquí —dijo Lucian quien empezaba a arrepentirse
—Aún, no hemos terminado —Aldo, se lanzó sobre Baltazar, su intención era hacer parecer que una diputa había transcurrido; así que después tomo una botella, la partió, y con ella hirió a sus secuaces, acto seguido se hirió así mismo, y por último coloco, el pedazo de botella en la mano izquierda de Asher, y su mano derecha la manchó con su sangre—. Perfecto, ahora, uno de ustedes que llame a una ambulancia
—¡¿Estás loco?! —Josh se opuso
—Tú cállate. Todos debemos hacer lo que les ordene.
Cuatro horas después, Mercy Hospital, habitación de Becca
—¡¿Uhmm, ¡¿dónde estoy?! ¡Ouch!
—Cariño —sin dudarlo, Samantha abrazo a su hija—Mi niña, perdóname, no te protegí, lo siento tanto, yo…
—¡¿Mamá, que pasa?! ¿Por qué estoy aquí? Mi cuerpo duelo
—¿No recuerdas nada?
—No, solo sé que estaba con Josh, y de un momento a otro todo se oscureció
—Cielo —ella apretó fuertemente sus manos
—Madre, me estás asustando, ¿Qué hago en esta camilla, y donde está mi novio?
—Tienes que ser fuerte —una vez más, ella la abrazó, y poco a poco le fue relatando lo sucedido
—No… —Becca gritaba llena de dolor, intentaban levantarse de la camilla, pero sus piernas nos respondían
—Deja de moverte, te vas a lastimar —viendo que su hija no se detenía, Samantha fue en busca de ayuda, y cuando el doctor entró, no tuvo más remedio que sedarla—. Pobre de mi niña, ella no tenía por qué pasar por esto, ¿dígame doctor, que haré?
—Lo mejor es que al salir de aquí, ella tome terapia, porque de lo contrario, no podrá recuperarse