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¿Por que no me mataste?

¿Por que no me mataste?

foyichan

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Capítulo

Él ha matado a todo su salón, a excepción de ella. ¿Por qué? En un tiroteo escolar ella ha sido la única sobreviviente, incluso entre sus mejores amigos. El perpetrador era su mejor amigo, ¿porque mató a todos incluso a su grupo? ¿porque no la mató a ella?

Capítulo 1 Prólogo

En ocasiones la vida nos presenta situaciones que marcan para siempre. Algunos dicen que los recuerdos que se presentan como en ráfagas es más probable que sean los que más te hayan marcado. A veces no quiero aceptarlo. No quiero ver que estoy rota. No me gusta reconocer que no soy fuerte y que puedo lamentarme por lo que pasó, y en parte, en las noches, cuando nadie me ve, me siento tan culpable que abrazo el centro de mi pecho como si no hubiera un mañana. Y es que, debería sentirme afortunada, porque algunos sí que no van a tener un mañana.

Debería presentarme, creo que así se suele hacer este tipo de cosas, ciertamente no lo sé. No es como si pudiese decir ''Hola, soy Loraine, y soy sobreviviente de un tiroteo escolar'' y sin embargo, a eso me reduzco.

Supongo que querrán saber sobre el tiroteo, sobre ese día, porque a todos nos gusta saber los porqués. Pero adivinen algo, a mí también...

En el instituto no es que fuésemos de los más populares del colegio. Inclusive, me atrevo a decir que quizás solo yo lo era un poco más que el resto de mis compañeros. Algunas personas solían decir; ''¿Por qué andas con ese tipo de personas?'' quizás era la apariencia lo que llamaba la atención. Mis amigos; Jhay, Ezekiel, Mattew y Elijah, vestían y eran personas visiblemente muy contrarias a mí. Por ponerles en situación, a mí me gustaba ir de fiestas, y ellos las odiaban. A mí me gustaba escuchar Britney Spears, y a ellos metal. Y sin embargo, fueron las personas con las que mejor conecté en mi vida. Lo que me lleva a pensar, ¿por qué?

Jhay era el más desquiciado del grupo. Bueno, también es quien menos me caía del grupo a pesar de que fuese mi amigo. Por alguna razón, Jhay siempre encontraba la forma de menospreciar a alguno de los chicos o a mí. Pero no voy a mentirles, era una parte del grupo esencial aunque antes no lo hubiera querido admitir. Él alguna vez dijo en el receso, en el que no salíamos porque no nos gustaba ver a las personas, algo como ''cuando seamos adultos, viviremos todos en una casa inmensa, escucharemos metal, habrán botellas vacías de alcohol tiradas por todo el suelo, y probablemente Loraine, traiga un tipo diferente todos los días''.

Sí, Loraine, esa soy yo. La que no tiene parejas estables, la que solo tiene sexo con desconocidos y no crea conexiones profundas. Y no es porque no las quisiera, sino porque lo había intentado, y luego de haber llorado un par de veces como una estúpida, fui consciente de que los chicos y yo teníamos algo en común y que lo buscamos siempre; el sexo. Y me concentré en eso. Me esforcé tanto en concentrarme y hacerme creer a mí misma que no necesitaba de amor porque quería pensar que solo iban a quererme para tener sexo, entonces elegí también tomar esa postura en parte. Elegirlos de la misma manera que ellos me elegían a mí, por intereses sexuales. Pero no hay que ser un genio para saber que todo aquello era una fachada, una máscara. Loraine en el fondo solo buscaba un amor que la comprendiera en toda su esencia y que la valorara como persona, lo cual tuve, pero procederé a contarles esa historia más tarde.

Ezekiel era mi mejor amigo, la persona la cual confiaba más del grupo. Me enseñó tantas cosas que quizás sienta que le debo mi vida. Él fue quien unió al grupo. A Ezekiel lo conocía desde antes del instituto, pero no íbamos a la misma clase en un principio ni tampoco compartíamos materias con él. Pero luego, sugirió que me cambiase a su clase, porque no había muchos hombres, y era probablemente el salón más ignorado por todo el instituto. Y de hecho lo era. Admito que el hecho de que me haya cambiado a su clase en parte fue porque Ezekiel era genial, y otra de las razones era porque no tenía futuro en las clases en la que iba. Tenía compañeras, pero siempre sentía que era una dejada en comparación. Ellas solo se evocaban en estudiar, y mis planes desde luego no eran esos. Pero eh, no me juzguen, sí que sacaba buenas notas. Pero no porque lo quisiera. Siempre detesté la cultura del sacrificio.

Mattew, por su parte, era mi amor platónico. Nunca se lo dije de todos modos, y en parte era porque tampoco lo sabía. Mattew sí había compartido materias conmigo los primeros años del instituto, y se imaginarán que era el galán del instituto en aquél momento. Pero lo que nadie sabía es que Mattew no era solo una cara bonita, sino que también era una persona tan inocente y tonta como lo podría ser un perro. Una vez entablé amistad con él, fue muy fácil que me tomara como confidente. No sé realmente si acepté aquello porque realmente quería ayudarlo en sus problemas, o porque me gustaba un poco. Claro que luego de llegar a ser muy amigos, terminé dejando de lado toda fantasía, y lo quise como tal.

Y luego está Elijah, quien por su parte, era quien más seguía mis pasos. Lo conocí cuando ingresé a la clase de Ezekiel, donde se encontraba también Mattew, y donde conocí a Jhay. Pero éste era distinto a todos. Porque él no era de las personas que hablasen mucho. Inclusive, me senté junto a él porque no había asientos disponibles, y él no emitió palabra alguna así que opté por pensar que fue un sí. Durante esa mañana, le hablé lo suficiente para intentar entablar una conversación, pero se mostraba distante. Y desde entonces, había elegido todos los días de mi vida sentarme junto a él. Se volvió una rutina, e incluso me permitía llegar tarde cuando quisiera porque sabía que Elijah guardaría un asiento para mí.

Y así fue como el grupo se había unido. No es que fuese algo planeado, ni tampoco es que creo que fuese el destino. Solo se dio así, fue tan accidental, que me hizo pensar hasta el día de hoy que fue uno de los accidentes más lindos que tuve. Y lo más triste, es que el grupo jamás volverá a ser.

Pero de pronto, la mañana del martes treinta de junio, comenzando el segundo semestre, toda aquella familiaridad, felicidad y el cúmulo de cosas de las que no era consciente que tenía y que hoy soy consciente de que me faltan; se esfumó.

Ángela, la rectora, como era de costumbre, se encontraba en su oficina cerca de nuestro salón. Les dije que nuestro salón era casi inexistente. Mientras que Mariana, me sonrió cuando pasé por el pasillo. Los profesores solían esperar en la rectoría hasta que comience la clase. En realidad su sonrisa fue más bien falsa, Mariana nunca nos quiso. Solía decir que éramos el grupo más revoltoso de la clase, lo cual, admito, pudo haber tenido razón.

Diviso al entrar a Mattew y a Ezekiel, ambos sentados juntos y detrás del asiento que correspondía a Elijah y a mí. Tomé la oportunidad de tomar el asiento contra la pared ante la ausencia de Elijah. Siempre es bueno tomar el asiento contra la pared porque solía dolerme la espalda por momentos y necesitaba recostarme sobre ella. Además, de que era un punto clave de invisibilidad para no ser regañada por Mariana ni ser vista cuando dijese algún chiste al grupo.

- ¿Y Elijah y Jhay? -insté por lo bajo. Podía ver como el grupo de Agatha se iba incorporando en las sillas junto a la puerta. Nosotros en cambio, solíamos sentarnos al otro lado del salón, cerca de las ventanas, pero lejos de las puertas.

-Quizás falten-respondió Ezekiel -.Si faltan, se salvan de la tarea que dejó Mariana.

- ¡¿Mariana dejó tarea?! -exclamé preocupada. A lo que Mattew asiente con la cabeza - ¿Ustedes la hicieron?

Ambos negaron al unísono. Rápidamente me levanté de mi asiento dejando mi bolso, y me dirigí a las ''cerebritos'' de la clase; Lissa y Zoe. Les pedí si pudiesen mostrarme la tarea para darme una idea y me la llevé a mi asiento para copiársela, en realidad. No tenía mucho tiempo para que la clase comience.

En ocasiones, las cosas suceden tan de pronto, que no sabes cuál es el justo momento en el que las cosas pasan. Puedo decirles que ése último escrito escolar fue escrito como un relámpago, como podría decirles que duró una eternidad, pero no lo sé. Porque es entonces cuando todo comenzó a mascarse. ¿Han oído ese dicho? Que la tragedia se masca...

Jhay entró al salón mientras copiábamos la tarea, saludó pero no le hicimos caso alguno ya que entre Ezekiel y Mattew se empujaban uno a otro copiando y yo lo hacía sentada. Entonces, Jhay se incorpora.

-Si están haciendo la tarea de Mariana, apúrense porque estaba juntando sus cosas para venirse -concluyó él.

Y entonces, fue cuando se escuchó la quisquillosa voz de esa mujer preguntarle a Nicholas si estaban todos para poder dar inicio a la clase, a lo que él inspeccionó rápidamente con la vista y dijo ''Sí, parece que sí''. En mi mente pensé que faltaba Elijah, y para corroborar que mentía, intenté divisar si faltaba alguien más del grupo del resto, pero la vista se me dificultaba porque los chicos aún no se habían sentado y todos estaban sentándose, pero para cuando oí lo peor que se pudo oír esa mañana, Elijah se había hecho presente con un arma en la mano, y les mentiría si dijera que sabía cuál era.

En ráfagas, en dominós, así caían uno por uno, y todos gritaban o reaccionaban como debían, sin embargo, yo solo me quedé ahí, helada, con los ojos abiertos como platos, la respiración agitada, y viéndolo como se paseó por la clase dándole un fin, o lo que él creía hacer, a cada uno de nuestros compañeros. Observé fríamente como sucedió todo, y es entonces mi reacción lo que hizo que fuese inclusive una sospecha después. Cuando el arma me apuntó, lo miré, solo se me ocurrió mirarlo a él. A sus ojos negros como la noche, y quizás esa mañana llegaron a un negro que luego describieron como ''casi sin alma''. En cambio, yo solo vi a Elijah creyendo que hacía un acto heroico. No pude dirigirle palabra alguna, ni para suplicar por mi vida. Mis labios temblaron, sentía que podía irme. Me puse de rodillas, lo miré con los ojos llenos de lágrimas, y no puedo decirles si esto fue el momento más largo de mi vida, porque así fue como se sintió, eterno.

No sabía quién había muerto y quien no, porque todos eran cuerpos encimados, ensangrentados, y si hubo algún alarido, supongo que lo ocultaron con todas sus fuerzas mientras que la policía llegase. Pero nos encontrábamos en el último piso, pensé entonces que ése era mi momento de morir. Y entonces, él bajó la mira del arma, la quitó de mi ángulo, y creo que echó un suspiro. Lo escuché, y lo vi por el movimiento de su pecho. Yo solo lloraba, y puede sonar contradictorio, pero quería abrazarlo, pero no pude, él se encontraba cerca de la puerta, y yo contra la ventana del otro lado del salón. Nos vimos fijamente durante un segundo, él me vio llorar desesperadamente como muchas veces antes, y ahí fue cuando todo terminó.

La pesadilla había terminado.

El problema es que la pesadilla había comenzado desde antes, y el tiroteo solo había sido el final. Elijah me había perdonado la vida, dijeron. Para mí, creo que en el fondo él creyó que me la estaba salvando...

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