~Pov de Alisha~
El fin de nuestro matrimonio ya no era mi decisión. No estaba dispuesta a soportar ni una humillación más, esas que me habían asfixiado durante tres interminables años.
Con la mano temblorosa, conteniendo a duras penas las lágrimas que pugnaban por escapar, firmé el documento que yacía sobre su escritorio.
Tomé una gran bocanada de aire, una última antes de la libertad, y me dispuse a abandonar su oficina. Pero justo cuando mis dedos rozaban la fría perilla de la puerta, su voz grave, gélida, me detuvo.
—Alisha Müller.
Girando la cabeza apenas un centímetro, le respondí con una frialdad que me sorprendió a mí misma.
—Disculpa, ya no soy Müller.
Salí de allí con una urgencia desesperada, sentía que me asfixiaba. Con el poco aire que me quedaba en los pulmones, me detuve en la acera y abordé el primer taxi que vi, indicándole el camino a Währing. Necesitaba escapar.
Eran aproximadamente las nueve de la noche cuando llegué a la imponente mansión Müller, el lugar que había sido mi prisión dorada durante los últimos tres años.
Viví allí un matrimonio por contrato, un pacto unilateral de amor de mi parte, una absurda esperanza de que él algún día llegaría a amarme.
«Qué equivocada estuve»
Descendí del taxi con una prisa febril, justo cuando un gran estruendo anunció la inminente tormenta. Entré a la mansión, olvidando por completo decirle al taxista que esperara. Un error monumental, pero mi única meta era salir de allí cuanto antes, evitar encontrarme de nuevo con él.