Capítulo 1. En apuros
Brent Sullivan estaba enfrentando uno de los peores y más difíciles momentos de su vida, su esposa acababa de abandonarlo y lo había dejado solo con su hijo pequeño, después de tres años de matrimonio y su adiós no podía haber venido en el peor momento, cuando él tenía demasiado trabajo en el estudio y estaban por entregar un proyecto importante de un centro comercial. Se sentía cómo en un callejón sin salida y aun cuando a él no le gustaba pedir ayuda, esta vez se vio forzado a hacerlo y por ello tuvo que llamar a su hermana Emma, solo ella podía sacarlo de este lío.
–Hermanito, qué milagro que me llamas – dijo Emma del otro lado de la línea – no creas, a veces me haces pensar que ya no te acuerdas de que tienes una hermana, te olvidas de mí.
Él estaba consciente de que muchas veces el tiempo que le era muy escaso y no siempre se comunicaba con sus seres queridos, pero nunca se olvidaba de ellos, sobre todo porque sabía que iban a estar para él. Cómo él lo estaba para ellos, la comunicación nunca faltaba entre todos.
–Sí, tengo una hermana y eso nunca podría olvidarlo, Emma, también tengo al resto de nuestros familiares – respondió Brent – escucha, sé que mueres por darme un sermón de esos que me merezco de lo mal hermano que soy y esas cosas, pero realmente ahora te necesito, y lo que menos quiero es que me regañes.
Emma es a la única persona que le podía ayudar en esos momentos, y también en la que confiaba para poder dejar al cuidado a su precioso hijo. Cedric estaba muy acostumbrado a su tía Emma. Así que no habría mayor problema, lo dejaría a su cuidado hasta que encontrarán una solución para ese inconveniente, pues su hermana también tenía que trabajar y no podía dejar a un lado sus obligaciones.
–Eso está de locos, el gran Brent Sullivan me necesita a mí, una simple hermana menor que no puede hacer nada para ayudarle en su vida perfecta, esto es de no creerse.
Casi siempre Brent, se mantenía en su papel de hombre independiente, pero esta vez necesitaba con urgencia de alguien que le ayudara a solucionar este delicado asunto. Pero lo tenía que tratar en su casa, no a través de una llamada telefónica, estaba desesperado y su hermana lo iba a ayudar, lo tendría que ayudar, la necesitaba más que nunca.
–No es el momento Emma – se escuchaba el llanto de su hijo al fondo – por favor, ven a casa y acá te explico todo. Te lo prometo, ya has escuchado llorar a Cedric y ya sabes que no me gusta cuando tu sobrino se pone a llorar, me hace pensar que le duele algo y no tengo el modo de saberlo.
Para Brent escuchar llorar a su pequeño era angustiante, pues el niño no paraba de llorar y ya no sabía que más hacer para lograr calmarlo, aunque fuera un momento. Presentía que su hijo se sentía abandonado por su madre y no podía ver a su hijo sufrir de esa manera, es muy pequeño para entender a los adultos. No dejaría que esto le dejara una marca en su vida.
–Para eso tiene a su madre, pero déjame adivinar, ella debe andar ahora mismo en uno de sus muchos eventos sociales y te ha dejado a cargo de mi hermoso y suavecito sobrino. No te preocupes que salgo ahora mismo para allá, tampoco me gusta escuchar a mi precioso Cedric llorar.
Como bien lo había pensado Brent, ese asunto lo tendría que hablar con su hermana en cuanto llegara. Esperaba que su hermana no le fuera a decir que se lo había advertido, pero era que eso precisamente iba a suceder. Ella nunca había confiado de Gretel, Emma se lo había dejado muy claro. Pero ahora se daba cuenta del porqué de su desconfianza hacia su mujer. Emma se había dado cuenta desde que la había conocido.
–Gracias, Emma. Aquí te esperamos tu sobrino y yo.
Brent prefirió que Emma llegara hasta su casa para ponerla sobre aviso de lo que había pasado con Gretel Smith, esa mujer con la que él había estado casado por casi 4 años y con quien él pensó que iba a compartir el resto de su vida, algo que por supuesto no iba a ser así. Brent, abrazaba a su hermoso hijo Cedric y lo arrullaba en sus brazos mientras el pequeño acomodaba su cabeza en el hombro de su padre y poco a poco dejaba de llorar.
Los dos necesitaban estar tranquilos, Brent no se debía desesperar porque para todo lo que tuviera solución se iba a solucionar, su hermana no lo iba a dejar solo ante tremenda dificultad. Estaría ayudando a su hermano y a su sobrino, de eso no había ninguna duda. Emma tiene un inmenso corazón y estaba al lado de su hermano en las buenas y en las malas.