Siguen llegando furgonetas del catering, las consuegras se encargan de todo. Nada tiene que estar fuera de su sitio. Gritan a los camareros, a la gente de cocina…incluso diría, que han gritado a mi padre, sólo porque les dijo, que estaban algo nerviosas.
Desde el primer momento en que me dijeron, con quien tenía que casarme, les gritaba que era un error, que no iba a funcionar, no con alguien a quien le precede un historial de faldas, demasiado largo.
Las portadas de las revistas del corazón, hablan del enlace entre las familias Ricci y De Luca, comentan lo que significa esta boda, para la economía de la familia y sus negocios. No hablan de amor, no hablan de pareja, sino negocios. No hace mucho, no debían de tener para publicar, que se dedicaron a poner fotos de todas las conquistas del novio, estoy segura que alguna se han olvidado.
Las damas de honor, miran embelesadas con sus vestidos. Me dicen lo guapa que voy a estar, que soy la envidia de muchas, que tengo suerte…y ninguna de ellas sabe, que por dentro me estoy muriendo. Las conozco desde el internado, también criadas para lo mismo que yo. Ser mujeres floreros, de ejecutivos y millonarios. Pero el problema, es que ellas están encantadas, viven para sus fiestas, sus viajes y sus amantes. Al igual que los maridos, tienen sus líos. Te acostumbras, me dicen. Siempre han sido muy liberales, les da igual con quién, solo pasarlo bien. Aunque de cara a la galería, son las chicas más decentes que te puedas echar a la cara.
Me avergüenza decirlo, pero sigo siendo la virgen del grupo. No fue por falta de oportunidades, sino más bien, porque ninguno es mi príncipe azul. Llamarme tonta, bueno vale, romántica y tonta, como me dicen mis amigas. Hablan a mi alrededor, pero ni las oigo, estoy en mi mundo. hasta hace un momento, estuvieron hablando de lo bien que lo pasaron en mi despedida y de lo guapos que eran los chicos que les amenizaron la fiesta.
Hace dos días, me organizaron dicha fiesta, mi despedida de soltera. No hará falta deciros, que la fiesta era más para ellas, que para mí. Cena con espectáculo de un stripper. Lo que siguió, una fiesta privada, en un club, del cual solo oí decir, que no era para chicas buenas y de la alta sociedad. Vamos, para ellas sí que era, porque encima, las conocía hasta el Dj´s.
No me gusta, en que se convirtió mi despedida de soltera, salí de la sala privada y fui a conocer el lugar. Pedí una copa y me senté en una zona discreta, no quiero llamar la atención de los moscones. Parejas bailando, gente conociéndose. La música me gusta, invita a bailar, aunque a mí sola no se me ocurriría. Me gusta el sitio. Hay mucha gente, pero cuando le veo entrar, es como si el mundo se parase y sólo estuviéramos los dos.
Moreno, barba de tres días, bien arreglada. Traje de tres piezas, impecable. Estaría por apostar, que es echo a medida. Saluda con la cabeza, a la gente. Todos le conocen. Las chicas revolotean a su alrededor y él las ignora a todas. Llega a la barra y sin pedir nada, le ponen su bebida. El mismo chico, que nos llevó hasta el privado, se le acerca y le dice algo al oído señalando hacia la sala, donde se supone que me lo tengo que estar pasando bomba, asiente y veo al camarero como lleva más bebida. Esas locas, se están bebiendo, hasta el agua de los floreros. Me fijo en el chico, es guapo y él lo sabe. Me atrae. No puedo dejar de mirarlo. Doy un sorbo a mi copa y miro hacia él, nuestras miradas se cruzan, la mantenemos , sonrío tímidamente, levanta su vaso en señal de brindis y respondo, haciendo lo mismo.
Estoy comportándome como ellas, como si fuera una cualquiera. Me tengo que ir, antes de que haga una tontería. Voy al guardarropa a por mi chaqueta, les doy una nota y pido que por favor, la lleven al privado. Miro a la barra y veo como ese chico, se va con dos rubias, cogiéndolas de la cintura. Llamé un taxi y me fui. Al día siguiente, es un agobio constante.
Comida con familiares, que ni me acordaba que existían, revisar los últimos detalles, hacer que me importa esta boda, es agotador. No me quiero casar con Beltrán. Es rico, si. Pero es creído, presumido, imbécil, mujeriego, guapo…sí, es guapo. No siento nada por él. Lo he dicho miles de veces, pero nadie me escucha, debo de hablar a las paredes. En cambio, el desconocido de anoche…intimidaba, pero me hacía sentir guapa, su manera de mirarme. Sea, como sea, mañana me caso y no hay marcha atrás.
Hubo ensayo de la boda y luego mi madre, organizó una cena, como no. Entre tanta gente, consigo escabullirme, salgo al jardín, hay un estanque, nuestras madres la hicieron colocar para el evento. Se han vuelto locas, ni que fuera una boda de verdad. Mi querido prometido, ni apareció, según escuché, estaba con su hermano. Mi relación con Beltrán, es complicada. No nos aguantamos, tampoco ponemos de nuestra parte. Tenemos que compartir casa, a partir de mañana, pero ya le dije, que habitaciones separadas. Me obligarán a casarme, pero no tengo porque tener relaciones íntimas con él. El trato es unir las familias, para los negocios, para nada más.
-Erika, tu prometido acaba de llegar –dice mi madre –se pasó de copas, pero tienes que estar a su lado.
No me muevo. No sabía que tendría que cuidar de un borracho, no leí la letra pequeña del contrato -Erika De Luca, mueve tu culo ahora mismo al salón y haz tu papel de esposa perfecta –sigo sin moverme. Y si grito que no quiero casarme, echo a correr y no aparezco en el altar…que bonito y divertido es soñar despierta –habla tú con ella, porque a mí, me saca de mis casillas –oigo los pasos de mi madre alejándose, no mucho, de eso estoy segura. Miro de reojo y veo a mi hermano Salvatore.
-Te gusta enfadar a mamá –me encojo de hombros y sonrío –me vas a decir que pasa? Mañana te casas, deberías de estar feliz.
Le miro seria, siempre me he llevado bien con él, sé que puedo confiar en mis tres hermanos.
-Salva, no me quiero casar. Ni le quiero, ni me quiere. me obligan a casarme, por el bien de la familia y los negocios, y mi bien? Quiero trabajar con vosotros, gestionar los negocios, ser una chica normal –le digo mientras me limpio las lágrimas.
-La señorita quiere ser normal…que bonito. Pues puedes ser normal, casándote y teniendo familia. Si no le quieres, aprenderás a vivir con ello. Cierra los ojos y se acabó. No es tan difícil, yo lo hice y muchas lo han hecho. Se puede saber, porque tú, tienes que ser diferente?
-No soy diferente, mamá!!! No me quiero casar y ya. Esto es una mierda, no tengo que juntarme por siempre a alguien, por un jodido negocio. No le quiero, me repugna la idea de que me toque. Y no pienses que te voy a dar nietos, porque antes, prefiero morir!!