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Un Ángel en alquiler

Un Ángel en alquiler

Luly Rose

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Capítulo

Cuando el misterioso y apuesto hombre se acercó al borde del escenario como si el ángel fuera lo más hermoso que admirar en la habitación, la joven se agachó con delicadeza, levantando sus alas artificiales a los cortados de su cuerpo. -Ángel... ¿Cuánto por un privado contigo?- Exclamó Thomas, extendiendo su mano hacia la rubia, deseando agarrarla y no soltarla más, temiendo recibir un"no"por respuesta. La joven observó la palma extendida hacia ella y solo pudo pensar en su sobrino y en sus medicamentos. Acercó lentamente su pequeña mano hacia la de quien sería su primer cliente, pero sus dedos no llegaron a tocarlo, porque un agarre inesperado en su muñeca se lo impidió. -No lo harás- Ambos jóvenes se giraron hacia la voz ronca y llena de ira del intruso. -Danny...- exclamó Celeste al ver a su jefe mirando al hombre como si quisiera comérselo vivo. -Ella no irá contigo- sentenció colocándola detrás de él sin soltar su muñeca.

Capítulo 1 Ángel

Han pasado seis meses, nadie le había dicho que sería fácil poner tras la rejas a César, no solo se convirtió en el escándalo del año cuando los periodistas captaron imágenes de la patrulla que se llevó detenido al magnate de los automóviles, sino que también se filtraron imágenes de su padre y ella que salieron en todas las noticias. Trató de ocultarse lo mejor posible de los medios, refugiándose en sus amigos que siempre estuvieron pendientes de ellos.

Contrataron un abogado, el mejor de todos gracias al dinero de Matias, hasta Tati ayudó al abogado defensor en todos los trámites y todos estaban orgullosos de él. Después de todo, gracias al futuro abogado habían conseguido acusar al criminal.

El tiempo pasó, y aunque temieron que César se saliera con la suya una vez más, el peso de los medios le jugó en contra, especialmente cuando los familiares de las víctimas de César también se animaron a testificar, y no solo ellos, sino también los testigos falsos que habían sido amenazados para mentir en contra de Thomas.

Fue un caos, pero finalmente, luego de tanta lucha, todo llegó a su fin cuando el juez exclamó frente a todos los presentes:

-Declaro a Cesar Cáceres culpable de homicidio, a pagar una indemnización de 1 millón de dólares a la víctima y el embargo de su empresa C C Motors por daños y perjuicios a todos los involucrados. Además será sentenciado a cadena perpetua.

El tribunal se llenó de gritos y festejos cargados de emoción, los periodistas enloquecieron, sus amigos se abrazaron y lloraron de felicidad, pero Celeste solo pudo mantenerse sentada en su lugar y observar desde lejos a Thomas, quien también la observaba en silencio. Sus miradas gritaban que querían abrazarse, besarse y decirse cuanto se amaban, pero hasta que las autoridades no le concedieran la libertad, no podían.

¿Que eran unos días más de espera luego de el resto de sus vidas juntos? Celeste esperó a que ese día llegara pronto.

-

Finalmente llegó, por última vez, el guardia de la cárcel abrió la reja de su celda y lo llevó a la salida, esta vez sin esposas en sus muñecas. Salió por la gran puerta de entrada y respiró el aire fresco de la mañana de verano. En la vereda estaba estacionado un coche y apoyado contra la puerta estaba Danny, cruzado de brazos con su siempre estreñida expresión en su rostro.

-Te ves diferente, Celeste- Bromeó Thomas.

-Créeme, yo tampoco quería venir- respondió el hombre, rodeando el coche y entrando a su asiento.

Thomas se sentó en el asiento del copiloto- ¿Ella está bien?-Preguntó preocupado- ¿No quiere verme?

Danny arrancó el coche y miró por un segundo el rostro preocupado de su cuñado, por un momento dejó las bromas de lado y habló seriamente.-Ya estoy cansado de escucharla hablar de tí, no te preocupes, está igual de ansiosa por verte...

-Ya veo...- dijo aliviado- Gracias, por venirme a buscar, supongo...- dijo incómodo.

-Thomas...- suspiró el hombre-

-¿Si?.

-Mas te vale que no seas un idiota con Celeste, la próxima vez, no voy a ser tan suave con mis golpes.

Thomas rió divertido aunque sabía que lo decía enserio- Si le hago daño, yo mismo me tiro de un puente.

-Bien, así me gusta.

-

El camino de regreso fue tranquilo. Si bien en el pasado ambos se habían odiado a muerte, Thomas sintió el inicio de una nueva amistad.

Estacionaron enfrente del bar, aquel donde iniciaron su amor. Cuando el joven atravesó la puerta, se llevó una gran sorpresa. Todas estaban allí para darle su bienvenida de regro.

Krystal, su hermano menor, el padre de Celeste y ahora su suegro, Bruno, su hermano mayor y la persona que más amaba en el mundo. Su ángel.

Todos gritaron "Sorpresa" y aunque hubiese querido agradecer y abrazar a cada uno de ellos, Thomas corrió directamente hacia su amada y la alzó en brazos, haciéndola girar en el aire. Luego la besó apasionadamente, mientras todos chiflaban.- Te extrañé, ángel...- murmuró apoyando su frente contra la de ella cuando la devolvió al suelo.

-Y yo a tí- dijo cerrando sus ojos-

-Bueno bueno, basta de cursilerías- exclamó Danny.

Celeste y Thomas se separaron justo cuando Matias corrió y abrazó con fuerza a su hermano mejor- Me alegró que estés fuera, hermanito- exclamó el hombre.

Thomas lo abrazó de regreso y hundió su rostro en el pecho de su hermano mayor- Me alegro que tu también.-Sintió que alguien más los abrazaba, cuando levantaron la vista, Tati había rodeado con sus brazos a ambos- Oh... no te dije, pero tenemos un nuevo hermano menor- dijo Matías.

Thomas tenía muchas preguntas al respecto, pero con ver el rostro ilusionado del chico fue suficiente- Me parece perfecto, siempre quise ser el mayor de alguien.

Los tres rieron hasta que el ex CEO soltó el abrazo y se acercó tímidamente a su suegro. Con respeto, estrechó manos con él, pero el hombre puso los ojos en blanco y lo atrajo hacia sí en un fuerte abrazo que lo dejó sin aire- Yerno...- dijo alegremente- Espero que seas bueno con mi hija ¿Eh?

-Si... señor- dijo apenas pudiendo respirar.

-Ya déjalo pa, lo vas a matar- se rió Celeste.

El hombre lo soltó y le dio unas fuertes palmadas en su espalda, que se sintió como si le sacaran los pulmones. Luego saludó a Krystal y a Danny. Solo le faltaba una persona. Bruno lo observó desde lejos con timinez- Ey...- murmuró acercándose a Thomas- M-Me alegro de que estés de vuelta- dijo bajando la mirada- Yo... de todas formas, será mejor que me vaya.

Bruno se volteó hacia la salida, pero se frenó en seco cuando escuchó la voz de su ex amigo- Esta es tu familia ahora- exclamó Thomas, llamando la atención de todos- Si tu quieres... claro.

Bruno sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas y abrazó a su amigo-¡Claro que quiero!- sollozó.

Todos corrieron a abrazarlos, formando un gran abrazo familiar. Celeste cerró los ojos y se fundió en el amor de su familia. Pero aún faltaba algo más que debía hacer. Se deslizó fuera del abrazo y corrió hacia su abrigo, de allí sacó una pequeña caja de terniopelo color negro, como los ojos de su amado.

-Ejemmm- dijo llamando la atención de todos.

Los demás sonrieron divertidos y se alejaron de Thomas, quien quedó solo en medio de la sala- Yo... te había prometido algo antes de sacarte de la cárcel- Comenzó a decir la rubia, caminando hacia él con sus manos detrás de su espalda- Que dije que iba a cumplir cuando salieras...

Thomas observó atónito cómo su ángel se arrodillaba en una de sus rodillas y sacaba de detrás de su espalda una pequeña cajita-Thomas de Anchorena...- dijo con la voz nerviosa, luego abrió la tapa, mostrando dos anillos sencillos, pero hermosos- ¿Q-quisieras casarte conmigo?

Todos exclamaron y lloraron, hasta Danny lo estaba haciendo, aunque fingía que no.

Thomas observó los anillos, luego a su amada, y luego los anillos una vez más- S-Se supone que yo debería hacerlo...- dijo con el rostro rojo.

-Bueno, tarde- rió Celeste- Entonces ¿Es un sí?- preguntó ilusionada.

Thomas se arrodilló frente a Celeste - Claro que es un sí, quiero casarme contigo- respondió extendiendo su mano.

Con el corazón dando saltos de alegría, Celeste tomó el anillo más grande y lo deslizó por el dedo de su amado-Los compré con mis ahorros, no son la gran cosa...

-Es perfecto- dijo el joven, contemplando el brillo del anillo. Luego, con mucho cuidado, tomó el anillo más pequeño y lo deslizó por el anular de su amada.

-¡Beso beso beso!- chillaron todos con emoción.

-El público lo pide- exclamó Thomas, fundiendo con su amada en un beso apasionado- Te amo Celeste, nunca más me voy a alejar de tí.

-Más te vale, te amo mucho más- respondió besándolo una vez más.

-

Comieron y bebieron como nunca antes, hasta Krystal se relajó y no le impidió a Tati tomar varias copas de más hasta que se puso rojo como un tomate. Era una noche de fiesta, había mucho que festejar.

-Entonces...- comenzó a decir Matias- Voy a recorrer el mundo entero, conocer otras culturas, ya saben... sin ningun plan, solo viajar y a donde me lleve el destino- dijo sonriente.

-¿No querrías un compañero de aventuras?- exclamó el padre de Celeste, dejando a todos sorprendidos.

-Papá....

-¿Qué? ya estoy cansado de estar encerrado- bufó.

-Me encantaría- interrumpió Matías. No lo dijo en voz alta, pero la idea de viajar con el hombre, lo emocionaba. Desde que se había unido a la gran familia de Celeste, el hombre se había vuelto como una figura paterna para él, lo había tratado como siempre había deseado que su padre lo hiciera.

Celeste quiso protestar, odiaba la idea de que su padre estuviera lejos de ella una vez más. Pero el agarre de Thomas en su mano se sintió reconfortante y la hizo recapacitar. Si padre tenía su propia vida- Espero que me envíes fotos todos los días de los hermosos paisajes ¿Está bien?

-Claro, hija- dijo el hombre- Voy a traerte souvenirs también.

.-Yo también tenía algo que decirles- exclamó Danny, sorprendiendo a todos, hasta a Krystal.

-¿Ya te cansaste de mí?- dijo de forma amenazadora- ¿Te vas a escapar con ellos?

Todos rieron divertidos, y Celeste pensó que jamás se cansaría de las discusiones de sus amigos.

-No mi amor, jamás me cansaría de tu mal humor- dijo tratándo se besarla sin éxito- Voy a vender el bar.

-¡¿Qué?!- exclamaron todos al unísono.

-Si, sé que parece una locura, pero lo pensé mucho. Después de todo lo que pasó, he sentido que envejecí muchos años.

-Las arrugas ya las tenías de antes- exclamó Thomas en broma.

-Muy gracioso, yo soy más joven que tú.

-No se nota- murmuró.

-Bueno basta- interrumpió Krystal- ¿Por qué vas a vender el bar?

-Quiero que tengamos un lugar más familiar, claro que a las chicas las voy a contratar también allí, no voy a dejar a nadie en la calle. Pero quería un lugar donde nuestros hijos pudieran corretear sin problemas...- dijo ilusionado.

-¿Hijos?- exclamó Celeste divertida- Si claro, Krystal con hijos- se burló.

-No, enserio- respondió la mujer, acariciando su vientre plano.

-¿No estarás...?

-Si- dijo con el rostro enrojecido.-De gemelos.

Celeste los observó a ambos, y vio el rostro sonriente y lleno de los de Danny. -Sé que es inesperasdo pero...

-¡Es la mejor noticia del mundo!- gritó corriendo a abrazar a sus dos amigos- ¡Van a ser los mejores padres del mundo!- chilló emocionada.

Todos felicitaron a la pareja, colmándolos de elogios y hasta se pusieron a pelear por los posibles nombres.

-¿Y tu Tati? ¿Qué tienes planeado para el futuro?- preguntó Matías, revolviéndole su cabello.

-Terminar mis estudios- dijo orgulloso- Tan solo me faltan unas materias y la tesis. Luego, quiero ayudar a las personas más necesitadas.

-Puedes contar conmigo y con Celeste para lo que necesites- exclamó Thomas- Es más, puedes seguir viviendo con nosotros, sin aun quieres....

-¿En verdad?- preguntó ilusionado.

-¡Claro Tati!- respondió Thomas.

-Gracias hermano, es un alivio.-Exclamó emocionado- Pensar en Krystal gritandole no solo a Danny sino también a los gemelos, ya me duele la cabeza,

Todos se rieron a carcajadas, excepto Krystal, claro.

-¿Y tú Bruno?- preguntó Celeste.

-Bueno... quiero alejarme un poco de mi pasado- dijo avergonzado- Debería volver un tiempo con mis padres, ver si necesitan ayuda con la empresa, ya saben, trabajo-bromeó- Trabajar de verdad, ganarme el dinero por mi cuenta.

.-Estoy orgullosa de tí- respondió la rubia.

-¿Y tú Thomas?- preguntó Bruno.

-Bueno, al contrario tuyo, ya no quiero trabajar más- Todos rieron- Quiero hacer algo con mi dinero, ayudar a la gente que lo necesite, aun debo pensar como...

Celeste apretó su mano en muestra de apoyo- Sea lo que sea, cuenta conmigo.

-¿Y tú Cele?- preguntaron todos al unísono.

-Bueno... dijo sintiendo sus mejillas arder ante tanta atención- Siempre he soñado con bailar, y aunque estar en el bar ha sido maravilloso, me gustaría estudiar danza, instruirme y quizás no sé, ¿enseñar?

-Sea lo que sea, lo vas a conseguir, mi amor- exclamó Thomas besando su mano decorada con el anillo.

Esta vez, Celeste no dudó en que su amado estaba en lo cierto. Realmente era una mujer fuerte y valiente, que podía conseguir todo lo que se proponía. Observó a todos uno por uno. Con sus amigos, su padre y su amado de su lado, no le tenía miedo a nada.

-

5 años despues.

El tiempo pasa volando cuando uno está ocupado.

-¡Thomas! ¡No te olvides de la carne en el horno!- gritó Celeste mientras colocaba el mantel en la mesa de madera que tenían en el fondo de su casa.

-¡Claro amor!- gritó el hombre desde lo lejos.

Desde que se habían casado hacía cuatro años, se mudaron a una casa más grande con un hermoso jardín. La casa de soltero de Thomas había sido el regalo de ambos para Tati cuando se recibió de abogado.

El timbre sonó- ¡Amor! ¿Puedes abrir?- Gritó la rubia mientras colocaba los platos sobre la mesa.

Thomas dejó la carne en la mesada y corrió hacia la puerta- Bienvenidos- exclamó al ver a Danny, Krystal, Tati y los gemelos de 5 años colgados en cada brazo de su tío como si fueran pequeños monitos.

-Que lindo te queda ese delantal- se burló Danny, al ver el delantal rosa con volados que llevaba puesto el hombre.

Thomas puso los ojos en blanco y luego abrazó al hombre. Nunca se iba a cansar de su humor ácido- ¿Con que cara de burlas de mí? Krystal me pasó la foto en la que los gemelos te maquillaron, te veías hermosa- dijo guiñándole el ojo.

-¡Amor!- protestó Danny rojo como un tomate.

-Perdón, pero tenía que mostrárselos, te veías lindo- dijo divertida.

-Pasen, Celeste está en el jardín.- Exclamó luego de abrazar a Krystal.

La pareja entró a la casa, tomados de las manos-¿Tú te ocupas de los revoltosos?- exclamó Danny a su cuñado.

-Si, claro- respondió Tati, siendo tirado de sus extremidades por los niños.

-Eres un gran niñero- Se burló Thomas.

-Me mordieron todo el viaje hasta aquí- exclamó cansado- Son pequeños demonios.

-¡Vamos tío! ¡Queremos jugar a la pelota!- chillaron arrastrándolo dentro de la casa.

-Está bien está bien- se rindió dejándose llevar.

Thomas rió divertido por la escena. Estuvo a punto de cerrar la puerta, justo cuando un pie se lo impidió. Del otro lado de la puerta estaba Bruno con un joven alto, bronceado y con sonrisa de golden retriever.

-¡Thomas!- exclamó el joven, abrazando a su amigo- ¿Llegamos a tiempo? El tráfico de la ciudad era de locos.

-Si, justo saqué la comida del horno- exclamó observando con una ceja enarcada al sujeto desconocido al lado de su amigo- ¿Y este?

-Oh... Thomas, te presento a Víctor mi novio, Víctor, él es Thomas, mi mejor amigo- dijo con las mejillas coloradas.

-Vaya... un gusto Victor- exclamó Thomas, estrechándole la mano al muchacho sonriente- ¿Este es el definitivo?- murmuró por lo bajo.

-Cállate- lo pateó con disimulo.

Thomas se rió de su amigo, que tenía las orejas rojas de la vergüenza- Pasen, todos están en el fondo.

Ambos hombres pasaron tomados de las manos mientras el ex CEO los observó sonriente, estaba orgulloso de que su amigo finalmente hubiese dejado atrás a su amor tóxico por César y pudiera empezar una nueva historia con alguien que realmente valiera la pena y lo tratara como merecía.

Estuvo a punto de cerrar la puerta, justo cuando una mano se lo impidió. Internamente, agradeció haber sacado la carne del horno, ahora que se había convertido en el portero permanente de la casa- ¿Quien...? ¡Matí!- exclamó emocionado- ¡No sabían que habían vuelto al país!- dijo al ver a su hermano mayor y a su suegro delante de él, bronceamos por el sol de centroamérica.

-Era una sorpresa- dijo el hombre, abrazando a su hermano.

-Pasen pasen- dijo abrazando a su suegro- Ahora los alcanzo.

-

-Entonces Tati ganó un nuevo caso- dijo Krystal con orgullo, mientras hacían la sobremesa luego de devorar la carne asada de Thomas.

-No es la gran cosa- exclamó Tati, ayudando a cortar pedazos de carne a los gemelos, que se habían sentado a comer luego de corretear por la casa hasta el cansanció- Fue pan comido.

-Fue fácil porque tú eres el mejor- dijo Danny con orgullo.

-Esto merece un brindis- exclamó Thomas, levantando su copa en el aire- Por nuestro abogado.

-¿Tú no bebes Krys?- preguntó Celeste, al ver que su amiga se servía un vaso de agua.

-Oh no, prefiero agua porque...- comenzó a decir, tocando su barriga- Estoy embarazada.

-¡¿Qué?!- chilló Danny. Una sonrisa se dibujó en su rostro- Te amo mi amor- dijo besándola apasionadamente- ¿Será que esta vez viene nuestra princesa?

-Oh dios mío...- exclamó agotado el más joven de la familia, justo cuando uno de los gemelos arruinó su nueva playera con puré de papas.- Espero que esta vez salga a mí y no a ustedes.

Todos se rieron divertidos- ¡Entonces un brindis por nuestro abogado y también por el nuevo integrante o nueva integrante que está por venir!- exclamó Thomas.

-¡También un brindis por la nueva pareja!- exclamó Celeste.

-¡Si!- dijo Danny- ¡Espero que esta vez sea el definitivo!

-¡Daniel!- lo retó Krystal.

El muchacho se rió- ¡Espero serlo!- dijo levantando su copa.

Todos rieron y brindaron- ¡Esperen!- chilló Celeste- ¡Un brindis para mi hermoso esposo! Por su nueva organización.

-¿De que es esta vez?- preguntó su suegro.

-Oh... son becas universitarias- dijo sonrojado- Pensé que podría ayudar a los jóvenes que no pueden pagar sus estudios.

-Y estoy muy orgullosa de lo que estás haciendo- sonrió su esposa, besándolo con cariño en los labios.

-Un brindis para tí también.- exclamó Thomas.

-Oh, pero ya brindamos por eso- dijo sonrojada.

-¡Una vez más!- insistió levantando su copa- ¡Un brindis por mi amada esposa y la inauguración de su propio estudio de danza!- todos festejaron este logro levantando una vez más sus copas.

La rubia sonrió divertida y sintió como alguien jalaba la falda de su vestido- Oh... Emma también quiere que brindemos por ella- exclamó levantando a su niña en su regazo.

Thomas besó la nariz de botón de su niña de tres años. Era un calco de su madre, no solo por su hermoso cabello rubio atado en dos colitas, sus grandes y redondos ojos celestes, sino también por su gran talento en la danza que llevaba en la sangre- ¡Un brindis para mi princesa que este mes bailó en el colegio!

-¡Bravo!- festejaron todos, chocando sus copas.

La niña levantó su vaso de plastico lleno de jugo y brindó con todos.

-Un brindis por esta hermosa familia- exclamó Celeste-

-Y un brindis por el amor de mi vida- exclamó Thomas- Que me dio el regalo más hermoso que podría tener- dijo besando la frente de su niña- Te amo Celeste, gracias por amarnos a los dos.

-Gracias a tí por ser un gran padre y esposo.

Y una vez más se fundieron en un tierno beso que se sintió como el primero, con fuegos artificiales en su corazón. Jamás se cansaría de besar y decir cuánto amaba a ese hombre. Ahora finalmente era feliz, el pasado había quedado muy atrás. Un nuevo comienzo había empezado, uno en el que podía decir que era el mejor momento de su vida. Si bien había días malos, Celeste los afrontaba con valentía, mientras tuviera a sus seres queridos junto a ella, era capaz de afrontar todos sus desafíos con la frente en alto.

No podía esperar para descubrir qué sorpresas le depararía el futuro. Con una larga vida aún por delante, se sentía llena de esperanza y emoción al imaginar los momentos que compartiría con su familia ensamblada.

Cada día con ellos se convertía en un recuerdo precioso que guardaba cuidadosamente en un rincón especial de su corazón. Miró una vez más a su esposo, admirando esa sonrisa encantadora que siempre la volvía loca, y por primera vez en su vida no se arrepintió de todo lo que había pasado. Cada dificultad y desafío había valido la pena, porque la habían llevado precisamente a este hermoso momento que recordaría por el resto de su vida.

Fin.

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