Ahogado en ecos del pasado
Laura estaba sorprendida por la terquedad de su hija.
"Marina...".
Lanzándole a su hermana una mirada llena de desdén, Marco apretó los dientes, enfurecido por su comportamiento.
"Sigo sin creer que te hayas atrevido a vender esos documentos al grupo Sola. Y sí, es cierto que congelé tus tarjetas. Sin embargo, no tienes que preocuparte por comida, además de que tienes mucha ropa y joyas de diseño".