Ahogado en ecos del pasado
Autor: CARLITO SAN PEDRO
GéneroRomance
Ahogado en ecos del pasado
El hedor a alcohol llegó a la nariz de Loraine mientras el aliento caliente de Marco le rozaba la cara de lo cerca que estaba ahora.
Arrugando la nariz con disgusto, ella volteó la cabeza y preguntó sarcásticamente: "¿Viniste aquí por trabajo? Pareces más entusiasta que estos acompañantes. ¿Cuánto cobras por tener sexo con mujeres aquí?".
Bajo la influencia del alcohol, Marco soltó: "Mi cuerpo vale miles de millones. Si tanto lo quieres, tienes que pagarme al menos cien millones por una noche. ¿Puedes pagar una cantidad así?".
Loraine se rio en su mente, pues por supuesto que ella podía. ¡Cien millones eran nada para ella!
No obstante, la conversación la estaba alterando, por lo que lo empujó y se burló: "Desafortunadamente para ti, no pienso acostarme con un hombre que ya metió su cosa en otra mujer. Si te soy muy honesta, ¡solo vales unos pocos billetes para mí!".
"¿Qué?", espetó Marco con el rostro ensombrecido. De inmediato, se dispuso a agarrarla, pero ella lo esquivó justo a tiempo.
"Estamos divorciados, ¿recuerdas? Te agradezco que no vuelvas a aparecer frente a mí nunca más. ¡Adiós!". Con eso, la chica se dio la vuelta y se fue.
Todos los acompañantes a su alrededor, quienes habían estado observando la escena con miedo, la siguieron a toda prisa, temían que Marco descargara su ira con ellos.
Loraine encontró a Jennie en la recepción, y suspiró con el rostro lleno de molestia.
"¿Por qué te tardas tanto? ¿Le dijiste al encargado que no necesitamos acompañantes?".
Al ver que los escoltas habían seguido a Loraine hasta allí, Jennie les hizo una seña y ordenó: "Chicos, ya pueden irse".
Ante eso, ellos se dispersaron y desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos, cosa que la sorprendió. Luego se volteó hacia Loraine y le preguntó: "¿Qué les hiciste? Entiendo que no quieras tener nada que ver con ellos, pero no debiste haberlos asustado".
La joven suspiró con impotencia, pues no sabía cómo explicar lo sucedido. "¿Podemos irnos ya?", se limitó a preguntar.
Mientras tanto, Marco miraba en la dirección en la que se había ido Loraine, con los ojos enrojecidos y las manos cerradas en puños.
Entonces se giró para mirar el número del cubículo, y fue directamente al gerente del bar para interrogarlo.
"Señor, la cliente de ese cubículo ya les pidió a los acompañantes que se fueran", explicó el empleado, sudando profusamente, pues se arriesgaría a perder su trabajo y tener que abandonar Vagow si Marco se enfadaba con él.
Los ojos del CEO se entrecerraron cuando escuchó eso, e hizo un gesto con la mano, indicándole al gerente que se fuera. Acto seguido, se apoyó en la barra del bar solo durante mucho tiempo, y soltó bufidos burlones al concluir que lo estaba pensando demasiado. Loraine se negó a aceptar un centavo de él, pero había sido ama de casa a tiempo completo durante su matrimonio. ¿Cómo pudo tener dinero para gastar en un lugar así?
¿Habría ido a propósito porque sabía que él estaba aquí? ¿Acaso era toda una trampa para llamar su atención?
De repente, Marco volvió a la realidad cuando su celular le vibró en el bolsillo. Él pensó que era Loraine, pero resultó ser Keely, y se frotó la frente antes de atenderle. Apenas el grito de la chica llegó a sus oídos, él frunció el ceño.
"Hace días que no vienes a verme. ¿Sigues molesto conmigo? Pero ya te pedí disculpas. Estoy muy sola en el hospital. Por favor, ven a verme...".
"Hay doctores y enfermeras allí. ¡Puedes acudir a ellos!", dijo él, interrumpiéndola con impaciencia.
Keely se echó a llorar ipso facto. "Ellos no son tú, Marco. Por favor, no te molestes conmigo. Ya sé que Loraine quiere divorciarse de ti por mi culpa. Oye, yo hago lo que sea solo para que me perdones. Si quieres, puedo ir a disculparme con ella".
El hombre se quedó en silencio, y después de un rato, dijo: "Le debes a Loraine, pero eso no va a cambiar nada, porque ya ella y yo nos divorciamos".
Al escuchar eso, Keely no pudo contener su emoción.
"¡Sí!". No obstante, enseguida pensó que no era apropiado decir eso, así que se mordió la lengua. "Ehm, eso fue rápido. Es bastante extraño que ella siguiera adelante con eso, así como así. ¿Te pidió algo?".
A Keely le costaba creer que Loraine simplemente se divorciara de Marco, y sospechaba que quería quitarle mucho dinero con el divorcio.
Frunciendo el ceño, él respondió con frialdad: "No, ni un centavo".
"¿Qué? Pero eso no tiene sentido. Ella vive de ti desde hace tres años. ¿Cómo puede sobrevivir ahora sin un centavo?".
Keely no podía creerlo. Antes de que ella pudiera seguir analizando eso, Marco dijo con severidad: "Bueno, soy un hombre ocupado. No me llames a menos que tengas algo importante que decir".
Y en un segundo, la llamada terminó.
Marco dejó caer su celular en el mostrador con enojo. Resultó que esa llamada despertó su curiosidad de nuevo. ¿Cómo sobrevivía Loraine sola si no aceptaba su dinero?
Después de un rato de pensarlo, le envió un mensaje a Carl.
"Haz que alguien que vigile a Loraine. Quiero saber cada uno de sus movimientos. Y cuando ella comienza a buscar trabajo, haz algo para que trabaje en el grupo Bryant".
Por su parte, Keely estaba encantada a pesar de la severa advertencia que recibió.
El divorcio de ellos dos era algo que ella había estado esperando, y por fin había llegado el momento de que ella tomara el puesto que siempre había querido.